"RECUERDOS"
De mi anecdotario:
https://www.youtube.com/watch?v=1Aav0EN7aAo
Corría el año de 1965, era yo un niño; Filemón Medina vendía telas en Marquelia, él era muy amigo de mi padre, pues ahí ahí afuerita de su puesto de ropa, los fines de semana mi papá desempeñaba (entre otros) el oficio de peluquero, y yo me ponía a ayudarle a File, a sacar cuentas, pues yo las sumaba sin escribirlas en papel. File le pidió permiso para que yo lo acompañara a vender telas en la feria de la virgen de la Candelaria, el 2 de febrero en Tututepec, Oaxaca. Era la primera vez que me despegaba del seno familiar. Salimos a fines de enero, llegamos a Pinotepa Nacional; ahí, en el centro se encontraba el mercado, donde comimos; una señora morena y gorda nos atendió, Filemón era muy conocido por esos rumbos pues vivía y se ganaba la vida andando de fiesta en fiesta, partimos después de las tres de la tarde, llegamos al Río verde donde cruzamos en lanchas, en Santa Rosa nos quedamos a pasar la noche en casa de unos amigos de File; al siguiente día tomamos el camino de terracería hacia Tututepec, cuando llegamos nos recibió un amigo que él tenía allá, nos indicó el lugar donde habríamos de armar el puesto de venta de telas y ropa, para el día primero y dos de febrero la fiesta estaba en su apogeo; el bullicio de la gente, los pregones las bandas de música, los cohetes y las danzas, me hacían olvidar un poco el cariño de mis padres y hermanos. Dormíamos en el mismo puesto, solamente se bajaban los “manteados” y hagan de cuenta que estábamos en el cuarto de un hotel. Pero ese día dos de febrero como a las doce de la noche desperté, un altoparlante se escuchaba a lo lejos, una melodía resonaba en el silencio, era una canción muy triste (para mi gusto), la letra rezaba; “a la luz de una vela de cera, me he sentado a escribir esta letra”. Fue esa la primera vez que experimenté y/o conocí el sentimiento de nostalgia, esa canción en especial, quedó marcada ó grabada en el recuerdo de mi niñez, sentí un nudo en la garganta y de mi pecho escapó un sollozo;-¿que te pasa?- me preguntó Filemón-, nada –le contesté. El se levantó y prendió una lámpara de mano, ¿te duele algo? Me volvió a preguntar, -no, sólo estoy un poco triste, le dije- duérmete, me dijo, mañana nos vamos. Nos regresamos hasta el cuatro de febrero. Hoy, buscando una canción me encontré con aquella que me hizo llorar en mi niñez y mi mente se remontó hasta aquella época tan hermosa.
De mi anecdotario:
https://www.youtube.com/watch?v=1Aav0EN7aAo
Corría el año de 1965, era yo un niño; Filemón Medina vendía telas en Marquelia, él era muy amigo de mi padre, pues ahí ahí afuerita de su puesto de ropa, los fines de semana mi papá desempeñaba (entre otros) el oficio de peluquero, y yo me ponía a ayudarle a File, a sacar cuentas, pues yo las sumaba sin escribirlas en papel. File le pidió permiso para que yo lo acompañara a vender telas en la feria de la virgen de la Candelaria, el 2 de febrero en Tututepec, Oaxaca. Era la primera vez que me despegaba del seno familiar. Salimos a fines de enero, llegamos a Pinotepa Nacional; ahí, en el centro se encontraba el mercado, donde comimos; una señora morena y gorda nos atendió, Filemón era muy conocido por esos rumbos pues vivía y se ganaba la vida andando de fiesta en fiesta, partimos después de las tres de la tarde, llegamos al Río verde donde cruzamos en lanchas, en Santa Rosa nos quedamos a pasar la noche en casa de unos amigos de File; al siguiente día tomamos el camino de terracería hacia Tututepec, cuando llegamos nos recibió un amigo que él tenía allá, nos indicó el lugar donde habríamos de armar el puesto de venta de telas y ropa, para el día primero y dos de febrero la fiesta estaba en su apogeo; el bullicio de la gente, los pregones las bandas de música, los cohetes y las danzas, me hacían olvidar un poco el cariño de mis padres y hermanos. Dormíamos en el mismo puesto, solamente se bajaban los “manteados” y hagan de cuenta que estábamos en el cuarto de un hotel. Pero ese día dos de febrero como a las doce de la noche desperté, un altoparlante se escuchaba a lo lejos, una melodía resonaba en el silencio, era una canción muy triste (para mi gusto), la letra rezaba; “a la luz de una vela de cera, me he sentado a escribir esta letra”. Fue esa la primera vez que experimenté y/o conocí el sentimiento de nostalgia, esa canción en especial, quedó marcada ó grabada en el recuerdo de mi niñez, sentí un nudo en la garganta y de mi pecho escapó un sollozo;-¿que te pasa?- me preguntó Filemón-, nada –le contesté. El se levantó y prendió una lámpara de mano, ¿te duele algo? Me volvió a preguntar, -no, sólo estoy un poco triste, le dije- duérmete, me dijo, mañana nos vamos. Nos regresamos hasta el cuatro de febrero. Hoy, buscando una canción me encontré con aquella que me hizo llorar en mi niñez y mi mente se remontó hasta aquella época tan hermosa.
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