GENTE:
DON GREGORIO DÍAZ ARTEAGA;
AGENTE DE DESARROLLO Y PROGRESO DE MARQUELIA,
GRO.
Partimos cuando nacemos,// andamos mientras vivimos,// y llegamos al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos,// descansamos. (Jorge Manrique)
El día 20 de enero del presente año 2011,
falleció en Marquelia, Gro., el Señor Gregorio Díaz Arteaga, quien por 37 años,
desempeñara el cargo de Administrador de Correos de esta próspera y bella
población. Don Goyo, como cariñosamente lo llamaba el pueblo. Nació en Río Balsas
Municipio de Cocula, Gro., el día 25 de mayo de 1939, fue el quinto y último de
5 hijos de los Sres. Prócoro Díaz Mendieta y Balvina Arteaga Villalobos,
quienes fueron originarios de La
Guadalupe, Municipio de Tlacotepec, sus hermanos: Simón,
Severiana, Lenita, Gonzalo y Gregorio.
Lamentablemente, los hermanos Díaz Arteaga
quedaron huérfanos de padre y madre cuando Don Goyo tenía apenas 7 años de edad,
fue una tía quien se hizo cargo del cuidado de los cinco hermanos. Con muchos
sacrificios, Don Goyo inició su instrucción primaria a la edad de 12 años,
culminándola a los 18. A
pesar de ser huérfano desde niño mostró un gran sentido de responsabilidad,
honestidad y amor al trabajo; terminada sus estudios primarios, se autopropuso ante
las autoridades del pueblo de manera voluntaria y sin percibir salario alguno, para
servir como maestro y enseñar a leer y escribir a niños, jóvenes y adultos de
su comunidad; sin embargo, su sentido previsor y su deseo de superación, lo
llevarían a buscar una oportunidad, un trabajo seguro que le permitiera dar
seguridad y sustento a su propia familia.
Por esos años; su cuñado, el señor Agustín
Salgado, esposo de su hermana Lenita
era compadre y muy amigo del administrador de Correos de Río Balsas; entonces el joven Gregorio le
expresa a su cuñado Agustín sus deseos de ingresar al sistema de correos; por
su parte, Don Agustín habla con su compadre y le pide que ayude al joven
Gregorio, quien no tuvo inconveniente en darle la oportunidad. Fue así como a
los 20 años de edad, Don Goyo ingresa al sistema de correos de México como
auxiliar, se aplicó en el conocimiento y manejo del sistema de administración y
después de cierto tiempo lo envían a Ciudad Altamirano, luego a Iguala, a Villa
Hermosa Tabasco y a Teloloapan. Con 24 años de edad y sintiendo el respaldo que
le daba su trabajo, pensó en casarse y eligió como su compañera a la Srita. Yolanda
Carrillo Nájera que tenía 18 años de edad, con quien procreó a sus 7 hijos:
Raúl, Orfelina, Víctor, Oscar, Misael, Oguer y Obed.
ANTECEDENTES:
Marquelia, es hoy la comunidad con más
perspectivas de desarrollo en la
Región de la Costa Chica,
a pesar de ser relativamente “joven” en comparación con otros pueblos como
Azoyú, Juchitán, Copala, Sn. Luis Acatlán, Ojo de Agua “Las Salinas” entre
otros; ya que los primeros pobladores se asentaron en este lugar a principios
de los años 30. Pero para que Marquelia se presente a nuestros ojos tal y como
es hoy en día, tuvieron que pasar infinidad de cosas que la gente avecindada,
los jóvenes y los niños desconocen: desde el desmonte de las tierras para poder
construir casas y sembradíos, hasta disputas y muertes por la posesión de
tierras, los moscos ó “zancudos” y otras plagas eran también enemigos a vencer.
Por mucho tiempo Marquelia estuvo prácticamente incomunicado, sólo a caballo y
a pie se recorrían las distancias que los separaban de las demás comunidades.
No fue sino hasta finales de los años 50 cuando
las autoridades de Azoyú instalaron en Marquelia una “Oficina” de telégrafos;
lo pongo entre comillas porque sólo se trataba de un teléfono de manija,
comunicado por una línea (alambre de cobre) tendida sobre postes desde Azoyú,
dicho teléfono era alimentado por dos grandes pilas y a través de él se
deletreaba el contenido ó texto de los telegramas al Administrador de
telégrafos de Azoyú , y de ahí se trasmitía con la clave Morse a los lugares a
donde eran dirigidos; esta Oficina, estuvo a cargo de mi tía, la Señora Norberta Franco Abundis,
q.e.p.d. luego, el 15 octubre de 1961; El Sr. Efraín Ramírez Justo (esposo de
mi tía Norberta) se hizo cargo de una Agencia de Correos que dependía de la
administración de correos de San Marcos, Gro,. Cargo que entregó en 1970; es de
reconocer que los esposos Norberta y Efraín, dieron sus servicios al pueblo de
Marquelia de manera meritoria, prestando también su domicilio para este fin. Previo
a la llegada de Don Goyo, durante unos meses del año 1971, la agencia de
correos tuvo dos encargados.
LA LLEGADA DE DON GOYO A MARQUELIA:
Fue en el año de 1971, siendo Comisario
Municipal el Señor Tomás Rodríguez Martínez, y la Señora Efigenia
García Blanco, encargada temporal de la agencia de correos, quien entrega al
Señor Gregorio Díaz Arteaga, quien venía ya en calidad de Administrador, por
ende a la oficina se le otorgaba la categoría de Administración de Correos.
Debido a su trato amable y sencillo, rápidamente se ganó el cariño y respeto de
la gente de Marquelia, Don Eleuterio Nolasco, Don Laurentino Justo, el señor
Rodrigo Nolasco y Don Enrique Uranga, fueron sus más allegados; incontables sus
compadres, amigos y ahijados.
Fueron también innumerables sus intervenciones
de apoyo para que Marquelia obtuviera obras y beneficios he aquí algunos:
Cuando su hijo Raúl ingresó a la escuela
secundaria técnica Num, 35, ésta aún no contaba con instalaciones propias,
funcionaba en el edificio que hoy ocupa la Presidencia Municipal
(edificio que albergó a varias instituciones en sus inicios). Entonces en una
reunión de padres de familia se nombró un comité pro-construcción de la primera
etapa de dicha escuela; quedando como presidente el señor Beto Justo Bautista;
secretario Don Gregorio Díaz; tesorero José María (Chema) Montes, y mi padre
Isaías López Oliva como primer vocal, eso sucedió en el año de 1975, lográndose
la meta trazada.
Tiempo después, la Escuela Primaria
“Plan de Ayutla” requería de la construcción de un aula, ya que un maestro daba
clases bajo una “ramadita” con ese fin se constituyó un comité pro-construcción
del cual Don Tomás Rodríguez fue Presidente; Don Gregorio Díaz Secretario y Don
Eleuterio Nolasco el tesorero. Y se logró la construcción del aula en dicha
escuela.
Apoyó también, como ciudadano, para la creación de la Preparatoria Num.
34 de Marquelia.
Sin ser militar llegó a prestar su servicio al Ejército
Mexicano como Instructor de los Conscriptos para que obtuvieran su Cartilla
Militar correspondiente, recibiendo el reconocimiento del Capitán del pelotón
que estuvo adscrito al pueblo de Marquelia por algunos años.
Dentro de su profesión, debido a la puntualidad,
honestidad y responsabilidad con que se desempeñaba, cuando tenía como 20 años
de servicios, fue tomado en cuenta por sus superiores y lo nombraron Inspector
de correos a nivel Nacional, por lo que tenía que viajar constantemente a la Ciudad de México y a
ciudades de otros estados de la
República, sin dejar de lado su responsabilidad como
administrador de la oficina local, pues aunque le enviaban auxiliares
temporales, siempre estuvo pendiente de su desempeño. Desde que él llegó a
Marquelia, y hasta que se jubiló, trabajó turno quebrado; es decir, entraba a
las nueve de la mañana, salía a comer a las 13.00 hrs, entraba nuevamente a las
15.00 y salía a las 18.00 hrs. -Y a veces más tarde- me dice su esposa. También
nos cuenta que era tanto el cariño que le tenía a su profesión, a su trabajo;
que por años consecutivos rechazaba el tomar sus merecidas vacaciones, todo por
estar (como decía el también extinto profesor Juvencio Marín Silva) “al pie del
cañón”.
Recuerdan su esposa y sus hijos, que Don Goyo,
también fue nombrado instructor de nuevos Administradores, compartiendo con
ellos sin envidias ni egoísmos, sus conocimientos adquiridos, aquella su
experiencia que le dieron los años de trabajo continuo.
Como buen administrador, cuidaba de su economía
y aunque no llegó a ser adinerado; compró un terreno solar donde construyó su
casa, compró también un potrero y se dedicó a la cría de ganado vacuno, debido
a ello; fue el primer presidente de la Asociación Ganadera
Local, cargo que tuvo por muchos años, hasta que le entregó a Efraín Ramírez
Franco, quien fuera Presidente primero y Delegado Ganadero, al momento de ser
ultimado a balazos en la masacre de ganaderos en Iguala hace algún tiempo.
En este tema, hace algunos años, a los
ganaderos locales los asoló el abigeato, y precisamente fueron Don Gregorio
Díaz, Efraín Ramírez Franco, Don Guillermo García Mayo, Don Cirilo Bustos, Don
Joel Herrera, Don Joel Chávez y otros ganaderos, quienes formaron la Policía Ganadera,
con el fin de patrullar los potreros y combatir ese mal que representa el
abigeato.
Finalmente; fue en el año de 1994 y después de
37 años de servicio ininterrumpido, cuando Don Goyo decide retirarse; todavía
sus jefes superiores trataron de convencerle para que se fuera a las oficinas
centrales de Correos ubicadas en el puerto de Acapulco, en calidad de
instructor de los noveles administradores; sin embargo, Don Goyo declina y
prefiere quedarse a disfrutar de su jubilación con Doña Yolanda, su eterna
compañera, y con su familia.
En los años 40, 50 y 60´s; en mi pueblo de
Azoyù y en otras comunidades, incluso aquí en Marquelia, los servidores
públicos eran muy apreciados y reconocidos (tal vez por la misma carencia de
servicios básicos); hoy en día las autoridades se muestran tímidas,
indiferentes, apáticas en el sentido de brindar reconocimiento público a los
ciudadanos y profesionistas destacados, que han observado una conducta recta y
honesta y que hagan aportes importantes en beneficio de la población.
Vaya pues, a nombre del equipo de trabajo del
periódico El Faro de la Costa Chica,
y del mío propio, un póstumo reconocimiento a este gran hombre, ejemplar
ciudadano y destacado ejidatario; que como profesionista supo dar 37 años de su
vida activa al servicio del pueblo de Marquelia; que su entrega, su deseo de
superación, su responsabilidad; queden como constancia y ejemplo para la
presente y las futuras generaciones de nuestro pueblo Marquelino…y de otras
latitudes!
Don Gregorio Díaz Arteaga: Descanse en Paz!
En el
temor de morir, después que el Sol y la
Luna se pongan,
propongámonos estar contentos, bebamos y cantemos.
El hielo del otoño atacará de pronto sin piedad los débiles sauces y las cañas.
(Li Tai Po)