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PERSONAJES DE MARQUELIA
Isaías López Abundis.
Hoy compartiré con ustedes la
biografía de un hombre que tuvo una gran ingerencia en la gestión del ejido de
Marquelia; de este incipiente y relativamente joven Municipio. Es ésta una
breve semblanza biográfica de don Pancho García, quien junto con un puñado de
hombres valientes y visionarios, se dedicaron a construir los cimientos de esta
progresista y pujante comunidad.
Francisco García Sierra, nació
en Azoyú, Gro., el día 4 de octubre de 1913, fue hijo de Santacruz García N.
y de Francisca Sierra Ramírez,
originarios de la misma comunidad; por un tiempo, se fueron a vivir a el “Paso
del Chalán” donde don Santacruz trabajó impulsando a punta de remo, una balsa
en la que trasladaba a las personas que tenían la necesidad de cruzar el río,
ya sea para ir de Azoyú a Igualapa-Acatepec-Ometepec, ó viceversa. A pesar de
vivir a orillas del río, don Santacruz, quien era muy trabajador, compró dos
casas en Azoyú, las que habitaba temporalmente. Dichas casas, después se
venderían; una al señor Efraín Rodríguez Xavier, y la otra a Don Filogonio
Justo Graciano, que es donde hoy vive el amigo Lauro Justo Herrera.
El joven Francisco, creció con
grandes limitaciones de todo tipo; las limitaciones que impuso la lucha ó revolución
de 1910; no había escuelas oficiales, sólo las escuelitas de párvulos ó la
escuela “parroquial”; sin embargo, su amor al trabajo, los consejos de su padre
y de otras personas mayores le hicieron
madurar a temprana edad. A principios de los años 30, empezó a correr el
rumor de que en Marquelia había tierras fértiles y libres. Se dice que fue en 1930, en Azoyú, cuando Don
Melquiades Bautista Huerta y Don José López López y otras personas, acordaron
en una reunión; fundar en Marquelia, una colonia de campesinos necesitados de
tierras para sembrar, entrevistaron al
Ingeniero Alfredo del valle para que realizara un proyecto y se construyeran 20
viviendas con servicios básicos; le hicieron llegar la solicitud
correspondiente al Gral. Nabor Ojeda, que era Senador de la República. Sin
embargo, el proyecto se canceló al morir el Ing. Del Valle en un accidente
aéreo.
En el año de 1936 los señores Zacarías Crispín, (quien fue Maestro y Presidente de Azoyú en 1924), Angel Meza y Amancio Lòpez García; decidieron emprender la aventura y tomaron camino hacia Marquelia, fue don Amancio quien le hizo la invitación a su joven sobrino Francisco García, para que los acompañara; para esto, don Santacruz (padre de Francisco) ya había fallecido, por lo que decidió acompañarlos, fueron los primeros Azoyutecos en decidirse a emigrar. Otras personas también llegaron, como: José López López, Eliseo y Elías Bustos; Adelaido Rendón, Jesús Justo; Domingo Justo, Lauro Justo Cuenca, Francisco Meza, Fidel Guerrero, Audelio, Carmen y Maurilio Ayala, Manuel Hernández, Manuel Moctezuma, Sebastián Castillo, Heriberto Santiago; pero poco tiempo después, algunas de estas personas se regresaron a su tierra natal. Solía decir don Pancho García, que solo recordaba a la familia de don Bartolo Cisneros, su esposa doña Facunda Marín y a sus hijos; así como a la familia Noyola Nava, y a los hermanos Julián y Abundio Carmona con sus respectivas familias, como habitantes que encontraron en esta pequeña población.
En el año de 1876, el gobierno de Porfirio Díaz abrió la puerta al capitalismo extranjero, para promover el desarrollo en el país. Se dice también que en esos tiempos hubo españoles que supuestamente habían sido expulsados de México en los inicios del año de 1821, pero que en realidad se desplazaron hacia regiones apartadas de la Capital, tal es el caso del criollo Juan Noriega Gijón, quien compró a precio irrisorio, terrenos que eran parte de la Costa Chica de Guerrero; sin embargo; después de haber usufructuado estas tierras y aún cuando logró amasar una considerable fortuna, cuentan que al estallar la Revolución de 1910, abandonó estas tierras, y los trabajadores que tenía en Marquelia, retornaron a sus lugares de origen. Ya cuando los primeros Azoyutecos vivían en estas tierras, en el año de 1947, el español Joaquín Maza y su esposa Edelmira de la Barrera Noriega, (nieta de don Juan Noriega), adquirieron unos terrenos donde se establecieron y construyeron “La Finca” y se dedicaron a la cría de ganado vacuno y a la siembra de palmeras de coco.
A finales de 1936, Don
Zacarías Crispín, Angel Meza y Amancio López, decidieron viajar a la ciudad de
México a gestionar ante la
Secretaría de Asuntos Agrarios y Colonización, el ejido de
Marquelia; dejando como encargado de la población a don Francisco García. Poco
tiempo después, formaron un comité, el cual se integró de la siguiente manera:
Audelio Ayala, Presidente; Jesús Justo Moctezuma, Secretario; Francisco García
Sierra, Tesorero; Mardonio Castellanos y Ajeo Bustos como integrantes del
consejo de vigilancia.
El gobierno encabezado por el
Gral. Lázaro Cárdenas del Río, inició un movimiento reivindicativo de los
obreros y campesinos, dio facilidades para la creación y fortalecimiento del
ejido, de esta manera se convirtió en la principal figura agraria; pues en sus
primeros tres años de gobierno (1936), había distribuido 3 millones 303 mil 787 hectáreas,
ampliando así, la base campesina.
En
1940, se expidió la primera resolución agraria del ejido Marquelia, con 1747 hectáreas para
ser repartidas entre los campesinos locales. En ese mismo año de 1940, llegó a
Marquelia otro grupo de azoyutecos, entre ellos; Don Francisco Mora, Bardomiano
Bustos Franco y Evaristo Justo Moctezuma, quien estaba casado con Susana García
Sierra, (hermana de Francisco García), con quien procreó a Ildefonso y Lucía
Justo García..
Personas
y familias de otras comunidades empezaron a llegar a Marquelia, sin imaginar el
auge y crecimiento que aquella incipiente población cobraría con el paso de los
años; sin embargo, las primeras autoridades municipales y ejidales, impusieron
como requisito para asentarse en estas tierras, presentaran un salvoconducto de
las autoridades de su comunidad de origen, para garantizar la paz y el orden de
aquel nuevo núcleo social.
Hasta
el año de 1950, las tierras estuvieron sueltas, sin cercas, sembraban donde les
pareciera mejor con el fin de “desmontar” aquella escondida y hermosa tierra
tropical, del año 50 en adelante, se empezaron a repartir las parcelas a quien
las necesitara.
Don
Francisco García Sierra, fue Comisariado Ejidal, le tocó repartir tierras del
ejido siempre en coordinación y contando con la aprobación de los señores
“principales”. Era considerado como una persona importante al momento de tomar
decisiones respecto a las acciones políticas y sociales del pueblo.
Don
Pancho, como todos le llamaban, fue muy prolífico, pues antes de casarse; en
Azoyú, procreó tres hijos con la señora Ofelia castellanos, sus nombres;
Cleodulfo, Angel y Ricardo.
En
el año de 1940, se casó con la señora Basilisa Abundis Franco, con quien
procreó a Daniel +, Mario, Ma. Elena, Dalila, Antonio, Ausencia, Celia, Noemí,
Manuel y Carmelita García Abundis.
Así
mismo; ya estando en Marquelia, procreó con la señora Francisca Arredondo, a
Sidronio, Tomás, Eduardo, Cira, Carmen, Eleuterio, Luis y Enrique García Arredondo.
En
el año de 1942, a
don Pancho le tocó recibir a uno de los primeros maestros que llegaron a esta
población; era el maestro Prócoro Saavedra Ramos, de Sn. Luis Acatlán, quien
fue padrino de bautizo de su hijo Mario; a dicho maestro, se le pagaba con la
cooperación que aportaban los propios padres de familia.
Una
de sus obras que se recuerdan, es haber donado del terreno de su casa, un
espacio considerable donde se construyó “La Casa del Maestro” que por muchos años dio cobijo
a los maestros que fueron llegando a Marquelia; hoy, en ese lugar, está
albergada una Biblioteca pública y una Supervisión de nivel Preescolar.
El
recuerdo de Francisco García Sierra, debe estar presente en la memoria de las
nuevas generaciones, pues a pesar de su juventud, (23 años), fue de los primeros hombres que se atrevieron
a asentarse en una selva inhóspita para construir la comunidad que hoy vemos
tan radiante y con tanto futuro comercial, turístico y social.
De
la misma manera recordemos a aquellos hombres que se esforzaron para que el
ejido de Marquelia fuera una realidad; que contribuyeron al florecimiento de
nuestra comunidad. Hoy, a 71 años de aquella gesta; las autoridades Ejidales y
Municipales debieran rendir un póstumo homenaje a aquellos personajes que dieron todo… a cambio de nada. A aquellos
que con su ejemplo demostraron ser hombres desprovistos de trivialidades;
hombres de provecho para el pueblo!
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