¿PARA QUE TE LO GASTAS TO SALIVA?
Isaías López Abundis
Acabamos de celebrar
el 75 aniversario de la expropiación petrolera, el acto político más
trascendental llevado a cabo por el entonces Presidente de la República , el Gral.
Lázaro Cárdenas del Río, esta acción unificó al pueblo de México, pues para
pagar la deuda resultante, se instaló en el Palacio de Bellas Artes una especie
de oficina recaudadora, donde el pueblo entregaba su cooperación para el pago
de dicha deuda; por ella pasaron miles de humildes donantes, mujeres con joyas
de oro y plata y hombres de distintas condiciones sociales aportando su apoyo,
hasta con aves de corral.
Bueno sería que hoy,
PEMEX le retribuyera a la gente pobre algo de lo que aportaran los abuelos y
bisabuelos para que el petróleo se nacionalizara.
Tata Lázaro se moriría de pena al ver como la gasolina siendo el
combustible que mueve la economía nacional y mundial: que es necesaria para
abastecer de alimentos e insumos para la subsistencia de los pueblos marginados
(y no marginados) a
partir del día 06 de abril del 2013, se venda a $11.25 el litro de Magna; a $11.81 la Premium y a $11.34 el diesel.
En los años 30 y 40, todo se movía a pie, en bestias de carga; los
hombres usaban el malacate para trasladar sus productos del campo al pueblo, de
un pueblo a otros pueblos; hoy en los Ranchos, los caballos han sido
desplazados por camionetas de lujo; los burros ni quien los ocupe, se mueren de
viejos porque ni para alimento los utiliza el hombre ¿?...digo yo, pues. Como
diría Tía Nila: “pa’ los tigres”.
Bueno; dejo el análisis de la problemática a los expertos en economía,
política, finanzas, etc., etc.; para compartirles de una anécdota escrita por
un ilustre Guerrerense, que nos narra un aspecto de lo que se vivió en los
tiempos de aquella expropiación petrolera que tantos sueños y esperanzas
despertó en nuestros ancestros.
ANÉCDOTA:
El Profr. Florencio
Encarnación Ursúa , escribió un libro que por título lleva “Acapulco y sus
recursos acuíferos” (que es una historia de la introducción del agua potable en
Acapulco), uno más que se llama “Espigas de luz” y otro que llegó a mis manos
que tiene el nombre de “Raíces del tiempo”. Este libro es una recopilación de
anécdotas y leyendas Guerrerenses, del cual tomo y presento a ustedes (de
manera sintetizada), la siguiente anécdota:
“El
país vibraba de entusiasmo y millares de mexicanos expresaban su patriotismo a
su Presidente, el señor General Lázaro Cárdenas del Río, porque en forma muy
valiente había desafiado a las poderosas compañías extranjeras expropiándoles la Industria Petrolera
para reintegrarla al patrimonio Nacional. Cuando esa gigantesca ola colectiva
llegó hasta la apartada región de la
Montaña , cuyo centro geográfico ha sido y es la ciudad de Tlapa de Comonfort; los
profesores de allá se apresuraron a secundar la campaña de orientación y
difusión de aquel importante acto, aquel grupo de normalistas se dio a la tarea
de visitar y citar a los hombres de los diez poblados más importantes donde
existen las etnias mixteca, tlapaneca y mexica. Ah!, pero como considero
necesario hacer una aclaración, diré que en aquellos lejanos días no existía la
gasolina Nova y tampoco la Extra
(mucho menos la Magna
ó Premium), como las de ahora y entonces el precio de ese combustible no
llegaba ni a los 50 centavos (de aquellos) por litro, lo que posiblemente
hubiera sido muy buen pretexto para que algunos de esos criticones que nunca
faltan, hubieran considerado de insignificante importancia, y habrían
subestimado ese trascendental paso que había dado nuestro Gobernante.
Llegado
el día de la reunión, los indios, que en esos tiempos parecía que vivían en
otro mundo porque desconocen y casi nunca se enteran de los sucesos nacionales,
sólo por curiosidad y disciplina que rayaba en obediencia, comenzaron a llegar
al punto de la cita en donde ya todo estaban los dibujos, cartelones y hasta un
gran mapa de la zona petrolera del país, así como el retrato del Señor
Presidente.
Cuando ya todos estuvieron concentrados en la plaza
principal y sentados sobre trozos de madera o simplemente en el suelo pero sin
dejar de tejer sus sombreros de palma, inició con su discurso el Profr. Facundo
Alcaraz, más no logró despertar el interés de los oyentes, le siguió el Profr.
Cirenio Vargas Salmerón; los campesinos comenzaron a cabecear y sólo
despertaban asustados por el ruido de los intempestivos aplausos, algunos
empezaron a levantarse y daban muestras de indisciplina haciendo intento por
irse. Pero las amonestaciones y llamadas de atención les obligaron a mantenerse
disciplinados y a seguir escuchando “como Dios manda”. Enseguida habló el
Profr. Amador Pastor, y después comenzó el Profr. Toño a mostrar dibujos y
planos y a repetir una y otra vez, su explicación sobre el significado de la
expropiación petrolera, cuando de pronto, se levantó un indio ladino y en
mixteco exhortó a sus compañeros a que se retiraran ya que se estaba haciendo
tarde y debían de regresar a sus casas a comer, todos se levantaron y empezaron
a embrollar con su algarabía y el indio, envalentonado, arremetió con énfasis y
enfado y hasta cierto punto de manera irrespetuosa e inentendible de la
siguiente manera:
-¡Mira
tú maistro!: ya lo dijites muchas cosas y yas´tá gueno ¿PARA QUE TE LO GASTAS
TO SALIVA?, nosotros no vas a comprar petrólio porque no hay dinero y para qué
lo quieres nosotros petrólio? Mira, aquí hay mucho ocote pa´lumbrar. Y ya te lo
vas porque muy lejos mi casa.
Y diciendo y haciendo, encabezó la desbandada que en
poco tiempo dejó desierto el lugar que horas antes había sido escenario de
alboroto y de gran concentración humana”.
Si bien es cierto que
aquellos paisanos nuestros por su ignorancia en el tema; por la marginación
social en que se encontraban no alcanzaron a entender la importancia de la
expropiación petrolera, y muy ciertamente,
por esos días ellos no necesitaban el combustible; podemos concederles
nuestra comprensión.
Pero hoy en día, los
pueblos de la montaña son los que más sufren y necesitan que los “caballos de
hierro” les acerquen lo necesario para subsistir, aunque a decir verdad; todos
sentimos el impacto del alza en los precios de la gasolina.
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