MEMORIAS DE OAXACA
Isaias López Abundis.
Ricardo, uno de mis hijos; cursó sus estudios profesionales en la escuela Normal Experimental “Gral. Venustiano Carranza” ubicada en la comunidad de Cacahuatepec, Oaxaca, escuela a la cual le guardo un especial cariño y agradecimiento; igualmente, a los profesores que contribuyen en la formación de tantos y tantos jóvenes de la Región, que ahí se preparan para su vida profesional.
Fue en el ciclo escolar 1995-1996, cuando mi hijo inició su carrera, y la Directora que estaba al frente de la Institución era la Profesora Socorro Barroso Peláez, y egresó en el año 2000, siendo Director el Profesor Juan Rojas Olmedo. En el mes de noviembre de ese mismo año, le fue asignada su plaza enviándolo a la comunidad de San Cosme La Paz, en la sierra de Oaxaca. Después de un año, decidí visitarlo y conocer ese alejado pueblito y otras comunidades de los alrededores; subí por la desviación que existe en Pinotepa para tomar rumbo hacia Cacahuatepec, pasando por San José Amuzgos, el camino es sinuoso, casi al llegar a Putla Villa de Guerrero, se torna más peligroso, ya que bordea profundos precipicios; viajé de noche, en la oscuridad sólo se oía el runrunear del motor del autobús. Al fin llegamos a Putla, antigua y hermosa ciudad situada a orillas de la carretera, rodeada de cerros y de un agradable ambiente, cuna de de Macedonio Alcalá Prieto, nacido el 12 de septiembre de 1831, autor del famoso vals “Dios nunca muere” con esa seguridad, ahí pernocté.
Al día siguiente, de madrugada salí con rumbo a San Cosme la Paz, pueblito enclavado en la sierra, hombres y mujeres rodeaban bidones ó “tambos” metálicos con leños ardiendo en su interior mientras saboreaban un rico atole o café, el frío era intenso. Como a la una de la mañana Salí en un autobús “guajolotero”. Pasamos por La Joya, y La Hacienda; fue en San Pedro Siniyuve que nos detuvieron sus habitantes para pedirnos cooperación, ya que se disponían (en ese día) a echar la losa de concreto a un puente que estaban construyendo sobre la carretera de terracería; hileras de mujeres se encontraban en cuclillas moliendo nixtamal de maíz en sendos metates para elaborar tortillas para el almuerzo de los hombres trabajadores; continuamos hacia Zimatlán de Lázaro Cárdenas, el camino se antojaba interminable, llegamos a Nopalera, El Ranchito, Atoyaquillo, y ¡por fin! Después de cinco horas de camino llegué a San Cosme La Paz. Como coincidencia, mi hijo tenía cita con el Supervisor escolar en la comunidad de San Andrés Cabecera Nueva, así que…nos tuvimos que regresar en el mismo camión, ya que sólo entraba uno en la mañana y otro por la tarde; ¡otras cinco horas de regreso! La carretera de terracería se veía que en un tiempo fue recubierta con grava-arena, pero con la lluvia, la arena se deslavó quedando un revestimiento de pura piedra, accidentado con subidas y bajadas, lo cual hacía más penoso y tardado el viaje a bordo de aquel autobús “guajolotero” ¡por algo les dicen así!
Llegamos a Putla, rápidamente trasbordamos hacia Tlaxiaco, luego a Chalcatongo de ahí cambiamos el rumbo, la ruta era; Cuanana, Itundujia y finalmente San Andrés Cabecera Nueva; aunque hay menos poblaciones de por medio, la distancia, el tiempo y la carretera de terracería son iguales, en este tramo alcancé a mirar a niños caminando, me explicaba mi hijo que eran niños que regresaban caminando de sus escuelas hacia alguna ranchería, hasta dos horas para llegar a casa, como aquel pequeño de nombre Benito Juárez, oriundo de San Pablo Guelatao, gigante de México y Latinoamérica. También campesinos que caminaban descalzos junto con sus hijos bajo las inclemencias del sol, con cargas a cuestas, colgadas con malacates de sus cabezas hacia sus espaldas, cargas que se apreciaba, no les pesaban más que sus cuitas.
Según mi humilde apreciación, el presupuesto que se destina a las comunidades, se fracciona tanto como el número de municipios que existen (570). Además Oaxaca es territorialmente muy extenso, tiene una extensión de 93, 793 kilómetros cuadrados, ocupa el 5º. Lugar a nivel nacional, lo que hace muy difícil el acceso hacia algunos lugares. A veces se llega en avioneta, a caballo y en el peor de los casos, caminando hasta ocho horas o más (según nos comentaba un maestro de la Región, ya que el servicio de transporte y carga en esos lugares de la sierra es difícil encontrar ó alquilar; en ocasiones se tiene que esperar a camiones “Troceros” de esos que transportan trozos de madera de pino sin aserrar, para viajar arriba de ellos como si se fuera a jinetear un potro bruto.
Es corto el espacio para expresar las experiencias que viví; sin embargo, quiero comentar que quedé impresionado con la pobreza que se palpa entre los habitantes de esa parte de la montaña de Oaxaca, y estoy seguro que se vive en otrs partes de mi estado de Guerrero y otras entidades de nuestro querido México.
Nuestros gobernantes le quedan mucho a deber a esos niños y jóvenes de miradas anhelantes, con más hambre de progreso, ¡que de comer!
Al andar por esos caminos fui escribiendo el siguiente pensamiento, aclarando que sólo es un punto de vista muy personal!
“SEMBLANTE BIZARRO”
Por entre piedras y montañas
Tragado por húmedos fríos
Bordeando el abismo voy con el asfalto
Por esas fauces que subyugan
Y que causan sobresaltos,
¡Oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan grande y tan pobre…
La figura de tu hijo Juárez
No alcanzaron a cobijarte con justicia.
Tu traje de Triqui necesita sr renovado
Tu perfil serrano que se esconde en la tristeza
Me lastiman como el cardo del camino
Tus pies por las piedras desangrados
Ya necesitan calzar huaraches finos!
Tus antiguas cordilleras
Caminan en callada procesión
Con hachones de ocote resinoso
Van llorando por guerreros que han caído
Y al compás de lúgubres motosierras
Son arrastrados en patético camión
¡oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan noble y tan niña!
Ataviada con fúnebre rebozo,
Tu progreso es escondido dentro de un pozo…
Yo cambiaré tu gris de niebla
Por un color rojo sandía,
Un amarillo de frescos girasoles
Por un vivocolor aguamarina
Donde tu india se bañe de alegría
Y donde tus aires…retocen en la cima!
Isaias López Abundis.
Ricardo, uno de mis hijos; cursó sus estudios profesionales en la escuela Normal Experimental “Gral. Venustiano Carranza” ubicada en la comunidad de Cacahuatepec, Oaxaca, escuela a la cual le guardo un especial cariño y agradecimiento; igualmente, a los profesores que contribuyen en la formación de tantos y tantos jóvenes de la Región, que ahí se preparan para su vida profesional.
Fue en el ciclo escolar 1995-1996, cuando mi hijo inició su carrera, y la Directora que estaba al frente de la Institución era la Profesora Socorro Barroso Peláez, y egresó en el año 2000, siendo Director el Profesor Juan Rojas Olmedo. En el mes de noviembre de ese mismo año, le fue asignada su plaza enviándolo a la comunidad de San Cosme La Paz, en la sierra de Oaxaca. Después de un año, decidí visitarlo y conocer ese alejado pueblito y otras comunidades de los alrededores; subí por la desviación que existe en Pinotepa para tomar rumbo hacia Cacahuatepec, pasando por San José Amuzgos, el camino es sinuoso, casi al llegar a Putla Villa de Guerrero, se torna más peligroso, ya que bordea profundos precipicios; viajé de noche, en la oscuridad sólo se oía el runrunear del motor del autobús. Al fin llegamos a Putla, antigua y hermosa ciudad situada a orillas de la carretera, rodeada de cerros y de un agradable ambiente, cuna de de Macedonio Alcalá Prieto, nacido el 12 de septiembre de 1831, autor del famoso vals “Dios nunca muere” con esa seguridad, ahí pernocté.
Al día siguiente, de madrugada salí con rumbo a San Cosme la Paz, pueblito enclavado en la sierra, hombres y mujeres rodeaban bidones ó “tambos” metálicos con leños ardiendo en su interior mientras saboreaban un rico atole o café, el frío era intenso. Como a la una de la mañana Salí en un autobús “guajolotero”. Pasamos por La Joya, y La Hacienda; fue en San Pedro Siniyuve que nos detuvieron sus habitantes para pedirnos cooperación, ya que se disponían (en ese día) a echar la losa de concreto a un puente que estaban construyendo sobre la carretera de terracería; hileras de mujeres se encontraban en cuclillas moliendo nixtamal de maíz en sendos metates para elaborar tortillas para el almuerzo de los hombres trabajadores; continuamos hacia Zimatlán de Lázaro Cárdenas, el camino se antojaba interminable, llegamos a Nopalera, El Ranchito, Atoyaquillo, y ¡por fin! Después de cinco horas de camino llegué a San Cosme La Paz. Como coincidencia, mi hijo tenía cita con el Supervisor escolar en la comunidad de San Andrés Cabecera Nueva, así que…nos tuvimos que regresar en el mismo camión, ya que sólo entraba uno en la mañana y otro por la tarde; ¡otras cinco horas de regreso! La carretera de terracería se veía que en un tiempo fue recubierta con grava-arena, pero con la lluvia, la arena se deslavó quedando un revestimiento de pura piedra, accidentado con subidas y bajadas, lo cual hacía más penoso y tardado el viaje a bordo de aquel autobús “guajolotero” ¡por algo les dicen así!
Llegamos a Putla, rápidamente trasbordamos hacia Tlaxiaco, luego a Chalcatongo de ahí cambiamos el rumbo, la ruta era; Cuanana, Itundujia y finalmente San Andrés Cabecera Nueva; aunque hay menos poblaciones de por medio, la distancia, el tiempo y la carretera de terracería son iguales, en este tramo alcancé a mirar a niños caminando, me explicaba mi hijo que eran niños que regresaban caminando de sus escuelas hacia alguna ranchería, hasta dos horas para llegar a casa, como aquel pequeño de nombre Benito Juárez, oriundo de San Pablo Guelatao, gigante de México y Latinoamérica. También campesinos que caminaban descalzos junto con sus hijos bajo las inclemencias del sol, con cargas a cuestas, colgadas con malacates de sus cabezas hacia sus espaldas, cargas que se apreciaba, no les pesaban más que sus cuitas.
Según mi humilde apreciación, el presupuesto que se destina a las comunidades, se fracciona tanto como el número de municipios que existen (570). Además Oaxaca es territorialmente muy extenso, tiene una extensión de 93, 793 kilómetros cuadrados, ocupa el 5º. Lugar a nivel nacional, lo que hace muy difícil el acceso hacia algunos lugares. A veces se llega en avioneta, a caballo y en el peor de los casos, caminando hasta ocho horas o más (según nos comentaba un maestro de la Región, ya que el servicio de transporte y carga en esos lugares de la sierra es difícil encontrar ó alquilar; en ocasiones se tiene que esperar a camiones “Troceros” de esos que transportan trozos de madera de pino sin aserrar, para viajar arriba de ellos como si se fuera a jinetear un potro bruto.
Es corto el espacio para expresar las experiencias que viví; sin embargo, quiero comentar que quedé impresionado con la pobreza que se palpa entre los habitantes de esa parte de la montaña de Oaxaca, y estoy seguro que se vive en otrs partes de mi estado de Guerrero y otras entidades de nuestro querido México.
Nuestros gobernantes le quedan mucho a deber a esos niños y jóvenes de miradas anhelantes, con más hambre de progreso, ¡que de comer!
Al andar por esos caminos fui escribiendo el siguiente pensamiento, aclarando que sólo es un punto de vista muy personal!
“SEMBLANTE BIZARRO”
Por entre piedras y montañas
Tragado por húmedos fríos
Bordeando el abismo voy con el asfalto
Por esas fauces que subyugan
Y que causan sobresaltos,
¡Oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan grande y tan pobre…
La figura de tu hijo Juárez
No alcanzaron a cobijarte con justicia.
Tu traje de Triqui necesita sr renovado
Tu perfil serrano que se esconde en la tristeza
Me lastiman como el cardo del camino
Tus pies por las piedras desangrados
Ya necesitan calzar huaraches finos!
Tus antiguas cordilleras
Caminan en callada procesión
Con hachones de ocote resinoso
Van llorando por guerreros que han caído
Y al compás de lúgubres motosierras
Son arrastrados en patético camión
¡oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan noble y tan niña!
Ataviada con fúnebre rebozo,
Tu progreso es escondido dentro de un pozo…
Yo cambiaré tu gris de niebla
Por un color rojo sandía,
Un amarillo de frescos girasoles
Por un vivocolor aguamarina
Donde tu india se bañe de alegría
Y donde tus aires…retocen en la cima!