viernes, 1 de diciembre de 2017

¿QUE DICEN QUE DIJE?



¿QUE DICEN QUE DIJE?
Isaías López Abundis

Nunca falta quien aproveche nuestros errores para tergiversar ó cambiar el sentido de lo que uno en realidad quiere decir al escribir sobre cierto tema..
De ahí que ahora me atreva hacer una recomendación a mis amigos periodistas y escribanos: hay que tener mucho cuidado con la redacción de nuestros textos, porque, una cosa es lo que uno pone, perdón; ¡escribe! (luego por eso se dan los malos entendidos), y otra cosa es lo que el lector entiende ó interpreta. Una simple falta de ortografía  nos puede traer problemas, por ejemplo, una regla primaria de ortografía cuando escribimos a máquina, ó a mano, es no separar al final de la línea, la palabra “espectáculo”. Se imaginan a un caballero que quiere reconciliarse con su primer amor y le manda el siguiente mensaje: “quiero volver contigo, siento mucho que lo que antes nos unió, ahora nossepara”, ó; “lo que antes nosseparó, ahora habrá de unirnos hasta la muerte”, ¡si, Chucha! ¿y tu nieve?
Por otra parte, también lo que decimos puede ser mal interpretado, vea Usted el siguiente ejemplo: Un maestro albañil, le dice a su ayudante; -Pedro, tráeme la “mezclera” (recipiente para echar la mezcla), la cuchara, la plana (herramienta hecha de madera que se ocupa para aplanar), la Brocha…ah, y la mojas!- , Pedro, el ayudante, le trae al Albañil la mezclera, la cuchara, la plana y la brocha, y se regresa a la bodega; pasa un buen rato y el ayudante no regresaba. Entonces el albañil le grita: -¡Pedro! ¿qué tanto haces? Necesito que me traigas la mezcla!- entonces Pedro le contesta: -¡Oiga “Maistro”, no encuentro “la mojas”… úúúú, úúúú, úúúú.

“LA GENTE ES LA QUE DICE”

Por otra parte, rezan que el mejor periodista es el que dice lo que otros callan, pero ¡qué difícil es ese oficio! porque a nadie le gusta que se digan las verdades, en días pasados saludé a un funcionario Municipal, le dije –Buenos días, Señor funcionario - a lo que él me contestó, --buenos días-… y enseguida me dijo: ¿qué dice?-  yo me apresuré a decirle, -No señor, yo no digo nada, ¡la gente es la que dice!
Y es que muchos andan con la espada desenvainada y ¡de todo se enojan! Como el paisano que entró a la iglesia y cuando vio al Señor Santiago Apóstol con su espada desenvainada, luego luego que saca su “gringa” (su machete), y le dijo -¡quiubole, quiubole, que yo también traigo la mía!
Les decía que la gente es la que dice porque, la gente no es tonta, se hace; sabe toda la verdad, pero no la dice, nomás las rumora, y le deja el paquete de decirlas ó de escribirlas, al periodista,  y aquel muy cómodo en su hamaca, ó en su sillón de esos redondos, con su coca de a litro al lado, las lee, se ríe, y dice; ¡este amigo tiene toda la razón! Pero no reclama, no exige; tiene ganas, pero como dijo el otro paisano cuando le preguntaron -¿oye, no te dan ganas de trabajar?- él contestó -¡si, pero me las aguanto! Y se contenta cuando le dice el funcionario…¡que Dios me los bendiga!
Por eso amble lector, si a Usted le preguntan algo, ¡póngase trucha! y diga…¡yo no digo nada…la gente es la que dice!

MEJOR LES CUENTO UN CHISTE
Iba un indito de su casa que se ubicaba en el monte, hacia el pueblo, pues se celebraba la fiesta patronal; en eso, que se le aparece papá Chú en el camino, y le pregunta: ¿para donde vas hijito? A lo que el indito contesta:-voy pueblo siñor, voy fiesta-, Jesús le dice: -mira hijito, se dice…Si Dios quiere- No siñor, voy pueblo, voy fiesta-. Jesús le dice entonces, eres desobediente, y en castigo, te convertiré en sapo, y…¡zaz!, había un charco por ahí cerca y poing, poing, poing brincó el sapito hacia el charco. Todavía le dice Jesús: hasta el día de mañana volverás a ser normal.
Al otro día, el indito nuevamente iba hacia el pueblo, cuando se le vuelve a aparecer Jesús, y la historia se repite: ¿a dónde vas hijito? –voy pueblo siñor, voy fiesta-, Mira hijito, se dice ¡Si Dios quiere! –No siñor, voy pueblo, voy fiesta-, Jesús, un tanto enfadado le dice: -eres desobediente y terco, te convertiré en sapo-, y ¡zaz! Y poing, poing, corrió el sapito hacia el charco. –¡hasta mañana serás normal!- le dijo Jesús.
Al tercer día, va el indito nuevamente caminando hacia el pueblo, le sale al paso Jesús, le pregunta: -¿a dónde vas hijito?- a lo que el indito le contesta: -voy pueblo siñor, voy fiesta-…-si Dios quere, si no, ¡VOY CHARCO!

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