lunes, 28 de enero de 2013


“ESTRELLA Y GOBI”

Autor: Isaías López Abundis.

Un cuento ya publicado en otros medios de información.

 

 

El fuerte viento golpeaba su piel enrojecida por los rayos del sol, sentía los pies cansados y humedecidos de tanto caminar por la orilla del mar. El cielo, de un azul intenso, estaba totalmente despejado, se extendía y se perdía en el horizonte y regresaba convertido en olas, amenazaba con echársele encima, acompañándose de un feroz e interminable rugido que lanzaba tal vez por la impotencia de no poder avanzar más allá de lo que le estaba permitido; hermosas aves adornaban aquel hermoso cuadro que una mano suprema había creado.

Sabiéndose sola en aquella interminable playa, y extasiada como estaba en su contemplación, casi brinca de susto cuando una fina voz le grita: -¡hey, hey... aquí, jovencita!-con los ojos muy abiertos y sintiendo que el corazón se le salía, volteó a ver hacia todos lados pero no lograba ver a nadie, sin embargo, seguía escuchando aquella voz desesperada: -¡hey, aquí, aquí estoy linda! -. Por fin descubrió junto al tronco de un árbol de esos que la mar desecha para limpiar sus aguas, a  un pequeño hombrecillo, no medía más de cincuenta centímetros;-oye, yo pensé que nunca darías conmigo; cuéntame, ¿quién eres? ¿Por qué estás tan solita? ¿hacia dónde te diriges?- la jovencita, estática, admiraba aquella diminuta personita vestida con un hermoso traje de brillantes colores, un gorro dorado cubría su pequeña cabecita, el cual contrastaba con sus pícaros y negros ojos; -¿acaso eres muda? ¿por qué no me contestas?- le pregunta él-. No, no soy muda, simplemente estoy asombrada porque creía estar sola. Y respecto a tus preguntas; me llamo Estrella, estoy sola porque no quiero ver ni estar con nadie, y no sé hacia dónde voy, sólo sé que no quiero regresar a mi hogar-. En ese momento, la aparente entereza que ella mostraba se derrumbó, cayó en la arena y rompió en doloroso llanto por largas horas contenido.

El hombrecillo, impactado y conmovido por la reacción de la jovencita que sin querer había conocido, la invitó a sentarse al pie de una pequeña palmera, era obvio que tenía graves problemas y por eso huía, - sorpresas que tiene la vida- pensó para sus adentros, yo andaba en busca de ayuda y ahora me encuentro con esta jovencita que vive una situación parecida a la mía. Por un momento se sintió terriblemente apesadumbrado sin embargo tuvo que sobreponerse. –Sabes? Te veo demacrada, pienso que no has comido en todo el día-, -tienes razón, -contestó ella-, desde ayer por la noche y hasta esta hora no he probado bocado. –espera aquí un momento- y el hombrecillo aquel, corrió hacia una palmera muy alta y trepó con una agilidad increíble, volvió a bajar de la misma manera trayendo consigo un pequeño costalillo del cual empezó a sacar plátanos, guayabas, mangos y otras frutas tropicales ofreciéndoselas a Estrella, quien un poco más calmada empezó prácticamente a devorar aquellos exquisitos alimentos. Una vez satisfecha Estrella se fue quedando dormida, y el hombrecillo como un perro faldero estuvo vigilando su sueño, extasiado contemplando a su antojo la exquisita belleza de aquella niña que apenas frisaba en los 16 ó 17 años, él sabía que en caso de peligro muy poco podría hacer ya que era muy pequeño de estatura. Empezaba a oscurecer cuando ella despertó y lo que vio primero, fueron los negros ojos de aquel simpático hombrecillo que le miraba con admiración, -creí que lo que había vivido hace unos momentos era sólo parte de mi sueño, pero veo que estás aquí y ya no me siento tan triste y tan sola; por cierto! Hemos convivido por varias horas y aún no sé quien eres ni como te llamas, ni que haces por aquí.

Mi nombre es Gobi, y soy un duende -contesta él- y al igual que tú, estoy perdido; una noche, hace como un mes, celebrábamos en la aldea el cumpleaños de mi padre, todos estábamos muy alegres cantando y bailando cuando nos sorprendió una gran tormenta, el agua y el aire destruyeron nuestras casitas, todos tratamos de refugiarnos, yo me aferré al techo de una de las casas y el fuerte viento me alejó hacia el Sur, después de volar por horas caí en las aguas del mar precisamente frente a este sitio, las olas me arrojaron hacia la playa y desde entonces vivo arriba de la palmera más alta, pues por mi tamaño no puedo enfrentar los peligros que representan los animales que habitan en este lugar, he sobrevivido gracias a que en este hermoso lugar abundan árboles frutales que me proporcionan el diario alimento, a pocos metros hacia el norte existe un arroyuelo donde se puede calmar la sed y el calor, -¡espera, espera!- le interrumpe ella, -yo tengo entendido que los duendes no sienten ni calor ni hambre, que ni los años pasan para ustedes-, bueno, -le dice él-, eso es lo que dicen los cuentos, la verdad es que nosotros sentimos emociones, sensaciones y necesidades al igual que ustedes los humanos, pero dejemos ya de hablar de mí y ahora cuéntame tu historia, quiero saber por qué y de quién huyes, hacia donde vas?

Hace muchos años, siendo yo muy niña, -dijo ella con los ojos nublados por el llanto- mi madre murió, pasado un tiempo mi padre se volvió a casar con Efigenia, quien había sido amiga de mi madre; mala amiga pues siempre le tuvo envidia porque se casó con mi padre que era el mejor partido del pueblo ya que contaba con su hacienda, palmeras de coco, ganado, terrenos de cultivo y 20 lanchas de motor de borda que había comprado para ayudar a los pescadores que no tenían para salir a pescar y traer el sustento diario de sus familias, mi padre se las rentaba a cambio de un irrisorio pago. Desde que murió mi madre mi vida cambió, ya que Efigenia me gritaba y maltrataba, pues mi padre me quería mucho y eso a ella le enojaba, cuando él se ausentaba ella se ensañaba conmigo, me pegaba y si me dejaba alguna marca, ella se anticipaba y le decía a mi padre que había caído y que me había lastimado, un mal día, mi padre amaneció enfermo, me habló y me dijo que él iba a morir, pero que había dejado su testamento para asegurar mi futuro y felicidad. Después de haber sepultado a mi padre Efigenia apuraba al Notario Público para que se leyera el testamento hasta que un día el señor notario nos llamó para dar lectura a la última voluntad de mi padre quién ahí expresaba que su fortuna se dividía en dos partes, la hacienda y el 70% de los bienes, debidamente valuados, para mí, y para Efigenia las 20 lanchas de motor y el 30% de los bienes; además, que ella podría vivir en la hacienda siempre y cuando no se volviera a casar, pues al hacerlo perdería los derechos sobre los bienes que a ella le tocaban y todo sería mío, luego si yo moría antes de tener a mi primer hijo, mis bienes pasarían a la beneficencia pública. Esto la llenó de enojo y amargura, su odio hacia mí se acrecentó, sus ataques se multiplicaron, al año, clandestinamente se enredó con Jacinto, uno de los pescadores, vendió 10 lanchas y las otras las rentó, no a quien tuviera más necesidad, sino a quien ella quiso. Lo último que pasó y que me tiene en este lugar, fue que en complicidad con Efigenia, su amante trató de violarme, según supe, sus planes eran que yo tuviera un hijo para después asesinarme y quedarse con mi hijo y con mis bienes, por eso ando perdida, dolida, atontada; ni rencor ni odio guardo en mi pecho, lo único que quiero es morir, no saber de nada, sin mis padres mi vida ya no es vida ¡no tengo a nadie! – Al decir esto, su cuerpo se estremecía por los sollozos-. Gobi, con un nudo en la garganta, sintió un súbito sentimiento de ternura, compasión, ¿amor?, por aquella indefensa y hermosa criatura, ¿cómo pensar siquiera que él podría aspirar a ser correspondido?. Era pasada la media noche, poco a poco Estrella se fue quedando dormida, su negra y ensortijada cabellera brillaba con el reflejo de la luna, el mar con sus insistentes olas parecía cantar una canción de cuna para aquella terrenal estrella.

Un tibio rayo de sol despertó a Estrella, azorada miró a los lados y no veía a nadie, -¡Gobi, Gobi! ¿en dónde estás?-...-silencio-...¡Gobi, por favor responde!, empezó a imaginar que había quedado sola de nuevo y esta idea la aterró, - en eso, Gobi apareció-, perdóname mi niña, por haberte dejado sola pero estabas profundamente dormida y yo fui a buscar alimento fresco para los dos-, -está bien, te perdono, pero prométeme que no lo volverás a hacer-, -de manera intencionada, Gobi le responde-, -te juro que no me volveré a apartar de ti, nunca jamás-.

“Es increíble, Cómo en las zonas costeras de México la naturaleza nos brinda alimento abundante y variado, de árboles frutales que el hombre siembra y de los que nacen de las semillas que la mar arroja hacia el médano, plátanos, papayas, icacos, cocos, piñas, aguacates, zapotes, mangos, almendras, etc, etc.”

-¡mira lo que te traje! Ven, vamos a comer que las penas con pan son menos-, después de saciar el hambre y la sed los dos se quedaron mirándose mutuamente, Gobi, se sentía atraído hacia Estrella, y ella recién descubría que Gobi no era como ella sabía que eran los duendes, panzones y regordetes, Gobi era bien proporcionado a pesar de su estatura, sus facciones eran bien delineadas, podría decirse que era guapo y aún cuando no se sabe la edad promedio de los duendes, Gobi era joven y lozano.

-Oye Estrella, estuve pensando acerca de tu situación y creo que no es justo que abandones todo sólo por temor a tu madrastra-, -¿y qué quieres que haga?, yo a esa mujer no quiero volver a verla, además me causa temor el sólo recordarla-, -yo te ayudaré!, regresa a enfrentarla para que no te haga más daño y recupera lo que fue de tus padres y ahora por ley te pertenece-. Después de discutirlo, por fin Estrella acepta con la condición de que Gobi no se aparte de ella. Así emprendieron el regreso hacia la población recorrieron varios kilómetros por la playa y al atardecer llegaron al fin. Gobi se quedó sorprendido al ver que el lugar donde vivía Estrella era muy hermoso, las casas estaban cerca del mar, había una laguna donde había muchas lanchas amarradas encalladas en las orillas, árboles de manglares circundaban aquel hermoso lugar, atravesaron el pueblo y la gente se quedaba mirando a Estrella con curiosidad y morbo, ella le explicaba algunas cosas a Gobi, extrañamente, nadie lo veía a él y pensaban que ella hablaba sola ó que estaba loca, así llegaron a una hermosa hacienda, la cual lucía descuidada y sola, -desde que murió mi padre, todo ha cambiado-, -dijo Estrella, lanzando un hondo suspiro-. Doña Efigenia!, doña Efigenia, ábrame la puerta por favor!, -nadie respondió-, mira, dijo Gobi, ¡está abierta esta ventana, vamos a entrar por aquí!-, y así lo hicieron, entraron por la ventana, ella subió a su cuarto y encontró todo revuelto, una foto donde estaba con su padre rota, su ropa y sus cosas tiradas en el piso, era un caos. –Gobi, vayámonos de aquí, no quiero estar un minuto más en esta casa, tengo miedo!-, -espera cálmate no te pasará nada, yo estaré siempre a tu lado-, de pronto sonó como un chillido la voz de Efigenia- ¿qué haces aquí, desgraciada? Ya te habías ido y no tenías por qué volver a esta casa que ahora es mía!- Efigenia avanzaba amenazante hacia estrella, y ésta retrocedía asustada al borde de la histeria-, ¡Gobi, Gobi, ayúdame!-, -¡maldita escuincla, ya me habían dicho en el pueblo que habías llegado y que hablabas sola, yo les dije que estás loca y que además eres una bruja, Jacinto viene con gente para quemarte viva, eres bruja y ésa será la justificación para quedarme con todo lo que tu maldito padre me robó, porque todo esto es mío, es mío!, Estrella no soportó más y corrió hacia la puerta huyendo despavorida-, ¡Gobi, auxilio Gobi, ayúdame!- ¡Estrella, espera, espera! En su desesperación, Estrella no se daba cuenta que corría en dirección hacia donde la gente del pueblo venía con hachones prendidos de fuego, Gobi haciendo un gran esfuerzo le da alcance y le jala la mano, ¡por acá, por acá Estrella!- Bordearon la laguna, salieron  hacia la playa en dirección por donde habían llegado, la gente se acercaba, Estrella sentía que desfallecía, Gobi con sus pequeñas extremidades no podía avanzar como hubiera querido, la gente se acercaba peligrosamente, todo parecía indicar que se acercaba un fatal desenlace; por fin, Estrella no pudo más y se derrumbó sobre la arena y Gobi le cayó encima exhausto: ¡Gobi!, ¡Gobi, antes de que nos maten quiero decirte que te amo, no sé como pudo suceder pero te amo porque eres la única persona que me ha ayudado desinteresadamente y he notado con que admiración me observas!-, -¡sí Estrella, niña mía yo también te amo, y sólo siento el no poder vivir para adorarte, no hay tiempo de explicarte pero te amo, ¡te amo!-, no pudieron decirse más, se fundieron en un apasionado y agónico beso, ¡en ese instante se efectuó un prodigio!, aquel duendecito se fue convirtiendo en un apuesto joven; la gente los tenía rodeado, jadeantes, histéricos gritaban, ¡miren, es bruja, son brujos!, apareció a un hombre de la nada! que mueran, que mueran!-, a punto estaban de quemarlos vivos cuando de pronto un sonido y una luz intensa surgieron de la mar, una voz imperante gritaba a través de un altoparlante, -¡dispérsense, déjenlos ó disparamos!- una ráfaga de disparos, seguido de otra más nutrida, hicieron que la gente cambiara del furor al pavor, se dispersaron y corrieron hacia el monte donde se perdieron en la espesa oscuridad.

Estrella despertó a bordo de un hermoso y lujoso yate, aquel atractivo joven le miraba con adoración; - al fondo, sobre la cubierta, se podía apreciar a un hombre tirado en el piso, con las manos amarradas hacia atrás. -¿y Gobi?- preguntó con un hilo de voz, - mi vida, yo soy Gobi, ahora te voy a explicar: mi verdadera historia es parecida a la tuya, mi padre es un poderoso hacendado y maderero, con grandes extensiones de sembradíos de cacao, plátanos y naranjas de la Región del lago Titicaca en la República de Bolivia, mi padre tiene una hermana que se casó con ese desdichado que ves amarrado ahí, quien le estaba robando a mi padre y lo corrió de sus tierras, le confiscó todos los bienes que tenía, y le quitó el poder que le había dado al nombrarlo su representante, y en venganza a eso, este desdichado contrató a una hechicera que me convirtió en el hombrecillo que tú conociste, me trajo desde allá a perderme en estas regiones sin pensar que aquí te encontraría a ti, y contigo, a mi felicidad, lo supe en el momento cuando tú pudiste verme por que el hechizo incluía que nadie, sólo un alma pura y buena, podría verme... espera un momento,. ¡padre, venga, por favor!... ella es Estrella, mi vida que sentía perdida-, aquel imponente hombre, se acerca a ella, le extiende los brazos y le dice, -¡gracias Estrella, gracias hija mía! Sentía perdido a mi hijo y ahora regreso con dos, ¡gracias Dios mío!

Aquel lujoso yate empezó a moverse, Estrella quiso decir algo, -oigan, yo, no sé que decir, esto es increíble, esto es un sueño-, -no digas nada-, le dijo Gobi, -si me amas vendrás conmigo, ¿quieres venir?-, -contigo, ¡hasta el fin del mundo! Se unieron en apasionado beso, mecidos por el vaivén de aquel yate que se llevaba dos historias unidas para siempre!

 

LO IMPORTANTE ES CREER QUE CUALQUIER SUEÑO SE PUEDE VOLVER REALIDAD, QUE LAS PENAS Y LOS SACRIFICIOS, ALGUN DIA TENDRAN SU RECOMPENSA.

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