lunes, 17 de diciembre de 2012

“EL CACALOTE PADRE”
Isaías López Abundis

Dicen que “El Cacalote” es una especie de pájaros que hacen su nido en un árbol, pero en medio de una isla; lo curioso es que la hembra pone los huevos en el nido, se va  y el macho los “empolla”. Y es lo que le sucedió al cacalote de nuestro cuento: la hembra puso 3 huevos, y él los empolló. Pasado el tiempo necesario, los huevos se rompieron y nacieron los polluelos, el cacalote los alimentó hasta que llegó el día en que debía de sacarlos de la isla y llevarlos fuera, a conocer el mundo.
Se echó al primer polluelo sobre la espalda y cuando sobrevolaba a media laguna a ras del agua, le pregunta –hijo, ¿qué harás tú por mí cuando yo ya esté grande, y no pueda ya volar? Y el polluelo le contesta, -padre, mi mamá nos abandonó en el nido, tú nos empollaste y viste nuestro nacimiento, en agradecimiento a eso, cuando yo sea grande, trabajaré sólo por ti y para ti, cuando ya no puedas volar, te daré el alimento en el pico hasta que mueras. -¡eres un mentiroso!- le dice el cacalote, y “chambún” que lo echa al agua.
Se regresa por el segundo polluelo y a media laguna, le pregunta lo mismo, -hijo, ¿qué harás tú por mí cuando yo sea grande y no pueda ya volar?- a lo que el polluelo le contesta, - padre cuando tú seas grande estaré siempre contigo, a tu lado, buscaré mi pareja y entre los dos, velaremos por ti, - tú también eres un mentiroso!- le dice el cacalote, y “chambún” al agua. Se regresa entonces por el tercer polluelo y a medio viaje le hace la misma pregunta, -hijo, ¿qué harás tú por mí cuando seas grande y yo, un pájaro viejo? Y el polluelo le dice, -padre, yo haré lo mismo que tú hiciste, después de nacido ya no regresaré al mismo nido, buscaré mi pareja para que ponga nuestros huevos; los empollaré, los sacaré a tierra para que crezcan, los enseñaré a valerse por sí mismos y después dejaré que se vayan. A ti no te olvidaré, iré a verte cuando pueda ó cuando sea necesario, te llevaré alimentos cuando pueda, cuando enfermes estaré siempre contigo cuidándote, cuando te alivies seguiré mi vida y así será hasta que mueras. –¡A ti sí que te sacaré a tierra, tú sí que me has dicho la verdad! Y lo llevó a enseñarle las cosas de la vida.
En la vida de los humanos, la situación es un poco diferente, sacamos adelante a nuestros hijos, aún cuando muestren ciertos aspectos ó expresiones de ingratitud, de altanería, ó que se avergüencen de sus padres, para nosotros, nuestros hijos son buenos y sacamos adelante a todos por igual. Pero no podemos esperar que todo lo que le damos a ellos nos sea íntegramente devuelto, ó que ellos nos mantengan de todo a todo, a menos de sufrir una enfermedad que nos invalide; esperamos sí, que no nos olviden, que nos visiten, que compartan con nosotros sus momentos de tristezas y alegrías. La misión del padre es dar vida, ejemplos de respeto, de responsabilidad y de trabajo  procurarle también a los hijos de lo que ellos necesiten cuando aún no pueden valerse por sí mismos, siempre al alcance de nuestras posibilidades.
Si algo nos regresan al final de nuestro camino, será una suerte, una bendición!
Un recuerdo para mi padre, Isaías López Oliva, y para mi abuelo materno Manuel Abundis Priego; quien decía, vaya “ón”, pa´ las madres, tantas cosas, y pa´ los padres ¡pura madre!



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