martes, 8 de octubre de 2019

"EL FANTASMA" Anecdotas; mitos y leyendas de mi pueblo


ANECDOTAS; Mitos y Leyendas de mi pueblo

Isaías López Abundis

El Fantasma

Era el día 8 de septiembre del año 2001; íbamos mi cuñado Eleuterio Ramírez y yo, arrullados por el ronronear de un autobús, recorriendo el camino de Acapulco hacia La Unión, que es cabecera de uno de los municipios de la Costa Grande de Guerrero y que lleva el nombre del insurgente que participó en la guerra de Independencia de México: Isidoro Montes de Oca. Este municipio colinda con el estado de Michoacán.
Pues bien, asistíamos como invitados por otro de mis cuñados, el Doctor Jesús Guatemala Aguilar, quien radicaba en ese hermoso pueblo ubicado a los pies de la montaña, quien iba a celebrar el bautizo de su hijo y nosotros fuimos a poner una barbacoa de chivo cocida en un pozo que excavamos en la tierra. El día 9, muy temprano, sacrificamos al pobre chivito en aras de la felicidad del bautizado y de la convivencia con sus padrinos y los amigos de sus padres y abuelos. Ya puesta la barbacoa, Eleuterio y yo nos bañamos y arreglamos para esperar al contingente que llegaría de la Iglesia del lugar. Una vez que llegaron, las mujeres se colocaron por un lado, los hombres hicimos lo propio formando un círculo. Después, al calor de las copas y de la amena charla trajeron una guitarra, cantó un amigo bohemio que sólo recuerdo que se apellida Anzo, y que casualmente es primo de mi compadre Juan Carlos Anzo Navarrete, de Marquelia.
Luego, mi cuñado el doctor Jesús, me pidió que cantara unas dos en contra de ellas. Así, entre chascarrillos, risas, copas y canciones transcurrió aquella fiesta en un ambiente tranquilo y amable, como es la gente de aquel lugar.
Terminada la fiesta, y ya que todos se habían retirado, nos dispusimos a descansar. Para ello nos dieron sendas hamacas, que estaban colgadas en el corredor interior de la casa, pues adentro hacía mucho calor. Cansados por el ajetreo de la fiesta, por las copas ingeridas y por el arrullo de las hamacas, Tello y yo caímos en brazos de Morfeo. En ese momento no recordé las recomendaciones ó consejos de las ancianas y abuelas de la Costa Chica, que dicen que no es bueno dormir en hamacas porque tienen “mucho aire”; así que, como maldición, aquella noche viví una terrible pesadilla: soñé que caía en un pozo profundo y negro que expiraba un halo denso y pegajoso, un pozo tan, pero tan profundo, que como dijo el chiste aquel, “no morí de la caída, sino de hambre y de sed en el trayecto”. Al despertar sin despertar, ya que dentro de ese mismo sueño, vi cuando me sacaron de aquel pozo y se dispusieron a velarme, mi esposa, mis hijos y mis padres lloraban inconsolables. Yo, asustado, iba tras de ellos para decirles que no estaba muerto. Asistí a mis funerales; vi cómo mis amigos se lamentaban, me cantaban y otros lloraban; luego los familiares y demás asistentes se despedían y yo les decía, ¡no se vayan!, ¡no me dejen solo! Nadie me hizo caso. Ya por la noche, mi esposa cayó rendida, y dormida me decía ¡te extraño! Y yo desesperado le decía ¡pero si aquí estoy!, ¡aquí estoy!...¡despierta!...¡despierta! En eso, que me miro en el espejo del tocador y ¡Oh!, Dios, ¡mi imagen no se reflejaba!...De pronto...¡chiiiiiiiir! un ruido estruendoso, espantoso. Era el ruido de una licuadora. Los vecinos de mi cuñado tenían un local, un puesto de jugos, licuados y tortas. ¡Eran las seis de la mañana! Ya era lunes y los niños y maestros iban a la escuela. Desperté sudoroso, con la boca reseca y amarga. Le hablé a mi cuñado Eleuterio y le dije un tanto apresurado ¡oye cuñao…ya  vámonos!
En el camino de regreso compuse esta canción que mis amigos del grupo Los Ramb´ys de Villa Hidalgo, Municipio de Ometepec, me hicieron favor de grabar a ritmo de cumbia.
Desde entonces yo no duermo en hamacas, (nomás de día).

El Fantasma
Letra y música: Isaías López Abundis

Quiero contarles una historia acontecida// un triste sueño que se hiciera pesadilla// un hombre he sido con el alma complacida// feliz me siento al calor de mi familia// mas una noche yo soñé que me moría// mi cuerpo inerte lo rodeaban cuatro velas// miré a mi esposa el corazón se le partía// mis padres e hijos que se ahogaban en su pena// yo desperté mirando el rostro de mi amada// y aun dormida ella me dijo que me amaba// yo le decía aquí me tienes a tu lado// y ella murmura ¡oh! mi amor te extraño tanto.
yo le grité pero ella no se despertaba// cuando de pronto cae un anillo de sus manos// busqué en las mías aquel que ella me prodigara// ¡oh! que sorpresa en mi dedo ya no estaba//
yo ya aterrado fui a mirarme ante un espejo// pero mi imagen éste no me regresaba// al ver mi amada con los labios entreabiertos// sentí temor al comprender que yo era un muerto//
besé su boca con cariño y con pasión// ella soñando sólo dijo hasta mañana// yo ya me voy con el sonar de las campanas// soy el fantasma que se ha muerto por su amor.

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