lunes, 26 de noviembre de 2012

DESPEDIDA PARA LA MAESTRA LUCERO.
por Isaías López Abundis.
Marquelia Guerrero.

texto leído después de la misa celebrada por el fin de novenario.

 Cuando un amigo muere, el hombre siente que parte de su historia se ha ido con él.
Mi abuelo materno Manuel Abundis Priego, fue primo de doña Dolores Priego, madre de mi tío David Bautista, a quien debemos y agradecemos que haya traído a mi padre por cuestiones de trabajo, a esta comunidad de Marquelia allá por el año de 1964. Desde la juventud, mi papá, mi tío Da...
vid y los hermanos Bautista Priego, fueron muy unidos por lazos de amistad y por el gusto por la música; cuando mi padre murió y estaba tendido, mi tío David no asistió, pero le mandó al Mariachi Azoyú, para que le cantaran y lo despidieran. Días después acudí a su casa para agradecerle el gesto; con los ojos humedecidos me dijo: “ni lo menciones, tu papá fue mi amigo, fue músico y merecía que los muchachos le fueran a cantar”. por eso, mi familia y yo, sentimos su partida y aún seguimos lamentando la pérdida del tío David Bautista Priego. Creo y estoy seguro, que el día 7 de noviembre, salió presto a recibir a su hija para compartir del reino y la presencia de Dios nuestro Creador.
Pues bien: El día de hoy, amigos y familiares de la familia Bautista Arizmendi y Tellechea Bautista, nos encontramos reunidos compartiendo un profundo sentimiento de humanidad por el lamentable deceso de Lucía Enedina Bautista Arizmendi, conocida por todos nosotros como Lucero; una gran mujer, una incansable profesionista que entregó lo mejor de su vida a la docencia.
Los que le conocimos en el ámbito escolar, precisamente en el CBTiS No. 176, un plantel del nivel medio superior ubicado en esta población de Marquelia, en donde ella se desempeñó como docente y después como Directora; nos pudimos dar cuenta de su tesón, de su profesionalismo pero sobre todo de su calidad moral y humana, en el trato hacia sus compañeros de trabajo y muy especialmente, hacia los jóvenes del Plantel y de la comunidad en general, nunca le negó cariño y frases de aliento, llamados reiterados hacia la superación a sus alumnos. Su profesión, Psicóloga; su especialidad (según mi apreciación muy personal), fueron las relaciones humanas, con ella se pierde un pilar de la educación en nuestro pueblo, de nuestra Región y de nuestro estado de Guerrero.
En nuestra sociedad actual compleja y caótica, hacen falta hombres y mujeres, padres de familia, profesionistas y no profesionistas, autoridades de todos los ámbitos, y ciudadanos en general, que como la Maestra Lucero, emprendan acciones basadas en valores cívicos y éticos para tratar de mejorar la calidad humana de nuestros niños y jóvenes para sentar las bases de una nueva sociedad.
Al recordar a la maestra Lucero, recuerdo las palabras de Antonio Machado, quien escribió lo siguiente:
Caminante no hay camino Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse... Nunca perseguí la gloria. Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar... Hace algún tiempo en ese lugar donde hoy los bosques se visten de espinos se oyó la voz de un poeta gritar Caminante no hay camino, se hace camino al andar... Golpe a golpe, verso a verso... Murió el poeta lejos del hogar. Le cubre el polvo de un país vecino. Al alejarse le vieron llorar. Caminante no hay camino, se hace camino al andar... Golpe a golpe, verso a verso... Cuando el jilguero no puede cantar. Cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar. Caminante no hay camino, se hace camino al andar... Golpe a golpe, verso a verso.
A doña Enedina, a Teresita, a Lucerito, a David Junior y a mi compadre David Tellechea, les dedico estas palabras que alguien me compartió un día:
... Por algo pasan las cosas que te suceden aquí, alegres o dolorosas son perfectas para ti... y no es nada personal, lo que acontezca en tu viaje, para bien o para mal, es tan solo aprendizaje... Por algo pasan las cosas, que mas nos cuesta aceptar, fue oruga la mariposa antes de poder volar, y esa angustia que hoy te quema y que te causa desvelo, mañana será la gema que mas destelle en tu cielo... Por algo pasan las cosas y al ver tus viejos dolores, veras que de forma hermosa por fin se volvieron flores, y esas de mayor encanto... esas de aspecto mas tierno, son las que regó tu llanto cuando fue crudo tu invierno... y de esa manera asombrosa, con ese convencimiento, podrás transformar en rosas las espinas del momento... que si la paz va contigo, o si el pesar te destroza... en ambos casos mis amigos.... POR ALGO PASAN LAS COSAS...

Comadre; Maestra Lucero…Descansa en Paz!
(la maestra Lucero fue nieta de don Melquiades Bautista Huerta y de Dolores Priego, de Azoyú, Guerrero)

martes, 6 de noviembre de 2012

Sobre Melquiades Bautista Huerta



Gro Melquiades Bautista Huerta - CostaChica
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Don Melquiades, pilar del pueblo azoyuteco
Isaías López Abundis: Azoyú Guerrero, México
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** En mi opinión, las autoridades locales, regionales y el pueblo en general de Azoyú y de la Costa Chica entera, le debemos un público reconocimiento a Don Melquíades Bautista Huerta, hombre emprendedor, altruista y solidario con su pueblo, por todo lo que hizo en beneficio de la gente y del desarrollo de los pueblos
[En la fotografía Melquiades Bautista Huerta, con sus nietos]
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Don Melquíades Bautista Huerta, nació en Azoyú, Guerrero, el día 4 de diciembre de 1882, y murió el 19 de octubre de 1975. Se casó con la señora Dolores Priego, quien nació en Azoyú, hija de padres chilapeños.
Sus padres fueron el señor Manuel Bautista Almazán, y la señora Francisca Huerta. Sus abuelos paternos fueron don Felipe Bautista Herrera y doña Mercedes Almazán Patrón, originarios de Olinalá.
El niño Melquíades quedó huérfano a la edad de 7 años; conoció e hizo amistad con los niños Caritino, Eduardo, José y Efrén, hijos de la doña Fortunata López viuda de López, familia económicamente encumbrada y muy trabajadora. Fue tanto el cariño que le tomaron que se lo llevaron a vivir con ellos; ahí Melquíades aprendió el oficio de panadero, también lo relacionado a la cría de ganado vacuno, caprino y porcino, y al comercio en general. En el hogar de doña Fortunata, fue un hijo más que ayudaba con afán en todas las labores relacionadas a la familia. Su pago fue, precisamente, aprender con la práctica y el asimilar las experiencias vividas.
Cuando cumplió la mayoría de edad, se independizó; es decir, empezó a trabajar por cuenta propia: se dedicó al campo y al comercio de pieles de ganado vacuno, viajaba a Tlapa de Comonfort, a donde llevaba grasa y pieles, y regresaba con mantas, azúcar y otros productos que comercializaba en Azoyú.
Al estallar la Revolución de 1910, ya casado, junto con su esposa y su pequeña hija Adelina, se fue a refugiar a Ometepec, donde hizo muchos amigos; sin embargo, Ometepec era una plaza muy importante para los revolucionarios y para el gobierno, así que el peligro era latente y tuvo que marcharse con su familia hacia Metlatónoc, donde se dedicó a las labores del campo.
Terminada la Revolución, regresó a su pueblo natal, Azoyú, donde retomó sus actividades del campo, la ganadería, la panadería y el comercio, obteniendo excelentes resultados gracias a su empeño, responsabilidad y dedicación.
Por esos años, nacieron sus hijos Manuel, Medardo, Melquíades, David y Humberto. Amasó una considerable fortuna, ya que llegó a tener hasta un millar de reses, (de las cuales, en el año de 1936 se le murió el 90 por ciento a causa de la epidemia conocida como derriengue). Tuvo además de ganado caprino, equino y porcino. Luego, como aficionado, tuvo una buena cría de gallos de pelea, restableció sus relaciones comerciales con Tlapa; comercializó las famosas cervezas “Saturno”; el vino lo traía desde Huitzuco, en castañas de 30 litros por la vía de Tierra Colorada-Ayutla-San Luis Acatlán-Azoyú. Posteriormente recibía la mercancía que compraba en Acapulco la cual trasladaban en barco hasta la Barra de Tecoanapa, y de ahí por tierra. Para ello, abrió brechas que comunicaron Azoyú-Juchitán-La Cuchilla-La Barra, y Azoyú-Juchitán-Marquelia-La Barra. De esta manera pudo trasladar a lomo de mula dicha mercancía. Él mismo se convirtió en arriero y a partir de entonces nada se le dificultó para recibir la mercancía que le llegaba incluso desde la Ciudad de México.
Al estar constantemente en La Barra de Tecoanapa y notando la abundancia de la pesca de Huachinango y Robalo, se propuso comercializarlos; para ello los pusieron a salmuerar, construyeron tapancos de madera y ahí los salaban, después los sacudían y guardaban en sacas hechas de petate para trasladarlos a otras partes del estado, incluso del país.
Fue don Melquíades un hombre visionario y emprendedor. Junto con don Aurelio Flores, introdujo los primeros carros automotores para trasladar hacia Acapulco la carga y el pasaje de la región.
Vida y obra social
Don Melquíades Bautista siempre fue un hombre humilde, sencillo, solidario con las causas nobles; hacía el bien sin mirar a quien, participaba activamente en las fiestas del pueblo. En la fiesta mayor que es el día 8 de mayo, de su propio peculio ofrecía una comida para los comerciantes que llevaban a expender su mercancía a dicha feria, y todavía, a quien le sobraba mercancía ¡él se las compraba!
Sin ser funcionario público, ayudaba lo mismo en la construcción o reparación de la Iglesia o de la escuela del lugar. Así se ganó el cariño de los habitantes de Azoyú y de todo el municipio y la región. Cada día de su cumpleaños, los niños y maestros de la escuela iban a cantarle las tradicionales mañanitas.
En el año de 1922, Don Melquíades fue presidente Municipal, y en poco tiempo (anteriormente el período era de un año) realizó innumerables obras entre las que se mencionan la reconstrucción del Palacio y el Mercado Municipal, se construyó el Zócalo al cual lo rodeó con plantas de ornato y rosales, introdujo la red de agua entubada que se trajo desde la comunidad del Zapote Negro, así como la fuente de agua potable (una fuente que todavía existe y que guarda tantos recuerdos y tantas historias). Organizó encuentros deportivos contando con la participación de las poblaciones aledañas, llevó a cabo jugadas de gallos enmarcadas en las fiestas del pueblo.
También realizó gestiones para que jóvenes de Azoyú se fueran a estudiar a la ciudad de México la carrera docente, logrando algunos su objetivo. Hizo traer a un señor de nombre Rosendo, de Amozoc, Puebla, quien era mecánico y además fabricaba frenos, espuelas y otras artesanías relacionadas a los caballos, y a un jabonero para que enseñaran estos oficios a la gente del pueblo que así lo deseara. Trajo a un maestro de primaria de Olinalá, el profesor Juan Coronel, para que enseñara a leer y escribir a los niños de Azoyú. Construyó la portada del panteón Municipal, poniéndole la imagen de San Miguel (el albañil de dicha obra fue don Vidal Ramírez, padre de Indalecio Ramírez, “El Indio de Igualapa”).
En el año de 1932, se formó la Colonia de Marquelia y Don Melquíades contribuyó con don Nabor Ojeda y don José López, y otras personas, para que fuera una población modelo; sin embargo, esto no se concretó debido a que falleció el ingeniero Del Valle, quien iba a financiar dicho proyecto.
Tiempo después, se construyó el Campo Aéreo de Juchitán, desde donde con la ayuda de sus hijos David y Melquíades Jr., llevaban marranos y chile seco a Puebla y traían de allá harina, azúcar y otros artículos de abarrote. Con la ayuda también de su hijo David, construyó o abrió la brecha que hoy comunica a Azoyú con Cuanacaxtitlán y Arcelia del Progreso. Influyó para que se construyera el campo de aviación de Azoyú. Compró de su dinero una casa y un potrero en Zoyatlán, y posteriormente donó la casa para que construyeran la escuela, y el potrero se lo regaló a Don Meño Díaz, quien habría sido su vaquero.
Se comprometió a formar una orquesta y trajo de Ometepec al maestro Polanco, y en seis meses Azoyú contaba ya con su orquesta a la que pusieron el nombre de la diosa de la música “Euterpe”. Los primeros músicos fueron Agapito Salinas, Hilario y Vicente Quintero, Manuel y Primitivo Rodríguez, Luis Portillo, Ezequiel Jiménez y David Gutiérrez.
En los años cuarenta llegó la misión cultural, así se reforzó dicha orquesta con otros músicos como: Gabriel y Ramón Estrada, Francisco Santos, Francisco Castellanos, Isaac Quintero, Isaías López Oliva (mi padre); Melquíades y Humberto Bautista, así como el maestro Panuncio Adame. Don Melquíades siempre estuvo patrocinándolos.
Igual a la gente de La Barra de Tecoanapa les regaló instrumentos para una banda musical y les llevó un maestro para que les enseñara a tocarlos; a los Magallones de Huehuetán, también les ayudó.
Entre sus apuntes y memorias menciona a sus amigos de Ometepec, Acapulco, Ayutla, San Marcos, Igualapa, La Barra de Tecoanapa, Tlapa, Chilpancingo, Cruz Grande, en fin... toda la Costa Chica, así como del Estado de Puebla, del estado de Morelos, de la Ciudad de México, y de ciudades de otros estados, de los cuales, para enumerar sus nombres, no me alcanzaría el espacio.
Mi padre, que trabajó con él en su tienda, nos contó que quemaba libros y libros que contenían la relación de gente que le adeudaba dinero; sin embargo, jamás dejó de tenderle la mano a la gente que necesitaba de su ayuda; comida, medicina, ropa, nadie de su casa se iba con las manos vacías. Siempre mostró sentido del humor y una ecuanimidad digna de admirar.
Anécdota…una de tantas
En Azoyú existió un carpintero que tenía una casa de adobes, pero le faltaban las puertas. Un buen día, llegó Don Melquíades a verlo.
_Buenos días-, dijo.
_Buenos días, don Melquíades, ¿qué se le ofrece?
–Mira, necesito que me hagas unas puertas.
_Sí, señor, ¿y las medidas?
_Mira, para que no te entretengas, tómale medidas a las puertas de tu casa, ya que son iguales a las que necesito, aquí tienes dinero para que compres madera y lo que vayas a ocupar. Cuando ya estén hechas, me avisas.
_Si, señor-, contestó extrañado el carpintero.
El carpintero se afanó y en pocos días fue con Don Melquíades para avisarle que ya estaba su cargo, a lo que Don Melquíades le contesta muy serenamente: “Mira amigo, pégalas en tu casa y me dices cuánto es lo que te debo”. Y el carpintero entre apenado y contento, le contesta: “No señor, no me debe nada. Al contrario, muchas gracias”.
En mi opinión, las autoridades locales, regionales y el pueblo en general de Azoyú y de la Costa Chica entera, le debemos un público reconocimiento a Don Melquíades Bautista Huerta, hombre emprendedor, altruista y solidario con su pueblo, por todo lo que hizo en beneficio de la gente y del desarrollo de los pueblos.
.Cualquier comentario, al correo: isaias_la@hotmail.com.
PD. Agradezco a la familia Bautista Arizmendi, de Marquelia, por los datos proporcionados.
10 DE MAYO “DIA DE LAS MADRES”




Por Isaías López Abundis.



En todo el mundo se celebra a la Madre; a ese ser en quien Dios nuestro Señor, depositó el milagro de engendrar vida dentro de su vientre.

La celebración del día de las madres se remonta a la antigua Grecia, cuando se le rendían honores a Rhea, la madre de los dioses: Júpiter, Neptuno y Plutón. Los romanos llamaban a esta celebración La Hilaria, se llevaba a cabo el 15 de marzo en el templo de Cybele y durante tres días se hacían ofrecimientos.

Posteriormente los primeros cristianos celebraban el día de las madres en honor a la virgen María, madre de Jesús. Durante el siglo XVII, en Inglaterra también se llevaba a cabo un acontecimiento similar, honrando también a la Virgen y el cual se denominaba Domingo de las Madres. En ese día los niños asistían a misa y regresaban a sus hogares con regalos para sus progenitoras.

En Estados Unidos, la celebración tiene sus orígenes hacia 1872, cuando Julia Ward Howe, autora del Himno de batalla de la República, sugirió que esa fecha fuera dedicada a honrar la paz, y comenzó celebrando cada año encuentros en las ciudades de Boston y Massachusetts en celebración del Día de la Madre. Por otro lado la celebración de este día, esta relacionada con la iniciativa de una joven llamada Anna Jarvis, quien perdió a su madre Anna Reeves Jarvis en 1905 , quien era una activista comunitaria de Virgina Occidental.

EL DIA DE LAS MADRES EN MEXICO

El día de las madres en México tiene su origen desde hace 90 años, cuando un periodista llamado Rafael Alducin que trabajaba para el periódico " Excélsior" hizo una invitación un 13 de Abril de 1922 a toda le gente, para que propusieran un día de festejo a las madres. Es así como el 10 de mayo de 1922, por primera vez en México se celebra a la madres.

En algunos países se celebra en distintas fechas; pero todos dedican un día para honrar a nuestras madrecitas. Sea el país que sea, con sus distintas maneras de celebrar; las madres son y serán el centro y soporte de las familias.

Pero ésta, no es tan sólo una fiesta a celebrar, también es ocasión de recordar a aquellas madres que se nos adelantaron en ese viaje sin retorno. A los panteones asisten los hijos que aún guardan en su memoria los pasajes vividos en la infancia, adolescencia y adultez, porque ella nunca deja de ser nuestra madre, porque ella siempre estuvo dispuesta a dar su vida por cualquiera de sus hijos; por eso, las tumbas se visten de flores, se oye el tronar de cohetes, sentidas canciones invadir el nostálgico ambiente, y se mira a algunos llorar en silencio.

Sólo en muy desgraciadas excepciones algunas mujeres, abandonan a sus bebés en la calle, en el quicio de una puerta ó los tiran a la basura, y hasta llegan a venderlos como si fuera una mercancía.

Tal vez por eso existan hombres que llegan a atentar contra la vida de un bebé en gestación, y en consecuencia, de la madre que alberga al feto en desarrollo. En realidad, es difícil determinar los motivos que los mueven a llevar a cabo tales acciones; ¿traumas, drogadicción, alcoholismo, pérdida de valores éticos y morales?...¿o todo junto?; creo que ni los animales irracionales llegan a tal grado ¿o sí?, lo cierto es que entre humanos, a menudo suele suceder.

Desde este espacio vaya un merecido reconocimiento a las madres que nos hacen el favor de leernos, y a todas las Madrecitas de México…¡Feliz día de las Madres!

 
Les dejo uno de mis pensamientos que ilustra un caso, como el que líneas arriba se ha planteado.

 
¡GRACIAS, MAMÁ!

(breve historia de un aborto provocado)

ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS

 
Hoy, desperté temblando

y es que escuché gritos, maldiciones,

te oí decir-¡a mi hijo no lo tocas!

…alguien te estaba golpeando,

yo me sentí impotente,

como encerrado en un cajón,

sentí temblores en mi estancia,

un amargo líquido llenó mi boca

y un frío de muerte recorrió mi espalda

¡que muera- alguien decía;- que muera!

después, un portazo, llantos en el exterior,

sonidos de ambulancias y patrullas!

oí tu voz decirme, ¡aguanta, hijito, aguanta!

Luego… -un lapso que se hizo eterno-,

de pronto, sentí que alguien me jalaba

de la cabeza y de los hombros

nadaba yo en un mar de sangre,

vi a lo lejos, claridad de superficie!

quería salir y respirar, ¡me estaba ahogando!

¡ya viene – dijeron – ya viene!

y por fin... ¡te ví, -mamá-, te ví!

ensangrentada y con tus ojos llenos de lágrimas...

¡mi hijo! – gritaste – ¡mi hijo!

yo, con la mirada, te agradecí;

por haberme defendido,

por mi corta vida; por conocerte,

por tu amor… ¡gracias mamita!...adiós, madre mía!

¡ha muerto – dijo el doctor –, el niño ha muerto!
La Llorada en Azoyú, perdón y memorial colectivo
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Isaías López Abundis
Azoyú, Gro
La Llorada de los Viejitos o La Octava en honor a San Miguel Arcángel, se celebra cada primer domingo de octubre en Azoyú. Este año ese encuentro tuvo lugar el miércoles 6, y se contó con la participación de las autoridades municipales, los mayordomos encargados de la fiesta de este año, los miembros de la mayordomía electa para el año 2011, y vecinos de los distintos barrios de la ciudad.
Es esta una fiesta única en su tipo en toda la región de la Costa Chica de Guerrero. Es, al mismo tiempo, un memorial para los fieles que perdieron la vida en el último año, y un acto de perdón colectivo, no solamente aplicable al momento presente, sino sobre todo, puede entenderse como un acto de perdón y aceptación por el desencuentro histórico entre el pueblo indígena y el pueblo conquistador español, que tuvo lugar hace más de 500 años.
La Llorada es una especie de reconciliación del pueblo de Azoyú con su propia historia, aceptando el mestizaje y la convivencia entre individuos que son iguales ante Dios, aunque sus circunstancias de vida hayan sido distintas hasta antes de la Conquista, y agravadas y perpetuadas por ella, pero cuya existencia ha transcurrido entremezclándose irremediablemente hasta el presente, hasta construir un solo pueblo, con una identidad mestiza sin par, de la que emergen individuos orgullosos de su linaje sea indígena, o sea extranjero, o ambos.
Este encuentro entre vecinos que comparten la vida cotidiana en este pintoresco pueblo de origen eminentemente tlapaneco, resulta tan conmovedor, que los participantes lloran sin reprimirse, y por eso a esta fiesta de La Octava se le conoce tradicionalmente como La Llorada. Si bien La Llorada es encabezada por los ancianos del lugar (como fiel tradición del pueblo raíz tlapaneco), la fiesta involucra a hombres y mujeres de todas las edades.
Consiste en la organización de dos grupos de vecinos que a la hora convenida se colocan a distancia uno de otro, encabezados ambos por ancianos.
El silencio que se impone entre ambos contingentes se rompe de pronto con los repiques de campanas de la iglesia principal, luego de lo cual una banda de viento tradicional irrumpe con la alegría de piezas musicales de la región, y se corona el momento con un espectáculo de fuegos artificiales.
Es el momento del encuentro. Los grupos avanzan al mismo tiempo hasta toparse. Intercambian collares de flores y abrazos y se oye el discurso del líder principal, que es ante todo un acto de acción de gracias por la vida que se tiene, y una solicitud de perdón por las faltas cometidas la vecinos, al amigo, al pariente, al enemigo y al extranjero.
De los dos contingentes, uno parte del lado oriente y representa a los pueblos originales que habitaban este lugar hasta antes de la llegada de los españoles, y otro que parte del lado poniente representando justamente a los conquistadores.
Es costumbre que se invite al presidente municipal en turno y l párroco del pueblo; al encontrarse se intercambian ensartas de flores de cempoalxóchitl y cacaloxóchitl, ahí se abrazan…y no pocos lloran.
Cita uno de los mayordomos de La Llorada: El motivo principal de este encuentro es el de perdonarse por las ofensas recibidas, llorar juntos por los seres queridos que se han ido al cielo, por los que se han quedado a sufrir en este mundo, y por la incertidumbre de no saber si para el año venidero aún estaremos presentes”.
Al final del acto, el presidente municipal y el párroco, envían al pueblo mensajes de reconciliación y perdón, y hablan de la importancia de mantener vivas las tradiciones que nos legaron nuestros ancestros. El llanto da paso a la alegría, al baile, al zapateado de chilenas. La banda de “Chile Frito” interpreta piezas musicales con motivos fúnebres, alternándolas con melodías alegres. Luego todos se dirigen a la Iglesia a recibir la bendición en nombre de Dios.