viernes, 1 de diciembre de 2017

"AZOYU; 200 AÑOS DE EVANGELIZACION PERMANENTE"



Festeja Azoyú 200 años de evangelización permanente.
Isaías López Abundis.
En el marco de los festejos de San Miguel Arcángel, Santo Patrono de Azoýu, este pueblo de origen tlapaneco festejó el bicentenario años de su evangelización permanente, ya que según registros, en el año de 1811, llegó a esta costumbrista y tradicionalista comunidad, el primer sacerdote que habría de hacerse cargo de las celebraciones eucarísticas, para asi fomentar el cristianismo entre sus pobladores.
La llegada de estos evangelizadores se dio 322 años después de que Azoyú fuera fundada por una tribu tlapaneca que habría emigrado desde el reino de Tlachinollan.
En honor a este acontecimiento y aprovechando la fiesta de San Miguel Arcángel, se llevaron cabo seis días de actividades culturales y eligiosasen la que participaron, como ya es costumbre, los seis barrios de la cabecera municipal, festejos que culminaron este jueves, 29 de septiembre, con la celebración de una misa que fue oficiada por el Arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, quien a su vez, estuvo arropado por siete sacerdotes del decanato número nueve “El buen pastor”
Día 24, la recepción de Chuchapa
Las actividades religiosas dieron inicio el día sábado, 24 de septiembre, con la tradicional recepción del sacerdote en el arroyo Chuchapa, entre feligreses de los diferentes barrios que conforman la comunidad; con este encuentro se emula la recepción que anteriormente se le daba al sacerdote que la igglesia católica enviaba desde la parroquia de Chilapa vía San Luis Acatlán.
Día 25, la llegada de San Miguel
Como ya es tradicional, el día 25 de septiembre, el pueblo azoyuteco encabeza una peregrinación desde la vecina cabecera municipal de Juchitán. Con este acto se recuerda la bienvenida que el pueblo de Azoyú le diera al santo patrono cuando fue recuperado de la capilla de Pinotepa de Don Luis.
Al respecto de  este pasaje, en los anales de la historia de Azoyú se registran dos versiones: en la primera, cuentan los principales ancianos del pueblo), se inició una disputa entre el pueblo de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca, y el pueblo de Azoyú, puesto que los primeros se llevaron a Pinotepa de Don Luis al anterior santo patrono de los azoyutecos, San Sebastián; en venganza, los azoyutecos se robaron al santo patrono de Pinotepa de Don Luis, San Miguel Arcángel. Se dice que el hurto y la recuperación de San Miguel se repitió en varias ocasiones, hasta que los pobladores de ambos pueblos decidieron darle término a ésta disputa dejando a los santos en los lugares que se encuentran actualmente, San Miguel en Azoyú y San Sebastián en Pinotepa de Don Luis, preservando entre sí un lazo de mutuo respeto y hasta de hermandad.
Día 26, Contingente de Pinotepa de Don Luis
Tras el literal intercambio de santos patronos, y para refrendar el compromiso y vínculo eclesiástico (cuya historia merece una mención aparte), el día  26 un contingente del pueblo Católico de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca, visitó el santuario de San Miguel. Ese mismo día se contó con la visita de otro contingente venido desde Igualapa.
La recepción de ambos contingentes se llevó a cabo en la entrada de la cabecera municipal, precisamente en el lugar conocido como “Las Ollitas”, desde donde marcharon hacia el centro de la población acompañados por bandas de “Chile Frito” y danzas, fue un memorable encuentro de diferentes culturas y una sola fe.
Día 27 , lavada de la plata
Hacia el mediodía del cuarto día de fiesta, los feligreses de Azoyú llevaron a cabo el “lavatorio” de los ropajes del Arcángel San Miguel, labor que, según la tradición, recae en los indígenas tlapanecos del barrio Oriente. Para llevar a cabo esta actividad, el jefe de los Ejércitos de Dios es bajado de su solio, junto con los ropajes, los fieles también lavan el oro y la plata que adrna al santo patrono.
Por la tarde se desarrolló un acto cultural en la explanada cívica ubicada frente a la Iglesia, donde participaron artistas del pueblo como: Juan Carlos Bautista y sus teclados; Alfredo Niño y su hijo Norier; de Ometepec participaron Mariano y Laurita; Nacho el hijo de Leonardo “El Romántico”; Mateo y sus amigos; Luciano Hilario y Ramiro Aparicio, un excelente cantante de Igualapa, Gro., todos ellos interpretaron lo mejor de su repertorio musical.
Día 28, cambio de mayordomos
En el penúltimo día de fiesta se llevó a cabo el cambio de la Mayordomía; en esta ocasión los mayordomos salientes fueron Helmer Bustos García de misa y René Nabor; mientras que los que recibieron fueron Mauro Santiago Hernández y Lorenzo Hernández Hernández,  quienes se encargarán de la organización de los festejos del año próximo, 2012.
Día 29. El festejo grande
Como todos los años, durante la madrugada del día 29 en la parroquia que lleva su nombre, se cantaron mañanitas en  honor a San Miguel Arcángel; luego,, a las 10.00 de la mañana, inició el arribo de cada barrio a la plaza cívica, la cual se techó con enormes lonas para improvisar el altar donde se celebraría una misa solemne.
De manera inédita, por primera vez en 200 años de culto, y para dar cabida a los feligreses convocados, la plaza cívica fue habilitada como santuario de San Miguel Arcángel y hasta ese lugar se congregaron los feligreses de las capillas de “Los Liborio” de Los Remedios; del Barrio Del Tepeyac; del barrio de La Tejería, dem la capilla de la Virgen de Guadalupe; y de la capilla de San José.
Cada contingente arribó con sus respectivas bandas y danzas, como “La Conquista”; “Los Diablos”; “Los Tlaminques”; “Los Vaqueros y el Toro de Petate” y el “Macho Mula”.
Fue hacia las 12.00 del día cuando San Miguelito fue bajado de su solio por un comité integrado por indígenas nativos, quienes lo llevaron al altar improvisado donde se celebraría la magna misa.
Mientras los contingentes hacían acto de presencia, en el estrado se encontraban autoridades civiles, a saber, el presidente municipal Omar Justo Vargas, la Subcoordinadora de los Servicios Regionales Educativos de la Costa Chica, Consuelo Ibancovichi Muñoz; Luis Justo Herrera, además de comisarios municipales.
El contingente que entronó a San Miguel Arcángel en su improvisado solio era encabezado por el párroco decanato, Joel Salazar Bailón. El Santo Patrono era flanqueado por el arzobispo de la Arquidiócesis de Acapulco, monseñor Carlos Garfias Merlos, Erasto Juárez Julián, vicario episcopal en la Costa Chica y párroco de Marquelia; Pedro Rumbo Alejandri de San Luis Acatlán; Roberto Coleman de Zacualpan; Juan Sánchez Espinoza de Quetzalapa; Nicolás Orbe de la O. de Igualapa.
La celebración Eucarística estuvo oficiada por el Arzobispo, Carlos Garfias Merlos, en conjunción con los párrocos del decanato número nueve, quien también confirmó en la fe Cristiana a niños y jóvenes del Municipio.
Por la tarde se pudo disfrutar de las danzas tradicionales del pueblo; y por la noche se quemó un “castillo” de juegos pirotécnicos, cerrando con ello los festejos del 200 aniversario de la evangelización permanente en Azoyú.
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"LA VACA DE ORO"



EL CANTO DEL CENZONTLE
ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS

En el concierto de la libertad de expresión, en México (al igual que en otros países), muchas voces de periodistas han callado por haber hecho uso de la palabra escrita para decir verdades, el caso más sonado desde hace muchos años, es el de Manuel Buendía.
En Guerrero, como en todo el país, existen buenos periodistas, idealistas, neutrales, que transitan por terrenos llenos de arenas movedizas. Sirva este espacio para expresar un merecido reconocimiento a Misael Tamayo y Amado Ramírez, mártires del periodismo.
Si bien es cierto que la democracia ha avanzado, que la libertad de expresión hoy es más, digamos tolerada, hace falta que algunos líderes de los ámbitos habidos y por haber, reconozcan que un buen periodista es portador en ocasiones, del canto de aquel cenzontle que canta a Dios, a la vida y a la naturaleza, pero que casi nunca es escuchado en sus justos reclamos por mejores condiciones de existencia y convivencia propia; y del pueblo impotente a quien dan voz, y que la crítica puede servir para recordarles que sus esfuerzos e intereses deben estar encaminados para dar bienestar a las mayorías que son sus representados. Ya sean éstos líderes de entidades de gobierno, de instituciones ó empresas públicas y privadas, sindicales, de beneficencia, etc., que bien pudieran ser la “vaca de oro” de mi pensamiento.
Deseo que el cuadro que mi mente elucubró y que a continuación describo, quede solamente plasmado en el papel, que la voracidad y otros males sean alejados de nuestro cielo. Que la ecuanimidad, la generosidad y la justicia toquen el corazón de los poderosos y traten bien a “la vaca de oro” para que a su vez brinde consuelo y alimento a los que menos, o nada tienen.

“LA VACA DE ORO”
ISAÍAS LOPEZ ABUNDIS

Cierto día, un atribulado Cenzontle, se posó en un árbol,
Al ver a una pobre vaca de oro, entrar en franca agonía,
Tirada estaba...llorosa, quejumbrosa y flaca
¡útil y fértil aún se sentía!
Tal vez ese era el motivo, por el cual quería seguir viviendo,
El Cenzontle dispúsose a aliviar un poco su pena,
Cantándole un canto... un canto de esperanza y alegría,
Más, de pronto, lo acallaron los graznidos de unos buitres,
Que a la vaca de oro vieron sin defensa,
¡y venían a ayudar, según decían, a aliviar su necesidad, su sufrimiento!
¡le sacaron los ojos, le destrozaron sus tetas,
esas tetas, que a tantos dio alimento!
¡entraron por su “fondillo” desgarraron sus entrañas!
Así,... aquella pobre vaca de oro, exhaló su último aliento,
Sólo huesos ¡No dejaron ni su cuero!
Tal festín, no se había visto en tanto tiempo,
Y los dueños, resignados, de lejos sólo estaban viendo...
Impotente, aquel pobre cenzontle, sólo gorjeó amargo lamento,

¡Si destruyendo pretenden ayudar...
que no harán, cuando quieran destruir!

¿QUE DICEN QUE DIJE?



¿QUE DICEN QUE DIJE?
Isaías López Abundis

Nunca falta quien aproveche nuestros errores para tergiversar ó cambiar el sentido de lo que uno en realidad quiere decir al escribir sobre cierto tema..
De ahí que ahora me atreva hacer una recomendación a mis amigos periodistas y escribanos: hay que tener mucho cuidado con la redacción de nuestros textos, porque, una cosa es lo que uno pone, perdón; ¡escribe! (luego por eso se dan los malos entendidos), y otra cosa es lo que el lector entiende ó interpreta. Una simple falta de ortografía  nos puede traer problemas, por ejemplo, una regla primaria de ortografía cuando escribimos a máquina, ó a mano, es no separar al final de la línea, la palabra “espectáculo”. Se imaginan a un caballero que quiere reconciliarse con su primer amor y le manda el siguiente mensaje: “quiero volver contigo, siento mucho que lo que antes nos unió, ahora nossepara”, ó; “lo que antes nosseparó, ahora habrá de unirnos hasta la muerte”, ¡si, Chucha! ¿y tu nieve?
Por otra parte, también lo que decimos puede ser mal interpretado, vea Usted el siguiente ejemplo: Un maestro albañil, le dice a su ayudante; -Pedro, tráeme la “mezclera” (recipiente para echar la mezcla), la cuchara, la plana (herramienta hecha de madera que se ocupa para aplanar), la Brocha…ah, y la mojas!- , Pedro, el ayudante, le trae al Albañil la mezclera, la cuchara, la plana y la brocha, y se regresa a la bodega; pasa un buen rato y el ayudante no regresaba. Entonces el albañil le grita: -¡Pedro! ¿qué tanto haces? Necesito que me traigas la mezcla!- entonces Pedro le contesta: -¡Oiga “Maistro”, no encuentro “la mojas”… úúúú, úúúú, úúúú.

“LA GENTE ES LA QUE DICE”

Por otra parte, rezan que el mejor periodista es el que dice lo que otros callan, pero ¡qué difícil es ese oficio! porque a nadie le gusta que se digan las verdades, en días pasados saludé a un funcionario Municipal, le dije –Buenos días, Señor funcionario - a lo que él me contestó, --buenos días-… y enseguida me dijo: ¿qué dice?-  yo me apresuré a decirle, -No señor, yo no digo nada, ¡la gente es la que dice!
Y es que muchos andan con la espada desenvainada y ¡de todo se enojan! Como el paisano que entró a la iglesia y cuando vio al Señor Santiago Apóstol con su espada desenvainada, luego luego que saca su “gringa” (su machete), y le dijo -¡quiubole, quiubole, que yo también traigo la mía!
Les decía que la gente es la que dice porque, la gente no es tonta, se hace; sabe toda la verdad, pero no la dice, nomás las rumora, y le deja el paquete de decirlas ó de escribirlas, al periodista,  y aquel muy cómodo en su hamaca, ó en su sillón de esos redondos, con su coca de a litro al lado, las lee, se ríe, y dice; ¡este amigo tiene toda la razón! Pero no reclama, no exige; tiene ganas, pero como dijo el otro paisano cuando le preguntaron -¿oye, no te dan ganas de trabajar?- él contestó -¡si, pero me las aguanto! Y se contenta cuando le dice el funcionario…¡que Dios me los bendiga!
Por eso amble lector, si a Usted le preguntan algo, ¡póngase trucha! y diga…¡yo no digo nada…la gente es la que dice!

MEJOR LES CUENTO UN CHISTE
Iba un indito de su casa que se ubicaba en el monte, hacia el pueblo, pues se celebraba la fiesta patronal; en eso, que se le aparece papá Chú en el camino, y le pregunta: ¿para donde vas hijito? A lo que el indito contesta:-voy pueblo siñor, voy fiesta-, Jesús le dice: -mira hijito, se dice…Si Dios quiere- No siñor, voy pueblo, voy fiesta-. Jesús le dice entonces, eres desobediente, y en castigo, te convertiré en sapo, y…¡zaz!, había un charco por ahí cerca y poing, poing, poing brincó el sapito hacia el charco. Todavía le dice Jesús: hasta el día de mañana volverás a ser normal.
Al otro día, el indito nuevamente iba hacia el pueblo, cuando se le vuelve a aparecer Jesús, y la historia se repite: ¿a dónde vas hijito? –voy pueblo siñor, voy fiesta-, Mira hijito, se dice ¡Si Dios quiere! –No siñor, voy pueblo, voy fiesta-, Jesús, un tanto enfadado le dice: -eres desobediente y terco, te convertiré en sapo-, y ¡zaz! Y poing, poing, corrió el sapito hacia el charco. –¡hasta mañana serás normal!- le dijo Jesús.
Al tercer día, va el indito nuevamente caminando hacia el pueblo, le sale al paso Jesús, le pregunta: -¿a dónde vas hijito?- a lo que el indito le contesta: -voy pueblo siñor, voy fiesta-…-si Dios quere, si no, ¡VOY CHARCO!

"Un Ramo de Deseos" (para bodas)



UN RAMO DE DESEOS
Isaías López Abundis.
(UN POEMA PARA BODAS)

De  palabras envueltas en regalo
Yo traigo un ramo con mis pensamientos
Rosas propicias para la ocasión
Lirios que adornen este momento
En que dos seres se unen por amor.

El escenario, espléndido, Natura ha sugerido;
Y el mar, con su incesante vaivén nos brinda ejemplo
De insistencia, de consistencia, de tesón,
Con la playa, interminable idilio ha mantenido,
Al amanecer muy suave…y ¡por las noches con furor!...

Que el amor que se otorgan con la aurora;
Que al atardecer lo puedan compartir,
Que Dios bendiga la vida que juntos tienen por vivir
Son nuestros deseos para su mañana… ¡en esta hermosa y tierna ahora!

Felicidades, y que Dios les bendiga!

domingo, 12 de noviembre de 2017

"FIbi, la Sirenita"

“FIBI, LA SIRENITA”
AUTOR: Isaías López Abundis
Erase una vez, que existiò una familia de sirenas, quienes habitaban en una pequeña isla de rocas, perdida en la inmensidad del mar. Una de ellas, la màs joven y hermosa, de nombre Sheila, se alejò màs allà de los lìmites que les era permitido, asì, se extraviò todo el dìa, ya al atardecer se encontrò con una pequeña barca dentro de la cual yacía desmayado un apuesto joven que supuestamente habìa sido arrastrado por las corrientes de agua y por falta de alimentos se encontraba en esa situación, Sheila se prendò de aquel desconocido y decidiò ayudarle, empujò aquella pequeña barca y la llevò al lado opuesto de la isla que habitaba. Lejos de las miradas de sus familiares, reanimò al joven quien despertò sorprendido de la hermosura de aquella joven que lo atendìa y tambièn al momento se enamorò de ella, sheila lo alimentò y le diò de beber, èl, le dijo llamarse Paul, hablaron de sus propios mundos, de sus propias costumbres y formas de vida, de lo cual ellos estaban concientes, sin embargo aquel hechizo que surgiò de muy dentro de sus almas, hizo que no les importara nada màs que aquel naciente amor que sentìan y asì, se entregaron en cuerpo y alma durante dos noches y un dìa, al cabo de los cuales se tuvieron que despedir para volver cada quien a su propio mundo, seguros eso si, de que aquel encuentro y aquella experiencia, no la olvidarìan jamás. Cuando Sheila volvió con los suyos, su madre y sus hermanas le preguntaron que donde habìa estado todo ese tiempo, ella simplemente les contestò que se habìa perdido por ahì, sin embargo, al correr de los dìas su vientre se fuè abultando producto de un embarazo, resultado de aquel encuentro amoroso con su inolvidable Paul; su madre, sus hermanas y las demàs sirenas se alegraron pues según su tradición, el Dios Neptuno era quien llegado el momento, las fecundaba para preservar aquella hermosa especie de sirenas, y asì, todo iba bien, hasta que llegò el dìa en que Sheila diò a Luz a una hermosa niña rubia, pero -¡ho sorpresa!- no tenìa aquella singular cola escamada que tenìan todas las sirenas, fuè entonces que las demàs se enfurecieron, incluyendo a sus hermanas y a su madre, quienes decìan que por ese pecado, el Dios Neptuno las extinguirìa de manera cruel, y decidieron desterrar a Sheila y a su pequeña hija de aquella isla de sirenas; ella, con una gigantesca concha de coral hizo un portabebè, llorando y con el alma herida, abandonò para siempre aquella isla donde habìa crecido y amado por primera vez.
Asì, atravesò los mares decidida a sacar a su hijita a tierra, convencida de que en el mar, ella no podría subsistir ya que era hija de un hombre terrenal, sucedió entonces que una noche tormentosa, cayò en las redes de un barco de pescadores, donde cientos, -o quizás miles de peces se debatìan entre la vida y la muerte, una muerte que paradójicamente darìa vida, entonces Sheila desesperada y con su hijita en brazos, logrò romper aquellas fuertes redes y escapò de una muerte segura, siguió nadando y por fin al amanecer avistò la costa, pero no podìa acercarse demasiado sin ser descubierta, asì que se armò de paciencia para esperar el momento oportuno de dejar a su hijita en terreno seguro, por fin, una tarde, una pareja, los esposos Susi y Carlos Alvarez, (quienes casualmente no habìan podido tener hijos) provenientes de la Ciudad de México, se encontraban en un pequeño yate; ella tomando el sol y èl tratando de pescar un pez que al igual que èl, se quisiera desaburrir, Sheila esperò el momento oportuno, le diò un beso a su hijita con làgrimas en los ojos le diò la màs triste despedida, pues no sabìa si la volverìa a ver; aprovechando una distracción de los esposos, colocò muy suavemente la concha que acunaba a su bebita en la cubierta de aquel pequeño yate, pasados unos minutos, la niña despertò y aguijoneada por el hambre, empezó a llorar; Susi se incorporò y le dice a Carlos- ¿oìste cariño? Creo que llora un bebè, Carlos un poco desenfadado le dice- sueñas querida- pero la niña sigue llorando, Susi se levanta y recorre el pequeño yate y ¡ho sorpresa! Encuentra a la hermosa criatura quien le sonrìe creyendo que era su madre, -¡Carlos, Carlos, Ho Dios mìo! Ven, ¡mira lo que me encontrè, Carlos alarmado corre a donde su esposa le llama con insistencia y comprueba que Susi sostiene entre sus Brazos a una hermosa niña de pelo rubio y ensortijado, ¡Ho Carlos, este es un regalo de Dios! -Calma Susi, calma, sus padres deben estar por ahì, pero, ¿no te das cuenta? No hay nadie a un kilómetro de nuestro alrededor, ¡por favor, Carlos, dime que nos quedaremos con ella!, -mira Susi, yo no quiero tener lìos con la autoridad, la llevaremos a la comisaría y ellos que determinen que es lo que procede, ¡no, por Dios, no, ellos nos la quitaràn y jamás le volveremos a ver! Por favor, por favor, quedémonos con ella y si alguien la reclama, entonces veremos que es lo que sucede. Por fin, Carlos aceptò, no le dirían nada a las autoridades, pero si alguien reclamaba a la niña, ellos la entregarìan.
Como si temieran que alguien les arrebatara a la niña, emprendieron un largo viaje, un crucero por mar, y en el transcurso de dicho viaje, bautizaron a la pequeña niña, el Capitán del barco, en nombre de Dios, realizò el bautizo imponiéndole el nombre de Fibi, la niña al sentir el contacto del agua bautismal riò de manera alegre, como si èse fuera su elemento. El matrimonio regresò a casa después de unos meses para seguir con su vida normal, aunque para ellos ya no era normal, pues era extraordinario tener la dicha de contar con el complemento perfecto de una familia, ¡una hija!
Pasò el tiempo rápidamente, la niña creció, ingresò a la escuela, primero a preescolar, luego a nivel básico. Todo transcurrìa normalmente, sòlo que la niña sentìa una gran dicha al tomar agua y al bañarse, luego aprendiò, sin que nadie le enseñara a nadar. En la escuela los maestros notaron ese don y facilidad que ella tenìa para nadar; además ella era muy sociable, se hizo muy amiga de otras niñas que la estimaban mucho, entre ellas Beti, Carolina y Mari, cuando ella ingresò al nivel secundaria, los maestros la seleccionaron para que representara a su escuela en una competencia de natación, sin mucho esfuerzo, ella ganò el primer lugar y desde entonces, empezó a dar satisfacciones a sus padres, amigos y a su escuela. Asì, llegò a la Universidad junto con sus amigas, un dìa sábado, ella cumplìa sus 18 años y sus padres le ofrecieron una bonita fiesta, era aquella una hermosa noche de luna llena. A su fiesta asistieron sus amigas y compañeros, repentinamente, se sintió sofocada y corriò asustada a su cuarto y ya no saliò, le pidió a su madre que la disculpara con sus amigos, la señora muy preocupada hablò con todos los asistentes y cada quien tomò rumbo a sus respectivos domicilios. Susi, preocupada fue a hablar con su esposo, quien se encontraba leyendo en su habitación y le contò lo sucedido, èl le pidió que se calmara y que tratara de hablar con su hija, Susi le comunicò sus temores, ya que nunca le habìan confesado a la “niña” (como ella le decìa) que no eran sus verdaderos padres, Carlos sòlo le dijo –que sea lo que Dios quiera-. Susi regresò al cuarto de Fibi, tocò insistentemente a su puerta, al fin, ella le abriò, -ella se echò a sus brazos llorando, ¡ho mamà! Le dijo,-sentì que me ahogaba, que no podìa respirar- Susi se asustò y sòlo le dijo- càlmate mi niña y trata de dormir.
Al dia siguiente Fibi fue a la escuela como de costumbre, se disculpò con sus amigas y ellas le demostraron su cariño y le dijeron que no tenìa importancia, - lo bueno es que ya estàs recuperada y nosotros te apoyamos en todo- ¡gracias amigas! –les dijo-, ¡oye, por cierto!- le dice Beti,- hoy publicaron una convocatoria para la competencia anual interescolar de natación, y estamos seguras que tu vas a ganar, -no sè- decìa ella, ¡nada! -Tu vas a ganar en nombre de nuestra amistad- le decìan, en eso se acercò Luis, el chico màs guapo de su clase, le entregò una flor y le dijo,-por favor, participa- ella se sonrojò, sus amigas le hicieron bulla, luego le echaron una porra, al fin ella aceptò, -està bien, lo harè por ustedes y por mis padres, ya que a ellos les encanta que yo participe en este tipo de eventos, lo que no sabìa ella, es que Susi, de un tiempo a la fecha, tenìa pavor de que ella se sumergiera en el agua.
Llegò por fin el dìa de la competencia, todo estaba dispuesto, las porras alegraban el ambiente, los jueces en sus lugares, a los lados de la alberca estaba lleno de jóvenes que admiraban y animaban a las participantes, quienes se encontraban ya listas para iniciar la competencia, de pronto, sonò el disparo que daba la salida para las competidoras, y todas al mismo tiempo, se tiraron al agua, las demàs salieron a la superficie para nadar, si embargo Fibi no salìa a la superficie,¡iba nadando bajo el agua! Todos estaban expectantes y admirados de que Fibi nio salìa a la superficie, por fin en la segunda vuelta ¡brotò a la superficie! Muy adelante de las demàs competidoras quienes no tuvieron la menor oportunidad de alcanzarla, Fibi efectivamente, llegò en primer lugar entre los gritos de alegrìa de sus padres y de sus amigos, sin embargo ella estaba sintiendo un doloroso ardor en sus piernas y pantorrillas, y ante el asombro de todos los presentes, saliò de la alberca y corriò hacia los vestidores, su madre corriò tras ella, Fibi entrò a uno de los vestidores y se encerrò, aterrada viò que sus piernas estaban cubiertas de escamas y empezó a llorar,-¡Fibi, Fibi, hijita!-decìa Susi ¡que te pasa por Dios! -¡ho mamà! Se oyò un golpe seco que provocò su cuerpo al caer al piso, al tiempo que Carlos llegaba corriendo al vestidor, -apàrtate- le dijo a Susi y de un empellón, tumbò la puerta del vestidor,- ¡ho Dios mìo, Carlos, sus piernas!- Carlos saliò y tomò una enorme toalla y le cubriò sus piernas, en ese momento entraron sus amigas, ¿que pasa, que tiene Fibi?, -nada- dijo Carlos-, la tomò entre sus brazos y la llevò hacia fuera, la subiò al carro y partieron rumbo a su casa, en la escuela todo era expectación, nadie sabìa que era en realidad lo que le habìa sucedido a Fibi.
Carlos depositò suavemente a su hija sobre la cama quien presentaba una palidez casi mortal, Fibi abriò los ojos con dificultad y sòlo dijo –mamà, no puedo respirar- y volvió a desmayarse, ¡por Dios Carlos, llama a un mèdico! –Carlos se dejò caer en un sillòn y le dijo a su esposa, -no Susi, creo que ha llegado el momento- ¿el momento de què, Carlos?, -el momento de la verdad, Susi, estamos perdiendo a Fibi, querida, ¡Fibi es hija del mar! Y debemos de devolverla. ¡no, ella es mi hija!,-no Susi, no nos aferremos, està de por medio la vida de Fibi, ¿recuerdas el dìa que se bautizò? ¿recuerdas como disfrutaba el agua cuando la bañabas? ¿por què crees que es tan veloz en la natación? No hay nadie màs veloz que ella. Tenemos que regresarla si no queremos verla morir, en eso Fibi despertò, -papà, mamà, ¿qué me està pasando? ¡ho hijita!- Susi bañada en llanto, la abrazò y le dijo- Fibi, tenemos que hablar contigo, ¿qué pasa mamà? ¿acaso voy a morir?, en eso recordò sus piernas y se destapò, pero estaban normales, -mamà, yo soñè- no hijita, no soñaste, tus piernas se llenaron de escamas y estamos muy asustados, por eso tenemos que hablar contigo de algo que nunca te hemos dicho por temor a perderte, -me asustas mamà-,-mi niña querida me duele decirte que nosotros... no somos tus padres biológicos,-¿què?,¿pero còmo?¿quiénes son mis padres entonces? Mira hijita, hace 18 años, nosotros te encontramos en la cubierta de nuestro yate y decidimos quedarnos contigo, hicimos pasarte como hija propia, pero hoy tenemos miedo de que mueras al tratar de retenerte a nuestro lado, siempre nos intrigò tu origen, todo el tiempo hemos vivido angustiados por ello, y al ver tu comportamiento y lo que le ha sucedido a tu cuerpo, estamos seguros que tu origen es el mar, no hay explicación lógica pero tù debes de volver a èl para que puedas sobrevivir, asi que hemos tomado una determinación, te vamos a llevar al lugar en que te encontramos para ver que sucede y ¡que sea lo que Dios quiera!
Al otro dìa muy temprano, tomaron hacia la costa, los tres iban tristes cada uno sumido en sus propios pensamientos, Fibi recordaba que no se habìa despedido de sus queridas amigas, de sus compañeros de clase, de sus maestros, en su cuarto dejaba un montòn de recuerdos, cosas que sus padres habìan comprado con cariño para ella, sus fotos de cuando fue bautizada, de sus quince años, de cuando recibìa los premios en las competencias de natación, recordò en ese momento a Luis, aquel chico moreno con ojos color miel que le regalara una flor en su escuela, y las làgrimas resbalaron por sus mejillas.
¡hemos llegado! –dijo Carlos- ahì està nuestro yate, aquel pequeño yate estaba atracado en el muelle de aquella pequeña población del Estado de Baja California Sur, México, a orillas de una bahìa bañada por las aguas del Océano Pacìfico.
Ni Susi ni Fibi hacìan el intento por bajar del automóvil, Carlos se dejò caer en el pasto y hundiò la cabeza entre sus rodillas derramando làgrimas de tristeza, en ese momento, Fibi se puso pàlida y nuevamente se sintió sofocada,¡le faltaba aire!,-¡Carlos! Apremiò Susi, rápidamente, Carlos tomò entre sus brazos a Fibi y la subiò al pequeño yate, Susi tras de ellos, Carlos depositò a Fibi muy cuidadosamente sobre la cubierta del yate, enseguida soltò las amarras, encendió el motor y partieron hacia el mar abierto, se adentraron y nuevamente soltò anclas en aquel lugar donde un dìa, un poco aburridos habìan decidido, ella a tomar el sol, èl a tratar de pescar algún pez. Con la brisa del mar, Fibi habìa recobrado un poco la salud que se le habìa ido minando poco a poco. Sin comer, cada uno se volvió a quedar encerrado en sus pensamientos, Susi recordaba aquel dìa en que encontrara a Fibi en la cubierta de su yate, las alegrìas y satisfacciones que habìa vivido durante 18 años, y ahora, estaban ahì, esperando ¡no sabìa què!. Carlos recordaba y repasaba como en una película, lo que habìan vivido desde que encontraran a Fibi, recordò tambièn, que su matrimonio estaba a punto de irse a pique, por la falta de un hijo, hijo que èl no podìa procrear, ya que cuando joven, debido a una operación, èl habìa quedado estéril, Susi se habìa convertido en una mujer amargada y llena de resentimientos, hasta que encontraron a Fibi, ella cambiò totalmente sus vidas, los llenò de amor, de comprensión, estuvieron siempre juntos en torno a la niña que habìa sido como un milagro para ellos.
Asi, pasò la tarde y cayò la noche, era aquella una noche de luna, pasaron los segundos, los minutos, las horas, los nervios se estaban apoderando de Susi, cuando de pronto.- se escuchò un sonido, ¡Splash!- Carlos, creo que merodea algún delfín ò tiburón, Carlos se asomò, cuando de pronto apareció el hermoso rostro de una mujer, ¡Ho Dios mìo, Susi!,-¡calma! –por favor, no se asuste, me llamo Sheila -Fibi despertò en ese momento-¿què pasa?, -una mujer- dijo Carlos, los tres estaban viendo a una mujer nadando en el agua, ¡ayúdenme a subir, por favor, no les harè daño! Carlos con cierto recelo, le ayuda a subir ¡ho gran Dios, una sirena.- eres una sirena!- ciertamente con los rayos de luz de la luna aquella hermosa cola brillaba como si fuera de oro ò de plata, increíblemente aquélla cola se fue convirtiendo en dos hermosas piernas de mujer las cuales fueron cubiertas con una toalla por Susi y Fibi. Ya pasada la sorpresa, se sentaron a platicar, Sheila les contò su historia, de cómo conoció al padre de Fibi, de cómo fuè arrojada de la isla de las sirenas por el que ellas consideraron un pecado y a Fibi como una maldición, y de cómo su madre en un arranque de compasión le dijo que aquella situación “anormal” para ellas de haber nacido humana, durarìa 18 años al tèrmino de los cuales Fibi volverìa a ser “normal” es decir, una sirena, -por eso desde hace dìas he rondado por aquì, como cada año lo hago para estar pendiente de mi hija-, Carlos, Fibi y Susi, no salìan de su asombro, Fibi se soltò en llanto y con encontrados sentimientos abrazò al mismo tiempo a su madre biológica y a sus padres adoptivos. Susi y Carlos en ese momento sintieron un gran alivio, pues siempre habìan vivido en la zozobra por no saber el origen de su hija Fibi, Carlos se levantò, diò la espalda y con voz emocionada, dijo- Fibi, debes volver con tu madre, nosostros estaremos siempre contigo, recordándote y bendiciéndote por la alegrìa que diste a nuestras vidas, en ese momento, Fibi empezó a ponerse mal, otra vez, le faltaba el aire, -vamos Fibi, ve con tu madre, y que mi Dios y los suyos les bendigan, Fibi, se levantò, le dio un beso a Susi y a Carlos, ¡adiós papà, adiós mamà! Siempre estarán en mi mente y en mi corazòn, Sheila tambièn les diò un cariñoso abrazo a los dos, asì abrazadas Sheila y Fibi se acercaron al borde del yate y se tiraron al mar, emergieron del agua y alzaron sus manos en señal de despedida, luego se volvieron a sumergir, y dos hermosas colas brillantes, dijeron adiós a Susi y a Carlos, quienes permanecieron por largo rato abrazados, pero extrañamente, no se sentìan tristes, ahora se sentìan fuertemente unidos en el recuerdo de aquella hermosa niña que salvara su matrimonio.
Carlos y Susi desaparecieron de la Ciudad de Mèxico donde habitaran por tanto tiempo, vendieron su casa y propiedades y se fueron a vivir a aquel pueblito donde un dìa encontraran a Fibi, compraron una pequeña casita ubicada en lo alto de un risco alejada del caserìo, con acceso al mar abierto. Cuentan los lugareños que cada año, en la noche de Navidad se oyen murmullos de festejos, risas y cantos de sirena en aquella humilde casita de los viejitos esposos Alvarez, allà en la costa de la Baja California Sur..