QUE TRISTE ES PERDER
UN AMOR
ISAIAS
LOPEZ ABUNDIS
Estamos por celebrar el día del amor y la amistad, las florerías y los comercios se preparan para ofrecer los
mejores arreglos y los mejores regalos, para la ocasión. Sin embargo; para
algunos, el amor va mucho más allá del plano terrenal, es conmovedor asistir a
los panteones el día 14 de febrero y el día 10 de mayo y constatar que hay
seres que dejaron una huella profunda en el alma de sus familiares y/o amigos;
escuchar la melodía y la letra de “Amor Eterno”, “Dos Coronas a mi Madre”, “Ese
Señor de las canas” estremecen las fibras más sensibles de nuestro Ser.
Hace algunos años, en Marquelia se vivió una triste historia de amor;
había una pareja de novios que tenían planes de casarse; pero el destino los
separó de una forma brutal; ella, la novia, murió en un fatal accidente, venía
de la ciudad de Acapulco; era el día 10 de mayo, día de las Madres, había ido a
comprar el mejor regalo para su mamá; llegó en una caja mortuoria; dolor más
grande no puede recibir una madre en un día tan especial. El; el novio, recibió
un golpe devastador que le dejó secuelas imborrables para todos los días de su
vida.
Josué, un cantante Mexicano que se hizo famoso en los años 70 y 80,
escribió una canción que precisamente decía “que triste es perder un amor/ tan
triste, tan triste como flores sin color/ como un ciego sin bastón, que triste
es perder un amor/ (…) tan triste como no podrás imaginar, que desde el día que
te fuiste, no he dejado de llorar. Este concepto se puede aplicar no tan sólo
al amor de pareja, sino también al amor filial.
Porque son nuestros padres y abuelos, las raíces de nuestra existencia,
porque nos dieron la vida y cuidaron de nosotros cuando más lo necesitamos
(cuando niños), por eso, merecen que los tengamos siempre presentes y los llevemos
en nuestras mentes y en nuestros corazones, hasta el final de nuestras vidas,
porque ellos navegan en el cosmos.
Veamos esto que escribió Gustavo Adolfo Bécker: “Cuando miro el azul
horizonte/ perderse a lo lejos/ al través de una gasa de polvo dorado e
inquieto/ se me antoja posible arrancarme del mísero suelo/y flotar con la
niebla dorada/ en átomos leves, cual ella deshecho”.
Nos queda el consuelo que un día nos reuniremos con ellos en el
prometedor “más allá”, así lo visualiza Bécker al escribir: “Allí, donde el
murmullo de la vida/ temblando a morir vamos/ como la ola que a la playa viene/
silenciosa a expirar.
Nuestro malogrado vate de las letras, el Mexicano Manuel Acuña,
visualiza de la siguiente manera la posible presencia ó regreso de nuestros
seres queridos al hogar:
“ Y al ascender de la raíz al
grano/ irás del vergel a ser testigo/ con el laboratorio soberano;/ tal vez
para volver cambiado en trigo al triste hogar donde la triste esposa/ sin encontrar
un pan sueña contigo/ (…) y en medio de esos cambios interiores/ tu cráneo
lleno de una nueva vida en vez de pensamientos… dará flores!.
Por muy soñadores que seamos, debemos tener por seguro que después de
Dios, no hay nada eterno, que todo ser viviente tiene sus etapas por cumplir:
nacer, crecer, reproducirse y morir. Sin embargo; son las obras las que
trascienden al ser humano, en nuestra casa ó en una sociedad.
Celebremos al amor hoy; que mañana…Dios dirá!
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