sábado, 27 de octubre de 2012


 


CONOCIENDO LA HISTORIA DE AZOYU.
Investigando, encontré el presente texto; el cual tiene una gran importancia para los habitantes del pueblo de Azoyú, para la Región Costa Chica, y para nuestro estado de guerrero. Por ello considero pertinente compartir dicha información para tener un conocimiento más amplio y fundado sobre los orígenes de tan importantes documentos que narran la historia de nuestro pueblo Azoyuteco.
Y esta, es apenas una Breve crónica de cómo fueron encontrados los códices, mismos que después de haber sido estudiados por la Doctora Constanza Vega Sosa, y dados a conocer en 1991, revelan toda la odisea que vivieron nuestros ancestros en aquella época.
 


Historias de los CÓdices Mexicanos
Manuel A. Hermann Lejarazu

Los Códices de Azoyú y el Lienzo de Tlapa

 

Tres valiosos documentos, procedentes de la zona tlapaneca del actual estado de Guerrero, han ayudado a reconstruir parte de la historia prehispánica y colonial de una de las regiones menos estudiadas de la antigua Mesoamérica. La historia reciente de estos manuscritos comienza a mediados de 1940, cuando se efectuaban las labores de deslinde de los límites ejidales de la comunidad de Azoyú, en la Costa Chica de Guerrero. El encargado del levantamiento de los terrenos era el ingeniero Francisco Rodríguez Reyes, funcionario del entonces Departamento de Asuntos Agrarios del gobierno federal.
Para acreditar los derechos de esa comunidad, las autoridades de Azoyú estimaron importante entregar al ingeniero Rodríguez Reyes cuatro páginas de un manuscrito pictórico que consideraban parte de los títulos que amparaban la posesión de sus tierras. No obstante, Rodríguez Reyes, al regresar a la ciudad de México, se puso en contacto con el historiador Salvador Toscano con la intención de venderle las hojas sueltas del códice que le habían entregado. Toscano convenció a Rodríguez Reyes de que gestionara la venta de los documentos con el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, cuya sede aún se ubicaba en la calles de Moneda número 13.
Alfonso Caso, a la sazón director del inah, se hizo cargo de la transacción y compró por la cantidad de 350 pesos las cuatro páginas en agosto de 1940. Sin embargo, el propio Rodríguez Reyes afirmaba que todavía existían más códices en la comunidad de Azoyú, incluida una “manta” con pinturas.
Después de una “expedición” fallida encabezada por Jiménez Moreno, Agustín Villagra y Salvador Toscano para llegar al pueblo de Azoyú, el licenciado Alfonso Ortega Martínez, abogado consultor del INAH, se trasladó a Azoyú en noviembre de 1942 para entrevistarse con Irineo Germán Roque, quien, además de haber sido presidente del comisariado ejidal, era descendiente directo de los antiguos señores y caciques de Azoyú y heredero de los códices que mantenía en resguardo a nombre de la comunidad. Ortega Martínez convenció a Irineo Germán de que le prestara los códices para revisarlos en la ciudad de México y le aseguró que después se los devolvería. Para mediados de diciembre de 1942, Ortega Martínez entregó a las colecciones del museo los dos códices que hoy se denominan Azoyú 1 y 2, así como la “manta pintada” que se conoce actualmente como Lienzo de Tlapa y diversas piezas arqueológicas, entre ellas vasijas, cajetes y esculturas de barro procedentes de Cerro Guayabo, cercano a la misma comunidad de Azoyú.
Las cuatro hojas sueltas que habían sido vendidas por Rodríguez Reyes formaban parte del Códice de Azoyú 1, actualmente conformado por 38 hojas de papel amate, mientras que el Códice de Azoyú 2 únicamente está integrado por 15 folios del mismo material.

TEXTO COMPLETO EN LA EDICIÓN IMPRESA

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Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Investigación; Isaías López Abundis
 



“HISTORIAS DE MI PUEBLO”

SUCEDIÓ EN TODOS SANTOS.

ISAÍAS LÓPEZ ABUNDIS

 

DE LAS ARRUGAS INDESEABLES, PREMATURAS,

QUE A MI MENTE SIN NOTARLO LE HAN SALIDO,

SACO ESTA HISTORIA QUE EN MI NIÑEZ HUBE SABIDO

UNA TRAGEDIA QUE SE TEJIO EN LA NOCHE OSCURA.

 

Año del sesenta y dos/ sin tener motivo alguno/ en Azoyú sucedió/ sin esperarlo ninguno/

el comandante Negrete/ a Goyo Godínez mató.

 

Azoyú es un pueblo lleno de costumbres y tradiciones, tranquilo y apacible, pero como parte del Guerrero “Bronco”, también se sabe “enchandar”, sólo que en Azoyú, el que la hace la paga; no como en otras comunidades, que cuando alguien causa un mal, (el que la hace) si no lo encuentran para hacerle pagar, se cobran hasta con el de la cuna.

Por aquellos tiempos, en las cabeceras Municipales existían “Pelotones de Defensa Rural” que hacían rondines para resguardar el orden y auxiliar a las policías Municipales en cuestiones propias de la paz y seguridad de los habitantes de la comunidad. Dichos grupos de Defensa Rural, a finales de los años 60, fueron desarmados por el gobierno con el pretexto de cambiarles las armas por otras más modernas, nuevas ó actuales...hasta la fecha!

Era el día 2 de noviembre de 1962, el Comandante Gregorio Godínez Lanche, al frente del pelotón de la defensa rural de Azoyú, se dirigía hacia Ometepec haciendo un recorrido de seguridad, por el camino del Machauite, más delante de esta comunidad iban, cuando les dio alcance Constancio Pablo Nabor, -¡Goyo..Goyo! espérate, vengo por mandado de tu hermano Cruz de Jesús Godínez, dice que se regresen pa´Azoyú, porque en Ometepec hay problemas que a ustedes no les competen-.

El comandante Gregorio le pregunta a su personal, Ustedes que dicen compañeros, -¿nos regresamos, o le seguimos pa´Ometepec,?- todos estuvieron de acuerdo en que obedeciera la recomendación de su hermano, así que se regresaron, rayando el sol llegaron a Azoyú, entrando al pueblo Goyo les dice a todos: -vayan a sus casas a dejar las armas y nos vemos en el domicilio de mi hermano Santa Cruz,- ya cuando estaban todos reunidos, Goyo le pregunta a su hermano -¿por qué mandaste a Constancio a regresarnos?-, -Es que Don Aníbal López me mostró un periódico donde dice que en Ometepec hay problemas-. A lo que Goyo contesta, -¡hombre, a lo mejor se trata de una mentira!, pero bueno, mejor vamos a tomarnos un trago de aguardiente con valeriana ó un “torito” a casa de Demetrio Rendón, yo los invito muchachos-, ya estaban tomando aguardiente en casa de Demetrio cuando se oyeron unos disparos en el centro del pueblo, ahí Lorenzo Herminio le dice a Goyo, -hay que ir por las armas- Gregorio les dice, -no sean cobardes, mejor vamos donde mi prima Eloína Medel a oir unos corridos en el tocadiscos. Hacia allá se fueron, pidieron cervezas y estaban escuchando los corridos cuando llega el comandante de la policía Municipal, un tal José Negrete, (quien no era de Azoyú, y según andaba tomando también), con su segundo comandante y demás palomilla. El comandante Negrete, al ver que el Comandante Goyo y los de la Defensa Rural estaban tomando cervezas, le dice a la dueña del local -¡cervezas para todos, yo pago!-, ahí dice Porfirio de Jesús de la Cruz, sobrino del comandante Goyo, -yo prefiero aguardiente-, y se para a comprar una “media”, entonces un amigo del comandante Negrete, le quiso quitar la botella de aguardiente a Porfirio, al ver esto Gregorio le dice a aquel fulano –deja a mi sobrino que tome lo que quiera, yo respondo por él-. El comandante Negrete le dice a Goyo, -¿quién es él? Por qué lo defiendes?- entonces se oye la voz enfadada de Juan Patricio Bautista, (policía de la defensa) -¡aquí no valen los forasteros, aquí vale la Defensa Rural del pueblo.

Ya enojado, el comandante Negrete se dirige a Gregorio y le pregunta -¿tú eres el comandante de la Defensa Rural?- Gregorio, con voz firme y segura le contesta;: -¡sí!,- fue cuando el comandante José Negrete sacó su pistola y a mansalva le dio un balazo a Gregorio en la tetilla izquierda, enseguida el segundo de Negrete le vació también el cargador de su pistola a Goyo, pistola en mano salieron al grito de ¡quien otro quiere morir?

Enseguida, la palomilla de la Defensa salieron por sus armas, Lorenzo Herminio pasó a casa de Crispín Hernández Vicente, quien era el comandante de la segunda compañía, (otro grupo de reserva) para que le entregara la escopeta que el General Jesús Monroy le había regalado al grupo de la Defensa Rural, entonces dice Crispín, -oye, con Praxedis Peña Ibarra, yo la tengo empeñada.-

A eso de las 11.00 de la noche, la Defensa ya armada, se organizaron para capturar al asesino, Silvano Martínez Roque y su cuñado Angel Santiago lo encontraron en la comandancia y lo desarmaron sin darle tiempo “a poner mano”,. El segundo comandante sostuvo una balacera cerca de la comandancia, con otros miembros de la Defensa Rural, como pudo se les escapó, más adelante se topa con Guillermo Zavaleta, quien hace el intento de dispararle pero su “cerrojo” no tronó, en cambio el segundo comandante le disparó a Guillermo, pero no le dio, nomás le ahumó los cachetes.

El ambiente en Azoyú era pesado, era noche de “Todos Santos” y hasta los difuntos se cuidaban de alguna bala perdida. La gente sin saber que pasaba, se encerró en sus casas, afuera la balacera era cerrada y nutrida, sonaban las tejas donde caían las postas de las balas de escopetas, los rezos eran ahora por los difuntos y por los vivos que corrían peligro; la danza de la tortuga ya no salió a dar su recorrido.

Los de la Defensa se regresan a la comandancia de la policía Municipal donde ya tenían a José Negrete, y le preguntan hacia donde se dirigía el segundo comandante, a lo que contestó que se iban a ver en Marquelia. Sin dilación, caminando se dirigieron hacia la barranca del “Pozo Muerto”, ahí alcanzaron al segundo comandante de la Municipal; quien por alguna razón se entretuvo, sin miramientos le dispararon y cayó muerto, el mismo grupo de la Defensa lo levantó y lo llevaron a la comandancia, donde se hizo cargo el Síndico Procurador Municipal el Señor Felícito Martínez, y al día siguiente tuvo conocimiento el Presidente Municipal, el Señor David Bautista Priego.

El día 3 de noviembre, nueve pelotones de la Defensa Rural se dieron cita en Azoyú, para dar cristiana y fiel sepultura a un hombre muy estimado y valeroso, a quien en vida contribuyó para preservar la paz y la seguridad de sus conciudadanos, a quien fuera comandante de la Defensa Rural de Azoyú, el Señor Gregorio Godínez Lanche. Su sepelio coincidió con la “llevada de las flores”, el panteón estaba lleno de gente y las tumbas adornadas y vestidas de amarillo.

Sus soldados ó policías fueron: Crispín Hernández Vicente, Guillermo Zavaleta Roque, Jesús Hernández Mayo, Silvano Martínez Roque, Juan Patricio Bautista, Agustín Domínguez, Irineo de la Cruz Santiago, Emilio Bautista Canuto, Lorenzo Herminio Bautista, Maurilio Santiago Bautista y Alvaro de la Cruz Bautista. Un reconocimiento a todos ellos!.

Señores ya me despido/ ya les conté mi versión/ un “día de muertos” florido/ Goyo murió sin razón

Agradezco al Profr. Juan Godínez, y al Señor Lorenzo Herminio Bautista, por proporcionar los datos de este triste y lamentable suceso.

 

viernes, 9 de marzo de 2012

ADIOS; MAESTRA…DE LA LUZ!
Isaías López Abundis.
El ser humano se desliza sobre rieles paralelos…los rieles de la vida y de la muerte.
El pasado día 5 de marzo, la muerte sorprendió a la joven maestra Erika Gallardo Santana en el pueblo de La Luz, Municipio de Tututepec, Oaxaca; donde prestaba sus servicios como educadora del Jardín de Niños “Jean Piaget” de esa comunidad.
En ausencia de su esposo, quien un día anterior partiera a la ciudad capital de Oaxaca, Erika se levantó de manera violenta y sorpresiva como a las seis de la mañana del día lunes 5 de marzo. No se sabe a ciencia cierta, si a causa de una obstrucción de las vías respiratorias ó de un paro cardíaco; en su desesperación corrió a tomar a su niño de tan solo 5 meses de edad, alcanzó a dar algunos pasos y enseguida se desplomó con su pequeño hijo en los brazos.
Fue su hijita Kymberli quien asustada y llorando, avisó a sus vecinos que su madre se encontraba yerta; en poco tiempo, la noticia corrió en el pueblo de La Luz, y la esencia de “La Guelaguetza” que significa "intercambio recíproco de regalos y servicios" y se refiere a las relaciones que unen a la gente (participar cooperando); se hizo presente, sus compañeras de trabajo y habitantes de la comunidad se solidarizaron con la familia de su esposo, al tiempo que avisaban a éste, de tan triste noticia; entre todos se organizaron y velaron a la Maestra por el día y la noche de esa fatídica fecha.
Al día siguiente, martes 6 de marzo, sus compañeras de trabajo, padres de familia, niños del Jardín y autoridades civiles le organizaron y ofrecieron un sentido y póstumo homenaje en el centro educativo; posteriormente, entre llantos y porras fue acompañada y despedida a la salida de la comunidad de La Luz; manifestándole así, el cariño que ella se supo ganar.
Seguidamente,  un cortejo de entre seis y ocho camionetas pasajeras trasladaron a gente de aquel pueblo de La Luz hasta Marquelia, Guerrero, en donde radica su familia; al llegar, su madre contrita de dolor, su hermano, parientes, amigos, y vecinos le esperaban para darle cristiana sepultura. Junto a la tumba de su padre, quien falleciera en el año de 2009, quedó la maestra Erika para dar tributo a la madre tierra.
Erika Gallardo Santana, fue hija de Marcial Gallardo Gutiérrez y de Heriberta Santana Justo. Nació en la ciudad de México en el año de 1975, donde cursó sus estudios de preescolar y primaria, después, su familia se trasladó a Marquelia y aquí realizó sus estudios de secundaria y Bachillerato; posteriormente hizo sus estudios de nivel profesional en la Escuela Normal Experimental “Presidente Venustiano Carranza” de San Juan Cacahuatepec, Oaxaca. Fue miembro de la generación 1995/1996 – 1999/2000 denominada “Profr. Alberto Miranda Estrada”, de donde egresó como Licenciada en educación preescolar. Del año 2000 al 2004 prestó sus servicios en la comunidad de Yucuyache y a partir de 2004 hasta la fecha de su fallecimiento laboró en el pueblo de La Luz, Municipio de Tututepec Oaxaca, donde se casó con el joven Víctor Vázquez López. Deja en la orfandad a Kymberli de 6 años y Gabriel Vázquez Gallardo, de 5 meses de edad; le sobreviven también, su madre Heriberta Santana Justo y su hermano mayor Marino Gallardo Santana.
Por las muestras de cariño recibidas por parte de sus compañeras de trabajo, de los niños del Jardín, 
padres de familia y ciudadanos de La Luz y de Marquelia; y si es como sugiere Jorge Manríquez, en sus “coplas por la muerte” Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar;  Erika sembró en este camino, preparó y tiene ganado un espacio junto al Creador, donde renacerá a una nueva luz!
Descanse en Paz!

domingo, 12 de febrero de 2012

CON SABOR A COSTA
ISAIAS LOPEZ ABUNDIS

En todos los pueblos, ya no digamos que de la Costa; sino de todo Guerrero, existen personajes que cuentan con alguna característica, una forma de ser muy especial, y cuentan ó expresan su sentir de manera franca sin detenerse a pensar a veces en el escenario ó situación en que las dicen y sin sentir bochorno o pena ríen o lloran pero ¡con una enjundia!...que contagian.

YA NO VA HABER.
Una morena de un pueblo de la Costa Chica lloraba a moco tendido frente a un ataúd, y sostenida por algunas amigas, así decía:
¡se murió mi máma!, ¡ayayayayay!, no lo puedo cre´é, Dio´j mío, ¡ayyyy!, Lo bueno que no de hambre, pue´j murió de empacho.  ¡ay! Lo que siento que ya no vaa ´ver quien me diga,  ¡hija! Vente a comeé, caldo de vaca con ¡plátano macho!…¡aaaayyyyy!.

EL DESAPEGO DE “BOBO”
Se murió doña Nila; una de sus hijas sale al patio  y le dice a su hijo Bobo, (así le decían), un jovencito que no coordinaba muy bien,  pero que sí se daba a entender: ¡Bobo, Bobo!, ¡ay!,  ¡se murió Mamá Nila!, y le contesta Bobo: -M´porta mi yó-,…-murió burro viejo montaba yó, contimá máma Nila no monto!.- Como diría la chilindrina…¡uuaá, uuaá, uuaá, uuaá!.

LOS NEGOCIOS DE BARBARITA,
Barbarita, -¿ya terminaste los tamales?- si “manita”, los dí fiados, ¡pero caros!, lo bueno es que no perdí porque la gallina ya la tenía, la manteca ya la tenía,  y la masa ya la tenía. Lo malo de Barbarita, es que también tenía mala memoria y después cuando alguna amiga le saludaba, -buenos días Barbarita-. Ella le decía; -buenos días, oye “manita” ¿Qué tú no me debes?, ¿Qué no te di unos tamales fiados?....AJAAA, SÍ., como decía un buen amigo…¡orí-ta!, ¡Barbarí-ta!.

 LA TIGRA
En el pueblo de “Ojo de Agua” ö Las Salinas, Gro., existió un amigo a quien apodaban “La Tigra”, decía la gente que era chismoso como pocos, con su vocecita como la de Chabelo platicaba: jé, yo tenía una pistola con balas incendiarias, un día le tiré un balazo a un Drago (un árbol), ¡y que se prende!; como al año pasé, ¡y todavía se ´taba quemando!.
La tigra era andariego, se paseaba por las calles de la comunidad, por los salitrales, por los caminos y veredas vecinales, cierto día iba con rumbo a la playa; Pedro, que tenía peones “chaponando” un terreno, lo ve venir y le grita: -¡hé Tigra, ven, échate un chisme!. A lo que la tigra responde: -jé, por eso no quiere uno hacé´  favor, todavía me dices chismoso, penejo, te vengo a avisá que tu máma ´tá tendida, le picó la´lacrán-. Dicho lo anterior se regresa por donde venía, dejando a Pedro con la congoja y la duda sembrada, Pedro se dirige a los peones y les dice; -´arajo, la tigra es muy chismoso, pero nomás ¡a eso vino!. Por si las dudas, voy a ir al pueblo a ver-; entonces le dicen los peones, -mejor vamos todos y sirve que te ayudamos en las “vueltas” – eran como las doce del día cuando llegaron a las Salinas, Pedro hasta iba sudando frío. Cuando llegan a la casa, sale su máma a recibirlo, - bueno hijo, ¿ya terminaron tan temprano?- -¡..´nché Tigra!, nos echó a perder el día, ¡pero me las va a pagar!. Al otro día que iba hacia el terreno, que se lo vuelve a encontrar, Pedro indignado le reclama, -oye, ..¨nche Tigra, me echaste a perder el día ayer-, -jé, pe nejo…tú tiene´ la culpa, yo iba a bañá´al Mar, pero tú me llamáj te pa´que te echara un chisme; y puéj yo, ¡OBEDIENTE!.
Que tengan un excelente fin de semana.
COMENTARIO DE UNA PELICULA
ISAIAS LOPEZ ABUNDIS

Desde hace años, la televisión Mexicana, proyecta por las fechas de “todo santos” la película de “Macario”, cinta producida en el año de 1959 bajo el slogan de “un poema cinematográfico”. Además de marcar el inicio estelar de Ignacio López Tarso quien encarna a Macario, la intervención de Pina Pellicer, quien da vida a la esposa de Macario; Enrique Lucero, quien magistralmente interpreta a la Muerte. Esta cinta encierra un mundo de reflexiones por lo rico de su trama y la interpretación de sus personajes: Macario es un hombre que representa al pobre de México y del mundo, que aunque responsablemente da de comer a su familia vendiendo leña, tiene el sueño y el hambre de comerse un guajolote el solo, sin las miradas hambrientas de sus famélicos hijos. Sin embargo cuando obtiene el poder de curar a los enfermos, no abusa, y así  lo demuestra devolviendo el dinero a la viuda de uno de sus pacientes que no pudo salvar, (cosa que entre los actuales “curanderos” no sucede). Mientras que la esposa, consciente y conocedora del hambre y del deseo de Macario, llega a robar el guajolote para cumplirle el sueño a su hombre, no obstante cuando palpa la bonanza que da la riqueza, le dice a Macario _¿por qué no mejor nos volvemos a la otra casa? Presintiendo que aquella fortuna encerraba cierta maldición; y es que la riqueza y el poder; si no se saben manejar, acaban destruyendo al hombre y a su entorno.
Podemos ver en la escena de la cueva repleta de velas donde la muerte con sarape y sombrero, cuida ó vigila a aquellas que imaginariamente representan las vidas de cada uno de los mortales, y de la que se va extinguiendo, acude de inmediato a recoger su alma. Cuando Macario mira la vela que le corresponde a su vida que está a punto de extinguirse, trata de impedir que se apague, la muerte le dice que es inútil, que ya es hora; que unos se van tarde, otros muy temprano, toda vida tiene su fin, que de nada vale huir, y da a entender que hay un creador supremo que dicta las reglas, las leyes, el destino de cada ser.
Y en aquel acercamiento junto al cuerpo inanimado de Macario, la esposa de mirada triste, con los ojos rasados de lágrimas mira hacia el infinito, con palabras que denotan esperanza y resignación le dice…-“voy a hacer que los hijos sean como tú, hombres buenos…Macario, la vida no fue fácil; pero fue bueno vivirla juntos”.

jueves, 19 de enero de 2012

EL PENDON


Isaías López Abundis

Después de haber cumplido con un compromiso de carácter familiar que se realizó el pasado día 15 de diciembre en Chilpancingo, Gro., fuimos invitados (mi esposa y yo), a disfrutar del “Pendón 2011”  por mi cuñado el Dr. Jesús Guatemala Aguilar y la familia Nájera Zamora, de Ciudad Capital; a quienes agradecemos su hospitalidad y atenciones.

EL PASEO DEL PENDON

El domingo 18, desde muy temprano nos arreglamos para asistir al Pendón, como a las 10:30 de la mañana, caminamos hacia el centro de la ciudad (pues las calles céntricas se cerraron a la circulación vehicular); al igual que nosotros, numerosas familias se disponían a disfrutar de esa muestra de nuestra cultura Guerrerense; de los carros alegóricos y danzas de los barrios tradicionales de Chilpancingo y de algunas Regiones de nuestro bello estado; a pesar de los rumores de amenaza de disturbios, una multitud; hombres y mujeres, jóvenes y adultos, niños y ancianos, de todas clases sociales,  abarrotaron las banquetas de las calles por donde habría de pasar el pendón, no había espacios disponibles. Nosotros nos apostamos en la esquina que conforman las calles Altamirano y Allende.
Con paraguas, sombreros, sombrillas playeras, gorras, la gente se defendía del sol que iluminaba radiante sobre aquella valla humana sedienta de paz; de seguridad, pero también de alegría, de diversión, de convivencia sin restricciones; dispuestos todos a participar y de esta manera tratar de conservar ó preservar esta añeja costumbre.
Encabezaban este sensacional desfile, autoridades estatales y municipales, políticos y funcionarios de los dos niveles de gobierno; enseguida, unas señoritas portaban el gallardete distintivo de la Feria; después apareció “La Burrita Mezcalera”; que llevaba unos barriles ó castañas llenas de mezcal; enseguida los carros alegóricos hicieron acto de presencia, representando enormes máscaras, de tigre; de diablo; de el Toro de Petate; el primero fue el que ocupaba la Srita. Fernanda Díaz Matildes, hermosa representante de la belleza Chilpancinguence, ella es la Flor de Nochebuena y Reina de la feria de San Mateo, de Navidad y Año Nuevo; le precedían las danzas de ese populoso y tradicional barrio, bandas musicales y jóvenes que coreaban el nombre de su bella representante; le seguía el carro de la Srita. Ivonne Ileanova Rueda Apaez, representante del barrio de San Antonio, con su animado séquito; más atrás, asomaba el carro alegórico que ocupaba Alejandra Marisol Alcaraz, representante del barrio de San Francisco quien iba acompañada de las danzas de su barrio, su respectiva banda musical y la eufórica juventud y alegría de sus amigos, vecinos y seguidores; después los carros alegóricos de Ana Karen Bailleres Alday, del barrio de Santa Cruz y de Nitzarendaly de la Puente Ramírez, del barrio de Tequicorral; las danzas fueron muchas, las bandas musicales abrieron fuego con sus notas musicales, inundando las calles con sus contagiosas melodías; ríos de gente expectante, admirando al enorme ciempiés ó “mil pies” que embriagado de mezcal y euforia, animación y júbilo, danzaba frenético por las calles de Chilpancingo; calles en las que se podía percibir el aroma del “agua de las verdes matas”, mientras que Tlacololeros (danza principal de Chilpancingo), la Danza de los diablos, y la danza de “Los Apaches” de Marquelia de la Región Costa Chica; la danza de los pescadores, de los mudos, el brinco del Chinelo, los “Doce Pares” de Francia, los emblemáticos “Tecoanes” ó tigres; entre otros, mostraban sus coloridos trajes.  No faltaron los charros, (quienes cerraban el contingente) que hacían bailar a sus caballos que dejaban montar a los niños y a las jovencitas para tomarse la foto; entre ellos destacaba Luis Justo Bautista, hijo de mi amigo y paisano Luis Justo Herrera de Azoyú; quien se lució bailando su caballo al son de la joven Banda “La Explosiva”, originaria de ésa, mi tierra natal.
Aproximadamente, 80 danzas, unas 35 ó 40 bandas musicales y miles de personas disfrutaron y participaron en este singular evento que tuvo una duración aproximada de tres horas.
Al terminar el recorrido del Pendón, nos regresamos a casa, pues se escuchaban comentarios que la plaza de toros estaba repleta y que no era posible ya, el ingreso a ella para admirar el “Porrazo”; una especie de lucha ó Judo en la que los tigres representantes de los 5 barrios de Chilpancingo se disputan el primer lugar.
Con el Pendón se da por inaugurada la Feria de San Mateo; de Navidad y Año nuevo de la Ciudad de Chilpancingo, Gro.

BREVE HISTORIA DEL PENDON

Desde 1825, en la Ciudad de Chilpancingo, Gro., se celebra una vez al año y el domingo anterior a la Navidad. Participan los 5 barrios tradicionales de la ciudad Capital, y delegaciones representativas de las 7 regiones de nuestro estado: La Montaña, El Centro, El Norte, La Costa Chica, La Costa Grande, Tierra Caliente y Acapulco. Participan más de cincuenta danzas y decenas de bandas musicales, y carros alegóricos.
EN MEXICO
El paseo del Pendón tuvo su origen en 1529, cuando el Cabildo de la naciente ciudad de México dispuso que se celebrara una fiesta en honor a San Hipólito en su día, que era el 13 de agosto, que a su vez, es la fecha en que sucumbió Tenochtitlán a manos de Hernán Cortés. Y se ordenó que se sacara de la casa del Cabildo el estandarte ó pendón de la ciudad de México y se llevara en procesión a la iglesia de San Hipólito en la víspera de dicha celebración.
EN GUERRERO
Fue en 1825, que Nicolás Bravo, decretó que cada año se celebrara una fiesta decembrina en la ciudad de Chilpancingo, que en ese tiempo pertenecía a la provincia llamada México (actual estado de México y Guerrero), dicha fiesta se anunciaría por medio del paseo de un pendón. Desde entonces se sigue celebrando desde un domingo antes de la Navidad; y en esta ocasión hasta el 6 de enero de 2012.
Enhorabuena y…que siga la fiesta!

miércoles, 18 de enero de 2012

MARQUELIA-PEÑITAS

MARQUELIA Y “LAS PEÑITAS” SIGUEN DE LUTO.
ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS.

A dos años del fallecimiento de mi amigo Epigmenio Panchí, quien vivió en la playa “Las Peñitas”, hoy quiero compartir con ustedes amables lectores, lo que escribí como una despedida a este buen hombre, que supo darnos momentos agradables a quienes tuvimos la fortuna de conocerle. Todavía en las reuniones bohemias su nombre sale a relucir por las ocurrencias, acciones, hechos ó anécdotas que “Meño” dejó en la vida, en la mente y en los corazones de sus amigos.

Se, que una nueva luz// habrá de alcanzar nuestra soledad// y que todo aquel, que llega a morir// empieza a vivir una eternidad.
Hoy en día, en las ciudades, se van perdiendo los valores, el saludo diario, la capacidad de asombro, la solidaridad en la alegría y en los actos mortuorios. En las agencias fúnebres, se ve sola la caja con el cuerpo del difunto, en el velatorio muy pocos le acompañan; en los nuevos panteones todo se privatiza (hasta el sentimiento), un ramo de flores artificiales adornan lo poco que asoma de la tímida tumba, cubierta de pulcro pasto. En la provincia, el que se conmueve y llora, es el pueblo.
            Epigmenio Panchí Rodríguez, “Meño”, falleció el día 15 de diciembre. Voy a dar sus pormenores: Meño era un gran hombre, y no precisamente por su estatura; moreno, de raza afromestiza ó afromexicana, de raíces Juchitecas por su padre y huehuetecas por su madre, de cabello cuculuste, bigotón, sincero, de mirada franca, bohemio, cantador de bien timbrada voz, sus canciones preferidas “Quemame los ojos” y “Mar” (de José Alfredo Jiménez), dicharachero siempre alegre; su risa clara y contagiosa sonaba como agua vaciada de un cántaro, donde él se encontrara nadie estaba serio ó aburrido.
Acostado en su hamaca de frente al mar, a pregunta expresa contestaba un día: aquí s´toy esperando el barco que me regrese a mi otra patria (Africa). Cierto día, un amigo después de convivir con él se despide diciéndole: -otro día te visito Meño, a ver si te encuentro-, a lo que Meño le contesta, -sí amigo, aquí me jallas (y señalando con el dedo le dice) si no me jallas en esta hamaca, me jallas en aquella otra!.
Todos sus amigos fuimos siempre bien recibidos en su casa junto al mar, en distintas ocasiones estuvimos con él los siguientes músicos: el mariachi Azoyú, Amante Sugía, Angel Damián, Polo Moctezuma, Ramón Estrada, Juan Carlos “Juanillo” Anzo, Adrián “El pajarito”, Cándido Castellanos, Alfredo “Capello” Niño, Tony Magallón, el que esto escribe y muchos, muchos más. Sus amigos más asiduos: Sabdí Bautista, Don Pancho Santos, de San Luis Acatlán; pero uno que fue como su hermano, lo fue Heriberto Carmona Astudillo, quien al fallecer, se le vió a Meño llorar, y se le escuchó decir: “Beto me ha pega´o un balazo, y creo que esta herida nunca me va a sanar”.
En su velación, infinidad de amigos, gente de Juchitán, de Huehuetán, y de toda la Región le acompañamos, una “música de viento” sobrecogía aún más el corazón con sus valses y piezas fúnebres. Su cuerpo fue sepultado en Juchitán volviendo a sus orígenes. Y como diría López Velarde, “Mientras del esbelto campanario, salen y rayan los cielos las palomas con sus vuelos, cual si las torres “Meño”, te dieran la bienvenida agitando sus pañuelos”.
Le sobreviven sus hermanos Juvenal y Roberto, su esposa María Salas, sus hijos: Chicho, Filomeno, Andrés, Ricardo, Joaquín, Javier, Liliana y Prisma, y la numerosa familia Panchí. 
De las canciones que él cantaba, sus letras cobran vida en su deceso, una que dice: “deja que tus manos no sientan el frío// el frío terrible de la soledad// quémame los ojos, si es preciso vida// pero nunca digas que no volverás”. Y la otra que repite y que termina: “Mar, llegaste hasta la orilla que Dios te señaló// Mar, no puedes abarcar aunque quisieras más que yo// yo, que quiero a fuerzas adueñarme de tu amor// pero siempre mi vida, se detiene en la orilla// que Dios también a mí me señaló”.
¡Hasta la vista, Meño!, por más rápido que vayas, ¡Te alcanzaremos!