CON SABOR A COSTA
ISAIAS LOPEZ ABUNDIS
En todos los pueblos, ya no digamos que de la Costa ; sino de todo Guerrero, existen personajes que cuentan con alguna característica, una forma de ser muy especial, y cuentan ó expresan su sentir de manera franca sin detenerse a pensar a veces en el escenario ó situación en que las dicen y sin sentir bochorno o pena ríen o lloran pero ¡con una enjundia!...que contagian.
YA NO VA HABER.
Una morena de un pueblo de la Costa Chica lloraba a moco tendido frente a un ataúd, y sostenida por algunas amigas, así decía:
¡se murió mi máma!, ¡ayayayayay!, no lo puedo cre´é, Dio´j mío, ¡ayyyy!, Lo bueno que no de hambre, pue´j murió de empacho. ¡ay! Lo que siento que ya no vaa ´ver quien me diga, ¡hija! Vente a comeé, caldo de vaca con ¡plátano macho!…¡aaaayyyyy!.
EL DESAPEGO DE “BOBO”
Se murió doña Nila; una de sus hijas sale al patio y le dice a su hijo Bobo, (así le decían), un jovencito que no coordinaba muy bien, pero que sí se daba a entender: ¡Bobo, Bobo!, ¡ay!, ¡se murió Mamá Nila!, y le contesta Bobo: -M´porta mi yó-,…-murió burro viejo montaba yó, contimá máma Nila no monto!.- Como diría la chilindrina…¡uuaá, uuaá, uuaá, uuaá!.
LOS NEGOCIOS DE BARBARITA,
Barbarita, -¿ya terminaste los tamales?- si “manita”, los dí fiados, ¡pero caros!, lo bueno es que no perdí porque la gallina ya la tenía, la manteca ya la tenía, y la masa ya la tenía. Lo malo de Barbarita, es que también tenía mala memoria y después cuando alguna amiga le saludaba, -buenos días Barbarita-. Ella le decía; -buenos días, oye “manita” ¿Qué tú no me debes?, ¿Qué no te di unos tamales fiados?....AJAAA, SÍ., como decía un buen amigo…¡orí-ta!, ¡Barbarí-ta!.
“LA TIGRA ”
En el pueblo de “Ojo de Agua” ö Las Salinas, Gro., existió un amigo a quien apodaban “La Tigra ”, decía la gente que era chismoso como pocos, con su vocecita como la de Chabelo platicaba: jé, yo tenía una pistola con balas incendiarias, un día le tiré un balazo a un Drago (un árbol), ¡y que se prende!; como al año pasé, ¡y todavía se ´taba quemando!.
La tigra era andariego, se paseaba por las calles de la comunidad, por los salitrales, por los caminos y veredas vecinales, cierto día iba con rumbo a la playa; Pedro, que tenía peones “chaponando” un terreno, lo ve venir y le grita: -¡hé Tigra, ven, échate un chisme!. A lo que la tigra responde: -jé, por eso no quiere uno hacé´ favor, todavía me dices chismoso, penejo, te vengo a avisá que tu máma ´tá tendida, le picó la´lacrán-. Dicho lo anterior se regresa por donde venía, dejando a Pedro con la congoja y la duda sembrada, Pedro se dirige a los peones y les dice; -´arajo, la tigra es muy chismoso, pero nomás ¡a eso vino!. Por si las dudas, voy a ir al pueblo a ver-; entonces le dicen los peones, -mejor vamos todos y sirve que te ayudamos en las “vueltas” – eran como las doce del día cuando llegaron a las Salinas, Pedro hasta iba sudando frío. Cuando llegan a la casa, sale su máma a recibirlo, - bueno hijo, ¿ya terminaron tan temprano?- -¡..´nché Tigra!, nos echó a perder el día, ¡pero me las va a pagar!. Al otro día que iba hacia el terreno, que se lo vuelve a encontrar, Pedro indignado le reclama, -oye, ..¨nche Tigra, me echaste a perder el día ayer-, -jé, pe nejo…tú tiene´ la culpa, yo iba a bañá´al Mar, pero tú me llamáj te pa´que te echara un chisme; y puéj yo, ¡OBEDIENTE!.
Que tengan un excelente fin de semana.