viernes, 7 de marzo de 2014

QUE PASO CON EL DANZON?



¿QUE PASO CON EL DANZON?
Isaías López Abundis.

El danzón, al igual que la  “cueca” ó chilena, son ritmos o expresiones musicales que desembarcaron de otros países para quedarse en México. Procedente de Chile, la chilena llegó primero a Acapulco; coqueta, pícara llena de alegría y colorido recorrió y se asentó en las costas de Guerrero y Oaxaca, pueblos que ya de por sí eran bullangueros, la adoptaron y adaptaron y pasó a formar parte de nuestro folklor regional y nacional.
El danzón desembarcó en el puerto de Veracruz, no se sabe a ciencia cierta cuando, pero llegó procedente de la Habana Cuba; elegante, vestido de blanco, con sombrero de lana y zapatos de “charol” lleno de sabor y romanticismo, rápidamente se extendió con gran aceptación, por todo México,  ya para los años 40´s era toda una tradición el gusto por bailarlo, en esos tiempos ¡el danzón era ya un rey! Sus templos: los salones de baile, sus paladines: las orquestas,  ¡HEY FAMILIA, DANZON DEDICADO A…! era su grito de guerra, y el pueblo era su fiel seguidor.
Cuentan que allá en cuba, quien compuso el primer danzón, lo hizo por encargo de otra persona para montar una danza y cuando entregó dicho encargo, el que lo recibió exclamó “oye chico, que e´jta no e´j una danza, e´j un danzón! Se cuenta también que uno de los primeros que compuso un danzón en México fue Juventino Rosas, fue una pieza musical a la que puso por nombre “Flor de Romana” decía, que ya en los años 40, floreció y brilló como nunca el danzón en nuestro país, llegaron a existir hasta 18 salones de baile donde se daban cita gente de todos los estratos sociales; albañiles, obreros, licenciados, artistas, en fin, todos disfrutaban en el “salón  Colonia” “salón México”  “el Riviera” y otros, había también infinidad de orquestas como: Acerina y su danzonera, Mariano Mercerón, Alejandro Cardona, Pablo Beltrán Ruiz, Pérez Prado y entre otras la del Oaxaqueño Amador Pérez Torres, a quien se le conocía en el medio con el seudónimo de “DIMAS” y fue el autor del popularísimo “NEREYDA” . La estructura del danzón está compuesta por: 1ª. Introducción de 16 compases, 1er intermedio de 16 compases, 2ª introducción de 16 compases, 2º  intermedio también de 16 compases y montuna , es un ritmo de 3 tiempos y 2 descansos, tiene variedad de pasos y balanceos cadenciosos, es un ritmo popular, suave, muy suave, fino, cálido, elegante, íntimo, romántico. Para bailarlo se requiere precisión, una postura recta, erguida mirando al frente, con un familiar o amiga (o) se baila un poco separados sin perder el paso, pero con la novia ó la esposa se baila de cachetito, como arrullando a la pareja. Existen variedad de nombres para infinidad de danzones, tales como: Rigoleto, Almendra, Cerezo Rosa, La casita, Juárez, y el más popular es sin duda “Nereyda”.
En el estado de Veracruz, hasta la fecha se mantiene viva la tradición de bailar el danzón, existen escuelas especializadas que se encargan de preservarla, en los zócalos de sus pueblos aún se reúnen los amantes de esta bella melodía, organizan tertulias para disfrutar del baile y del romanticismo.
Bueno sería que los gobiernos estatales y municipales a través de las casas culturales, iniciaran el rescate y no dejaran morir el danzón y reanudar esa bella tradición que forma parte de nuestra cultura, nuestra esencia Mexicana.
Vaya desde este espacio un saludo afectuoso a las escasas orquestas de nuestros estados de Guerrero y Oaxaca que aún subsisten y mantienen vivas las vibrantes notas del danzón al incluirlo en sus repertorios musicales,  cuyos integrantes aunque no lo crean, son de raza indígena, pero eso sí, con excepcionales aptitudes musicales.
De aquellos años 40’s y 50´s quedan recuerdos de orquestas de la Costa Chica que amenizaban todo tipo de eventos sociales y donde por supuesto, no faltaba nunca su majestad “el danzón” así teníamos en Azoyú a la orquesta “Euterpe” integrada por los hermanos Manuel, Humberto, Melquíades y David Bautista Priego, mi padre Isaías López  Oliva, Agapito salinas, etc. En San Luis Acatlán, la orquesta “danzonera costeña” integrada por los hermanos Pedro y Andrés Acevedo López, Benjamín Monare, Esaú Solís y otros, en Ometepec recuerdo a don David Bracamontes y a Don Vidal Ramírez (padre de Indalecio Ramírez) y su orquesta, en Copala: don Félix Coronel y don Pompeyo Clemente y su danzonera, en Huehuetán los hermanos Julián, Antonio e Ignacio Magallón y su entonces, orquesta. Fueron estos y otros músicos quienes hicieron el deleite en aquellas veladas inolvidables que perduran en la memoria de generaciones pasadas, y como dice mi madre, ¡no señores, aquello era otra cosa! Mientras que yo digo…¡que viva el danzón!

A continuación, un pensamiento que me inspira el danzón:





“UN DANZÓN ME HIZO LLORAR”
Isaías López Abundis

Cierta mañana….
brumosa, nostálgica y nublada,
despierto con el alma muy sensible
descubro que la radio está prendida…
de pronto, se escucha inconfundible
el ritmo cadencioso de un danzón,
un sentimiento mi médula recorre…
se estremece mi pobre corazón,
traen sus notas impregnadas de recuerdos,
un boleto gratuito hacia el pasado…
a la niñez ¡bendito estado!...
un eco se despierta y me responde
proyectando la imagen del ayer…
¡mi padre, su trompeta,
y la orquesta “Euterpe” están tocando
¡Nereyda! un danzón con abolengo!
las parejas van haciendo evoluciones,
disfrutando, paso a paso, su pasión,
como si un rito sacro estuvieran celebrando
acurrucados, corazón con corazón…
por favor, danzón, no te mueras…
arrúllame, con tus blancas, con tus negras,
con tus claves, tus corcheas adormecidas por el sol,
y tus mudas cascadas de alegría…
por favor, danzón, no te mueras,
que tú y mis padres, forman parte,
de los rítmicos tesoros
¡que hacen latir mi corazón!

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