lunes, 10 de diciembre de 2012


LA VIRGEN DE GUADALUPE

Isaías López Abundis.

El día 12 de diciembre de cada año, se festeja la aparición de la virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, es ésta, una historia de amor y de fe que ha trascendido fronteras; hoy en día el amor a la Guadalupana, es un fenómeno que cautiva al mundo religioso. Infinidad de científicos, investigadores y escritores vierten su punto de vista al respecto, unos cuantos escépticos en contra, la mayoría a favor de  la cristalización de este milagro sucedido el martes 12 de diciembre de 1531.

La pintura que cubre la tela del ayate de Juan Diego, es un misterio indescifrable. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en química, ha estudiado esta pintura y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: “estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales”. Igualmente, los estudios que se han hecho a los ojos de la virgen morena, han revelado una pupila que contiene toda la escena y todas las personas del momento del milagro.

LOS PAPAS Y LA VIRGEN DE GUADALUPE

Pío X proclamó a nuestra señora de Guadalupe “Patrona de toda la América Latina”; Pío XI, de “todas las Américas”; Pío XII la llamó “Emperatriz de las Américas”. Con esto nos damos cuenta de la importancia que tiene para la evangelización, la figura de la virgen de Guadalupe de México, quien “no hizo nada igual con ninguna otra nación”.

Singularidad, perdurabilidad, primacía:

En un libro que se llama “Summa Mexicana”, encontré dos comentarios sobre la virgen Guadalupana, el primero es de José Rogelio Alvarez, Mexicano, y el segundo de J.J. Benítez, escritor español, los cuales comparto con ustedes:

“La devoción a la virgen de Guadalupe preside la religiosidad de los mexicanos, ostensible en el culto multitudinario que se le rinde principalmente en los santuarios del Tepeyac, Zapopan y San Juan de Los Lagos. Ya se admite, aún por los eclesiásticos, que el concepto de la madre de Jesucristo está vinculado en lo profundo del pensamiento religioso, con el misterio de Coalticue, diosa madre sin concurso de varón, y más claramente con Tonantzín, “nuestra madrecita”, nombre antonomástico de Centéotl, deidad del maíz. Despojadas estas concepciones de sus mitos, queda una sola deidad creadora y protectora, a la que se afilia la parte más sensible del espíritu humano, absorto en el origen y el fin de la existencia, y necesitado en esta vida de amparoy consuelo. La virgen de Guadalupe heredó también el linaje cósmico del Olimpo Nahua, del cual son prendas los rayos del sol a sus espaldas, y las estrellas que tachonan su ropaje” (José Rogelio Alvarez).

“Mexicanos… -de todas las edades y condición social- arrastrándose de rodillas por el áspero asfalto que rodea al nuevo templo. Era un fluir de hombres, mujeres, niños y ancianos silenciosos y cabizbajos, la mayoría con flores entre las manos. Cien o doscientos metros antes de la entrada de la Basílica; aquellos peregrinos llegados desde todos los rincones de los estados mexicanos, se dejaban caer, sobre sus rodillas y, lentamente, dando así cumplida cuenta de su promesa a la Señora, entraban al templo y se aproximaban hasta el gran altar central. ¡Insólita, emocionante y auténtica manifestación de los mexicanos! Quedé atrapado por la sinceridad de aquel pueblo”. (escrito en el año de 1981, por J.J. Benítez, escritor español).

Cierto; pocos países del mundo tienen una tradición religiosa con tanto arraigo entre su gente, entre sus pueblos; como la que manifiestan y preservan los mexicanos por la virgen de Guadalupe, la morenita que nos da una especial identidad; miles de mujeres …y hombres, llevan su nombre en nuestro país.

 

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