sábado, 13 de abril de 2013

"AUTOFORJA"


“Un emprendedor es aquella persona que manifiesta una tendencia a superarse y ser mejor que los demás”.

“AUTOFORJA”

Isaías López Abundis.


Hace algunos años, asistí a un curso de “Desarrollo de emprendedores”, del cual me quedaron conceptos ó enseñanzas muy importantes; pero lo que más recuerdo, es la imagen que venía impresa en la carátula del engargolado del material que nos fue proporcionado. Era la imagen de una persona ó un joven que se auto esculpía a punta de martillo y cincel realizando el desbastado para moldear y perfeccionar su propia escultura.

Desde mi particular punto de vista, esa es la mejor forma que tienen los jóvenes (hombres y mujeres), en su etapa de crecimiento y desarrollo personal, académico y profesional para moldear su  personalidad, descubrir sus fortalezas, afinar sus aptitudes, trabajar en sus debilidades para superar temores y traumas.

Es de reconocer que el ser humano es un ser inacabado, que nunca podrá decir que lo ha aprendido todo, pues las academias así como la existencia misma en esta vida y la evolución y avance de la ciencia y la tecnología, nos muestran que siempre hay algo nuevo que aprender en cada día. Podemos decir que para un escultor profesional, es relativamente fácil esculpir sobre una roca ya que ésta es insensible y estática; pero a un joven o a un niño es difícil moldear, pues los escultores (llamémosle así a los padres y a los maestros, en cualquier movimiento  mal calculado ó en un impulso voluntario ó involuntario; con un gesto ó con un mal ejemplo, podemos dar un mal cincelazo que deforme ó destruya la obra ó escultura que se nos encomendó realizar en nuestros hijos y/o alumnos.

Me llamó mucho la atención aquella escultura que se forja a sí misma, porque también es cierto que hoy en día, los jóvenes ponen como pretexto para no estudiar; que enfrentan problemas familiares, económicos y de diferente índole; que no se duda que enfrenten en esta realidad social en que nos tocó vivir. Sin embargo, aquellos que tienen la oportunidad de cursar estudios de nivel primaria, secundaria, bachillerato y hasta de nivel superior, no ponen el debido empeño en estudiar, de prepararse, y aprovechar el apoyo que sus padres les brindan, con grandes sacrificios a veces, defraudando la confianza que en ellos se deposita, sin pensar que con su actitud negativa, rebelde (sin justificación a veces) sólo se perjudican y afectan a sí mismos, a su vida futura como ciudadanos y padres de familia.

Comparto con ustedes, parte de un mensaje que Carlos Slim Helú, Dirige a los jóvenes universitarios destacados, encierra un consejo de lo que él considera más importante en la vida, el cual dice así:

“El éxito no es hacer bien o muy bien las cosas y tener el reconocimiento de los demás. No es una opinión exterior, es un estado interior. Es la armonía del alma y de sus emociones, que necesita del amor, la familia, la amistad, la autenticidad, la integridad.

El ser tan destacados como ustedes lo son, significa un privilegio, pero entraña también muchos riesgos que pueden afectar valores muy superiores al “éxito” profesional, económico, social o político. La fortaleza y el equilibrio emocional están en la vida interior y en evitar aquellos sentimientos que corroen el alma, tales como la envidia, los celos, la soberbia, la lujuria, el egoísmo, la venganza, la avaricia, la pereza, y son veneno que se ingiere poco a poco.

Cuando den, no esperen recibir. “Queda aroma en la mano que da rosas”, dice un proverbio chino. No permitan que sentimientos y emociones negativas dominen su ánimo. El daño emocional no viene de terceros, se fragua y desarrolla en nosotros mismos.

No confundan los valores ni menosprecien sus principios. El camino de la vida es muy largo, pero se transita muy rápido. Vivan el presente intensa y plenamente, que el pasado no sea un lastre, que el futuro sea un estímulo. Cada quien forja su destino y puede influir sobre la realidad. No la ignoren.

Vivan con sentimientos y emociones positivas como el amor, la amistad, la lealtad, el valor, la alegría, el buen humor, el entusiasmo, la paz, la serenidad, la paciencia, la confianza, la tolerancia, la prudencia y la responsabilidad. Los opuestos que no invadan el alma, que duren poco en su ánimo, no los dejen alojarse, aléjenlos. Muchas veces cometerán errores, es usual y humano, traten siempre que sean menores, acéptenlos, corríjanlos y olvídenlos. No se obsesionen por ellos, el cielo y el infierno están en nosotros. Lo que más vale en la vida no cuesta y cuesta mucho: el amor, la amistad, la naturaleza y lo que sobre ella ha logrado el hombre de formas, colores, sonidos, olores que percibimos con nuestros sentidos, sólo puede ser apreciado cuando estamos anímicamente despiertos.

Vivan sin miedos y sin culpas; los miedos son los peores sentimientos del hombre, lo debilitan, lo inhiben a la acción y lo deprimen, y las culpas son un lastre enorme en nuestro pensar, al actuar y en la vida. Hacen difícil el presente y obstruyen el futuro. Para combatirlos, seamos sensatos y aceptémonos como somos, con nuestras realidades, nuestros méritos y nuestras penas.

La ocupación desplaza a la preocupación y los problemas, al enfrentarlos, desaparecen. Así, los problemas deben hacernos cada vez más fuertes. De los fracasos, aprender y los éxitos deben ser estímulos callados. Actúen siempre conforme les dicte su conciencia, pues a ésta nunca se le engaña. Los miedos y las culpas, entonces serán mínimos. No se encierren, ni arruinen su vida, vívanla con la inteligencia, el alma y los sentidos despiertos y alertas; conozcan sus manifestaciones y edúquense para apreciarla y disfrutarla.

El trabajo bien hecho no es sólo una responsabilidad consigo mismos y con la sociedad, es también una necesidad emocional.

Al final nos vamos sin nada, sólo dejamos nuestras obras, familia, amigos y, quizá, una positiva influencia, por lo que en ellos hayamos sembrado”.

Creo que es muy importante que los líderes sociales, religiosos, maestros, padres de familia, gobernantes de todos los niveles y ciudadanos en general, tengamos muy en cuenta que nuestras palabras, nuestros actos y nuestros ejemplos inciden en la vida y en el comportamiento social de nuestros niños y jóvenes, y que todos contribuimos en la construcción de su vida futura en beneficio ó perjuicio de nuestras familias y núcleos sociales.

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