ANECDOTAS:
ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS
Sucedió en Marquelia, Gro., México.:
Mi padre Isaías, se
llevaba muy bien con una señora de raza indígena, delgada, chaparrita, como de
unos 70 años de edad, muy simpática activa, dicharachera y folklórica, (como la
india María) a quien por razones obvias llamaremos “Kilita”, ella se ocupaba
como trabajadora doméstica. Cierto día se encontró con mi papá y después de
saludarse ella le dijo, -¡ay Chaía! (así le decían a mi papá), fíjate que no
tengo “chamba” ¿tú no sabes quién ocupa una criada o “molendera”?,- no Kilita-
le dice mi papá, -pero si sé de alguien, yo te aviso-, -o´ra pués, gracias
“manito”. Dejaron de verse varios días, después de los cuales se volvieron a
encontrar, ella, alegre exclama al verlo -¡qué cres Chaía, ya encontré “chamba”-
¡vaya hombre qué bueno! ¿y dónde trabajas?, -a lo que ella contesta ¡en el
“CONGO”!, (un antro ó cantina)- -oye.,
pero... ¿de qué trabajas?, -¡ay manito, trabajo “de la Guinza ”!- mi papá,
haciéndose el inocente le pregunta: ¿oye pero, qué trabajo es ese? ¿qué vas a
hacer?, tu ya estás grande---–no, mira es fácil, nomás mi baño, mi pinto y mi
siento a espera´ cliente,- -bueno
Kilita, que te sea leve y que lo disfrutes. Pasaron otros quince días y se
volvieron a encontrar, Kilita con cara de afligida le dice a mi papá: -¡ay
Chaía, ya s´toy sin “chamba de nuevo!- - ¡bueno, ¿y tu trabajo en el
“Congo”?- -¡ay,´... no me gustó! Esas
...nches “Guinzas” nomás me ocupaban pa´que les fuera a comprá mole a la “plaza”,
y lo que má coraje me dió, que nomá´ “mi” pintaba, y “mi” pintaba, y... ¡NI UN
CLIENTE ME CAYÓ!
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