viernes, 1 de diciembre de 2017

¿QUE DICEN QUE DIJE?



¿QUE DICEN QUE DIJE?
Isaías López Abundis

Nunca falta quien aproveche nuestros errores para tergiversar ó cambiar el sentido de lo que uno en realidad quiere decir al escribir sobre cierto tema..
De ahí que ahora me atreva hacer una recomendación a mis amigos periodistas y escribanos: hay que tener mucho cuidado con la redacción de nuestros textos, porque, una cosa es lo que uno pone, perdón; ¡escribe! (luego por eso se dan los malos entendidos), y otra cosa es lo que el lector entiende ó interpreta. Una simple falta de ortografía  nos puede traer problemas, por ejemplo, una regla primaria de ortografía cuando escribimos a máquina, ó a mano, es no separar al final de la línea, la palabra “espectáculo”. Se imaginan a un caballero que quiere reconciliarse con su primer amor y le manda el siguiente mensaje: “quiero volver contigo, siento mucho que lo que antes nos unió, ahora nossepara”, ó; “lo que antes nosseparó, ahora habrá de unirnos hasta la muerte”, ¡si, Chucha! ¿y tu nieve?
Por otra parte, también lo que decimos puede ser mal interpretado, vea Usted el siguiente ejemplo: Un maestro albañil, le dice a su ayudante; -Pedro, tráeme la “mezclera” (recipiente para echar la mezcla), la cuchara, la plana (herramienta hecha de madera que se ocupa para aplanar), la Brocha…ah, y la mojas!- , Pedro, el ayudante, le trae al Albañil la mezclera, la cuchara, la plana y la brocha, y se regresa a la bodega; pasa un buen rato y el ayudante no regresaba. Entonces el albañil le grita: -¡Pedro! ¿qué tanto haces? Necesito que me traigas la mezcla!- entonces Pedro le contesta: -¡Oiga “Maistro”, no encuentro “la mojas”… úúúú, úúúú, úúúú.

“LA GENTE ES LA QUE DICE”

Por otra parte, rezan que el mejor periodista es el que dice lo que otros callan, pero ¡qué difícil es ese oficio! porque a nadie le gusta que se digan las verdades, en días pasados saludé a un funcionario Municipal, le dije –Buenos días, Señor funcionario - a lo que él me contestó, --buenos días-… y enseguida me dijo: ¿qué dice?-  yo me apresuré a decirle, -No señor, yo no digo nada, ¡la gente es la que dice!
Y es que muchos andan con la espada desenvainada y ¡de todo se enojan! Como el paisano que entró a la iglesia y cuando vio al Señor Santiago Apóstol con su espada desenvainada, luego luego que saca su “gringa” (su machete), y le dijo -¡quiubole, quiubole, que yo también traigo la mía!
Les decía que la gente es la que dice porque, la gente no es tonta, se hace; sabe toda la verdad, pero no la dice, nomás las rumora, y le deja el paquete de decirlas ó de escribirlas, al periodista,  y aquel muy cómodo en su hamaca, ó en su sillón de esos redondos, con su coca de a litro al lado, las lee, se ríe, y dice; ¡este amigo tiene toda la razón! Pero no reclama, no exige; tiene ganas, pero como dijo el otro paisano cuando le preguntaron -¿oye, no te dan ganas de trabajar?- él contestó -¡si, pero me las aguanto! Y se contenta cuando le dice el funcionario…¡que Dios me los bendiga!
Por eso amble lector, si a Usted le preguntan algo, ¡póngase trucha! y diga…¡yo no digo nada…la gente es la que dice!

MEJOR LES CUENTO UN CHISTE
Iba un indito de su casa que se ubicaba en el monte, hacia el pueblo, pues se celebraba la fiesta patronal; en eso, que se le aparece papá Chú en el camino, y le pregunta: ¿para donde vas hijito? A lo que el indito contesta:-voy pueblo siñor, voy fiesta-, Jesús le dice: -mira hijito, se dice…Si Dios quiere- No siñor, voy pueblo, voy fiesta-. Jesús le dice entonces, eres desobediente, y en castigo, te convertiré en sapo, y…¡zaz!, había un charco por ahí cerca y poing, poing, poing brincó el sapito hacia el charco. Todavía le dice Jesús: hasta el día de mañana volverás a ser normal.
Al otro día, el indito nuevamente iba hacia el pueblo, cuando se le vuelve a aparecer Jesús, y la historia se repite: ¿a dónde vas hijito? –voy pueblo siñor, voy fiesta-, Mira hijito, se dice ¡Si Dios quiere! –No siñor, voy pueblo, voy fiesta-, Jesús, un tanto enfadado le dice: -eres desobediente y terco, te convertiré en sapo-, y ¡zaz! Y poing, poing, corrió el sapito hacia el charco. –¡hasta mañana serás normal!- le dijo Jesús.
Al tercer día, va el indito nuevamente caminando hacia el pueblo, le sale al paso Jesús, le pregunta: -¿a dónde vas hijito?- a lo que el indito le contesta: -voy pueblo siñor, voy fiesta-…-si Dios quere, si no, ¡VOY CHARCO!

"Un Ramo de Deseos" (para bodas)



UN RAMO DE DESEOS
Isaías López Abundis.
(UN POEMA PARA BODAS)

De  palabras envueltas en regalo
Yo traigo un ramo con mis pensamientos
Rosas propicias para la ocasión
Lirios que adornen este momento
En que dos seres se unen por amor.

El escenario, espléndido, Natura ha sugerido;
Y el mar, con su incesante vaivén nos brinda ejemplo
De insistencia, de consistencia, de tesón,
Con la playa, interminable idilio ha mantenido,
Al amanecer muy suave…y ¡por las noches con furor!...

Que el amor que se otorgan con la aurora;
Que al atardecer lo puedan compartir,
Que Dios bendiga la vida que juntos tienen por vivir
Son nuestros deseos para su mañana… ¡en esta hermosa y tierna ahora!

Felicidades, y que Dios les bendiga!

domingo, 12 de noviembre de 2017

"FIbi, la Sirenita"

“FIBI, LA SIRENITA”
AUTOR: Isaías López Abundis
Erase una vez, que existiò una familia de sirenas, quienes habitaban en una pequeña isla de rocas, perdida en la inmensidad del mar. Una de ellas, la màs joven y hermosa, de nombre Sheila, se alejò màs allà de los lìmites que les era permitido, asì, se extraviò todo el dìa, ya al atardecer se encontrò con una pequeña barca dentro de la cual yacía desmayado un apuesto joven que supuestamente habìa sido arrastrado por las corrientes de agua y por falta de alimentos se encontraba en esa situación, Sheila se prendò de aquel desconocido y decidiò ayudarle, empujò aquella pequeña barca y la llevò al lado opuesto de la isla que habitaba. Lejos de las miradas de sus familiares, reanimò al joven quien despertò sorprendido de la hermosura de aquella joven que lo atendìa y tambièn al momento se enamorò de ella, sheila lo alimentò y le diò de beber, èl, le dijo llamarse Paul, hablaron de sus propios mundos, de sus propias costumbres y formas de vida, de lo cual ellos estaban concientes, sin embargo aquel hechizo que surgiò de muy dentro de sus almas, hizo que no les importara nada màs que aquel naciente amor que sentìan y asì, se entregaron en cuerpo y alma durante dos noches y un dìa, al cabo de los cuales se tuvieron que despedir para volver cada quien a su propio mundo, seguros eso si, de que aquel encuentro y aquella experiencia, no la olvidarìan jamás. Cuando Sheila volvió con los suyos, su madre y sus hermanas le preguntaron que donde habìa estado todo ese tiempo, ella simplemente les contestò que se habìa perdido por ahì, sin embargo, al correr de los dìas su vientre se fuè abultando producto de un embarazo, resultado de aquel encuentro amoroso con su inolvidable Paul; su madre, sus hermanas y las demàs sirenas se alegraron pues según su tradición, el Dios Neptuno era quien llegado el momento, las fecundaba para preservar aquella hermosa especie de sirenas, y asì, todo iba bien, hasta que llegò el dìa en que Sheila diò a Luz a una hermosa niña rubia, pero -¡ho sorpresa!- no tenìa aquella singular cola escamada que tenìan todas las sirenas, fuè entonces que las demàs se enfurecieron, incluyendo a sus hermanas y a su madre, quienes decìan que por ese pecado, el Dios Neptuno las extinguirìa de manera cruel, y decidieron desterrar a Sheila y a su pequeña hija de aquella isla de sirenas; ella, con una gigantesca concha de coral hizo un portabebè, llorando y con el alma herida, abandonò para siempre aquella isla donde habìa crecido y amado por primera vez.
Asì, atravesò los mares decidida a sacar a su hijita a tierra, convencida de que en el mar, ella no podría subsistir ya que era hija de un hombre terrenal, sucedió entonces que una noche tormentosa, cayò en las redes de un barco de pescadores, donde cientos, -o quizás miles de peces se debatìan entre la vida y la muerte, una muerte que paradójicamente darìa vida, entonces Sheila desesperada y con su hijita en brazos, logrò romper aquellas fuertes redes y escapò de una muerte segura, siguió nadando y por fin al amanecer avistò la costa, pero no podìa acercarse demasiado sin ser descubierta, asì que se armò de paciencia para esperar el momento oportuno de dejar a su hijita en terreno seguro, por fin, una tarde, una pareja, los esposos Susi y Carlos Alvarez, (quienes casualmente no habìan podido tener hijos) provenientes de la Ciudad de México, se encontraban en un pequeño yate; ella tomando el sol y èl tratando de pescar un pez que al igual que èl, se quisiera desaburrir, Sheila esperò el momento oportuno, le diò un beso a su hijita con làgrimas en los ojos le diò la màs triste despedida, pues no sabìa si la volverìa a ver; aprovechando una distracción de los esposos, colocò muy suavemente la concha que acunaba a su bebita en la cubierta de aquel pequeño yate, pasados unos minutos, la niña despertò y aguijoneada por el hambre, empezó a llorar; Susi se incorporò y le dice a Carlos- ¿oìste cariño? Creo que llora un bebè, Carlos un poco desenfadado le dice- sueñas querida- pero la niña sigue llorando, Susi se levanta y recorre el pequeño yate y ¡ho sorpresa! Encuentra a la hermosa criatura quien le sonrìe creyendo que era su madre, -¡Carlos, Carlos, Ho Dios mìo! Ven, ¡mira lo que me encontrè, Carlos alarmado corre a donde su esposa le llama con insistencia y comprueba que Susi sostiene entre sus Brazos a una hermosa niña de pelo rubio y ensortijado, ¡Ho Carlos, este es un regalo de Dios! -Calma Susi, calma, sus padres deben estar por ahì, pero, ¿no te das cuenta? No hay nadie a un kilómetro de nuestro alrededor, ¡por favor, Carlos, dime que nos quedaremos con ella!, -mira Susi, yo no quiero tener lìos con la autoridad, la llevaremos a la comisaría y ellos que determinen que es lo que procede, ¡no, por Dios, no, ellos nos la quitaràn y jamás le volveremos a ver! Por favor, por favor, quedémonos con ella y si alguien la reclama, entonces veremos que es lo que sucede. Por fin, Carlos aceptò, no le dirían nada a las autoridades, pero si alguien reclamaba a la niña, ellos la entregarìan.
Como si temieran que alguien les arrebatara a la niña, emprendieron un largo viaje, un crucero por mar, y en el transcurso de dicho viaje, bautizaron a la pequeña niña, el Capitán del barco, en nombre de Dios, realizò el bautizo imponiéndole el nombre de Fibi, la niña al sentir el contacto del agua bautismal riò de manera alegre, como si èse fuera su elemento. El matrimonio regresò a casa después de unos meses para seguir con su vida normal, aunque para ellos ya no era normal, pues era extraordinario tener la dicha de contar con el complemento perfecto de una familia, ¡una hija!
Pasò el tiempo rápidamente, la niña creció, ingresò a la escuela, primero a preescolar, luego a nivel básico. Todo transcurrìa normalmente, sòlo que la niña sentìa una gran dicha al tomar agua y al bañarse, luego aprendiò, sin que nadie le enseñara a nadar. En la escuela los maestros notaron ese don y facilidad que ella tenìa para nadar; además ella era muy sociable, se hizo muy amiga de otras niñas que la estimaban mucho, entre ellas Beti, Carolina y Mari, cuando ella ingresò al nivel secundaria, los maestros la seleccionaron para que representara a su escuela en una competencia de natación, sin mucho esfuerzo, ella ganò el primer lugar y desde entonces, empezó a dar satisfacciones a sus padres, amigos y a su escuela. Asì, llegò a la Universidad junto con sus amigas, un dìa sábado, ella cumplìa sus 18 años y sus padres le ofrecieron una bonita fiesta, era aquella una hermosa noche de luna llena. A su fiesta asistieron sus amigas y compañeros, repentinamente, se sintió sofocada y corriò asustada a su cuarto y ya no saliò, le pidió a su madre que la disculpara con sus amigos, la señora muy preocupada hablò con todos los asistentes y cada quien tomò rumbo a sus respectivos domicilios. Susi, preocupada fue a hablar con su esposo, quien se encontraba leyendo en su habitación y le contò lo sucedido, èl le pidió que se calmara y que tratara de hablar con su hija, Susi le comunicò sus temores, ya que nunca le habìan confesado a la “niña” (como ella le decìa) que no eran sus verdaderos padres, Carlos sòlo le dijo –que sea lo que Dios quiera-. Susi regresò al cuarto de Fibi, tocò insistentemente a su puerta, al fin, ella le abriò, -ella se echò a sus brazos llorando, ¡ho mamà! Le dijo,-sentì que me ahogaba, que no podìa respirar- Susi se asustò y sòlo le dijo- càlmate mi niña y trata de dormir.
Al dia siguiente Fibi fue a la escuela como de costumbre, se disculpò con sus amigas y ellas le demostraron su cariño y le dijeron que no tenìa importancia, - lo bueno es que ya estàs recuperada y nosotros te apoyamos en todo- ¡gracias amigas! –les dijo-, ¡oye, por cierto!- le dice Beti,- hoy publicaron una convocatoria para la competencia anual interescolar de natación, y estamos seguras que tu vas a ganar, -no sè- decìa ella, ¡nada! -Tu vas a ganar en nombre de nuestra amistad- le decìan, en eso se acercò Luis, el chico màs guapo de su clase, le entregò una flor y le dijo,-por favor, participa- ella se sonrojò, sus amigas le hicieron bulla, luego le echaron una porra, al fin ella aceptò, -està bien, lo harè por ustedes y por mis padres, ya que a ellos les encanta que yo participe en este tipo de eventos, lo que no sabìa ella, es que Susi, de un tiempo a la fecha, tenìa pavor de que ella se sumergiera en el agua.
Llegò por fin el dìa de la competencia, todo estaba dispuesto, las porras alegraban el ambiente, los jueces en sus lugares, a los lados de la alberca estaba lleno de jóvenes que admiraban y animaban a las participantes, quienes se encontraban ya listas para iniciar la competencia, de pronto, sonò el disparo que daba la salida para las competidoras, y todas al mismo tiempo, se tiraron al agua, las demàs salieron a la superficie para nadar, si embargo Fibi no salìa a la superficie,¡iba nadando bajo el agua! Todos estaban expectantes y admirados de que Fibi nio salìa a la superficie, por fin en la segunda vuelta ¡brotò a la superficie! Muy adelante de las demàs competidoras quienes no tuvieron la menor oportunidad de alcanzarla, Fibi efectivamente, llegò en primer lugar entre los gritos de alegrìa de sus padres y de sus amigos, sin embargo ella estaba sintiendo un doloroso ardor en sus piernas y pantorrillas, y ante el asombro de todos los presentes, saliò de la alberca y corriò hacia los vestidores, su madre corriò tras ella, Fibi entrò a uno de los vestidores y se encerrò, aterrada viò que sus piernas estaban cubiertas de escamas y empezó a llorar,-¡Fibi, Fibi, hijita!-decìa Susi ¡que te pasa por Dios! -¡ho mamà! Se oyò un golpe seco que provocò su cuerpo al caer al piso, al tiempo que Carlos llegaba corriendo al vestidor, -apàrtate- le dijo a Susi y de un empellón, tumbò la puerta del vestidor,- ¡ho Dios mìo, Carlos, sus piernas!- Carlos saliò y tomò una enorme toalla y le cubriò sus piernas, en ese momento entraron sus amigas, ¿que pasa, que tiene Fibi?, -nada- dijo Carlos-, la tomò entre sus brazos y la llevò hacia fuera, la subiò al carro y partieron rumbo a su casa, en la escuela todo era expectación, nadie sabìa que era en realidad lo que le habìa sucedido a Fibi.
Carlos depositò suavemente a su hija sobre la cama quien presentaba una palidez casi mortal, Fibi abriò los ojos con dificultad y sòlo dijo –mamà, no puedo respirar- y volvió a desmayarse, ¡por Dios Carlos, llama a un mèdico! –Carlos se dejò caer en un sillòn y le dijo a su esposa, -no Susi, creo que ha llegado el momento- ¿el momento de què, Carlos?, -el momento de la verdad, Susi, estamos perdiendo a Fibi, querida, ¡Fibi es hija del mar! Y debemos de devolverla. ¡no, ella es mi hija!,-no Susi, no nos aferremos, està de por medio la vida de Fibi, ¿recuerdas el dìa que se bautizò? ¿recuerdas como disfrutaba el agua cuando la bañabas? ¿por què crees que es tan veloz en la natación? No hay nadie màs veloz que ella. Tenemos que regresarla si no queremos verla morir, en eso Fibi despertò, -papà, mamà, ¿qué me està pasando? ¡ho hijita!- Susi bañada en llanto, la abrazò y le dijo- Fibi, tenemos que hablar contigo, ¿qué pasa mamà? ¿acaso voy a morir?, en eso recordò sus piernas y se destapò, pero estaban normales, -mamà, yo soñè- no hijita, no soñaste, tus piernas se llenaron de escamas y estamos muy asustados, por eso tenemos que hablar contigo de algo que nunca te hemos dicho por temor a perderte, -me asustas mamà-,-mi niña querida me duele decirte que nosotros... no somos tus padres biológicos,-¿què?,¿pero còmo?¿quiénes son mis padres entonces? Mira hijita, hace 18 años, nosotros te encontramos en la cubierta de nuestro yate y decidimos quedarnos contigo, hicimos pasarte como hija propia, pero hoy tenemos miedo de que mueras al tratar de retenerte a nuestro lado, siempre nos intrigò tu origen, todo el tiempo hemos vivido angustiados por ello, y al ver tu comportamiento y lo que le ha sucedido a tu cuerpo, estamos seguros que tu origen es el mar, no hay explicación lógica pero tù debes de volver a èl para que puedas sobrevivir, asi que hemos tomado una determinación, te vamos a llevar al lugar en que te encontramos para ver que sucede y ¡que sea lo que Dios quiera!
Al otro dìa muy temprano, tomaron hacia la costa, los tres iban tristes cada uno sumido en sus propios pensamientos, Fibi recordaba que no se habìa despedido de sus queridas amigas, de sus compañeros de clase, de sus maestros, en su cuarto dejaba un montòn de recuerdos, cosas que sus padres habìan comprado con cariño para ella, sus fotos de cuando fue bautizada, de sus quince años, de cuando recibìa los premios en las competencias de natación, recordò en ese momento a Luis, aquel chico moreno con ojos color miel que le regalara una flor en su escuela, y las làgrimas resbalaron por sus mejillas.
¡hemos llegado! –dijo Carlos- ahì està nuestro yate, aquel pequeño yate estaba atracado en el muelle de aquella pequeña población del Estado de Baja California Sur, México, a orillas de una bahìa bañada por las aguas del Océano Pacìfico.
Ni Susi ni Fibi hacìan el intento por bajar del automóvil, Carlos se dejò caer en el pasto y hundiò la cabeza entre sus rodillas derramando làgrimas de tristeza, en ese momento, Fibi se puso pàlida y nuevamente se sintió sofocada,¡le faltaba aire!,-¡Carlos! Apremiò Susi, rápidamente, Carlos tomò entre sus brazos a Fibi y la subiò al pequeño yate, Susi tras de ellos, Carlos depositò a Fibi muy cuidadosamente sobre la cubierta del yate, enseguida soltò las amarras, encendió el motor y partieron hacia el mar abierto, se adentraron y nuevamente soltò anclas en aquel lugar donde un dìa, un poco aburridos habìan decidido, ella a tomar el sol, èl a tratar de pescar algún pez. Con la brisa del mar, Fibi habìa recobrado un poco la salud que se le habìa ido minando poco a poco. Sin comer, cada uno se volvió a quedar encerrado en sus pensamientos, Susi recordaba aquel dìa en que encontrara a Fibi en la cubierta de su yate, las alegrìas y satisfacciones que habìa vivido durante 18 años, y ahora, estaban ahì, esperando ¡no sabìa què!. Carlos recordaba y repasaba como en una película, lo que habìan vivido desde que encontraran a Fibi, recordò tambièn, que su matrimonio estaba a punto de irse a pique, por la falta de un hijo, hijo que èl no podìa procrear, ya que cuando joven, debido a una operación, èl habìa quedado estéril, Susi se habìa convertido en una mujer amargada y llena de resentimientos, hasta que encontraron a Fibi, ella cambiò totalmente sus vidas, los llenò de amor, de comprensión, estuvieron siempre juntos en torno a la niña que habìa sido como un milagro para ellos.
Asi, pasò la tarde y cayò la noche, era aquella una noche de luna, pasaron los segundos, los minutos, las horas, los nervios se estaban apoderando de Susi, cuando de pronto.- se escuchò un sonido, ¡Splash!- Carlos, creo que merodea algún delfín ò tiburón, Carlos se asomò, cuando de pronto apareció el hermoso rostro de una mujer, ¡Ho Dios mìo, Susi!,-¡calma! –por favor, no se asuste, me llamo Sheila -Fibi despertò en ese momento-¿què pasa?, -una mujer- dijo Carlos, los tres estaban viendo a una mujer nadando en el agua, ¡ayúdenme a subir, por favor, no les harè daño! Carlos con cierto recelo, le ayuda a subir ¡ho gran Dios, una sirena.- eres una sirena!- ciertamente con los rayos de luz de la luna aquella hermosa cola brillaba como si fuera de oro ò de plata, increíblemente aquélla cola se fue convirtiendo en dos hermosas piernas de mujer las cuales fueron cubiertas con una toalla por Susi y Fibi. Ya pasada la sorpresa, se sentaron a platicar, Sheila les contò su historia, de cómo conoció al padre de Fibi, de cómo fuè arrojada de la isla de las sirenas por el que ellas consideraron un pecado y a Fibi como una maldición, y de cómo su madre en un arranque de compasión le dijo que aquella situación “anormal” para ellas de haber nacido humana, durarìa 18 años al tèrmino de los cuales Fibi volverìa a ser “normal” es decir, una sirena, -por eso desde hace dìas he rondado por aquì, como cada año lo hago para estar pendiente de mi hija-, Carlos, Fibi y Susi, no salìan de su asombro, Fibi se soltò en llanto y con encontrados sentimientos abrazò al mismo tiempo a su madre biológica y a sus padres adoptivos. Susi y Carlos en ese momento sintieron un gran alivio, pues siempre habìan vivido en la zozobra por no saber el origen de su hija Fibi, Carlos se levantò, diò la espalda y con voz emocionada, dijo- Fibi, debes volver con tu madre, nosostros estaremos siempre contigo, recordándote y bendiciéndote por la alegrìa que diste a nuestras vidas, en ese momento, Fibi empezó a ponerse mal, otra vez, le faltaba el aire, -vamos Fibi, ve con tu madre, y que mi Dios y los suyos les bendigan, Fibi, se levantò, le dio un beso a Susi y a Carlos, ¡adiós papà, adiós mamà! Siempre estarán en mi mente y en mi corazòn, Sheila tambièn les diò un cariñoso abrazo a los dos, asì abrazadas Sheila y Fibi se acercaron al borde del yate y se tiraron al mar, emergieron del agua y alzaron sus manos en señal de despedida, luego se volvieron a sumergir, y dos hermosas colas brillantes, dijeron adiós a Susi y a Carlos, quienes permanecieron por largo rato abrazados, pero extrañamente, no se sentìan tristes, ahora se sentìan fuertemente unidos en el recuerdo de aquella hermosa niña que salvara su matrimonio.
Carlos y Susi desaparecieron de la Ciudad de Mèxico donde habitaran por tanto tiempo, vendieron su casa y propiedades y se fueron a vivir a aquel pueblito donde un dìa encontraran a Fibi, compraron una pequeña casita ubicada en lo alto de un risco alejada del caserìo, con acceso al mar abierto. Cuentan los lugareños que cada año, en la noche de Navidad se oyen murmullos de festejos, risas y cantos de sirena en aquella humilde casita de los viejitos esposos Alvarez, allà en la costa de la Baja California Sur..

miércoles, 11 de octubre de 2017

MEMORIAS DE OAXACA

MEMORIAS DE OAXACA
Isaias López Abundis.
Ricardo, uno de mis hijos; cursó sus estudios profesionales en la escuela Normal Experimental “Gral. Venustiano Carranza” ubicada en la comunidad de Cacahuatepec, Oaxaca, escuela a la cual le guardo un especial cariño y agradecimiento; igualmente, a los profesores que contribuyen en la formación de tantos y tantos jóvenes de la Región, que ahí se preparan para su vida profesional.
Fue en el ciclo escolar 1995-1996, cuando mi hijo inició su carrera, y la Directora que estaba al frente de la Institución era la Profesora Socorro Barroso Peláez, y egresó en el año 2000, siendo Director el Profesor Juan Rojas Olmedo. En el mes de noviembre de ese mismo año, le fue asignada su plaza enviándolo a la comunidad de San Cosme La Paz, en la sierra de Oaxaca. Después de un año, decidí visitarlo y conocer ese alejado pueblito y otras comunidades de los alrededores; subí por la desviación que existe en Pinotepa para tomar rumbo hacia Cacahuatepec, pasando por San José Amuzgos, el camino es sinuoso, casi al llegar a Putla Villa de Guerrero, se torna más peligroso, ya que bordea profundos precipicios; viajé de noche, en la oscuridad sólo se oía el runrunear del motor del autobús. Al fin llegamos a Putla, antigua y hermosa ciudad situada a orillas de la carretera, rodeada de cerros y de un agradable ambiente, cuna de de Macedonio Alcalá Prieto, nacido el 12 de septiembre de 1831, autor del famoso vals “Dios nunca muere” con esa seguridad, ahí pernocté.
Al día siguiente, de madrugada salí con rumbo a San Cosme la Paz, pueblito enclavado en la sierra, hombres y mujeres rodeaban bidones ó “tambos” metálicos con leños ardiendo en su interior mientras saboreaban un rico atole o café, el frío era intenso. Como a la una de la mañana Salí en un autobús “guajolotero”. Pasamos por La Joya, y La Hacienda; fue en San Pedro Siniyuve que nos detuvieron sus habitantes para pedirnos cooperación, ya que se disponían (en ese día) a echar la losa de concreto a un puente que estaban construyendo sobre la carretera de terracería; hileras de mujeres se encontraban en cuclillas moliendo nixtamal de maíz en sendos metates para elaborar tortillas para el almuerzo de los hombres trabajadores; continuamos hacia Zimatlán de Lázaro Cárdenas, el camino se antojaba interminable, llegamos a Nopalera, El Ranchito, Atoyaquillo, y ¡por fin! Después de cinco horas de camino llegué a San Cosme La Paz. Como coincidencia, mi hijo tenía cita con el Supervisor escolar en la comunidad de San Andrés Cabecera Nueva, así que…nos tuvimos que regresar en el mismo camión, ya que sólo entraba uno en la mañana y otro por la tarde; ¡otras cinco horas de regreso! La carretera de terracería se veía que en un tiempo fue recubierta con grava-arena, pero con la lluvia, la arena se deslavó quedando un revestimiento de pura piedra, accidentado con subidas y bajadas, lo cual hacía más penoso y tardado el viaje a bordo de aquel autobús “guajolotero” ¡por algo les dicen así!
Llegamos a Putla, rápidamente trasbordamos hacia Tlaxiaco, luego a Chalcatongo de ahí cambiamos el rumbo, la ruta era; Cuanana, Itundujia y finalmente San Andrés Cabecera Nueva; aunque hay menos poblaciones de por medio, la distancia, el tiempo y la carretera de terracería son iguales, en este tramo alcancé a mirar a niños caminando, me explicaba mi hijo que eran niños que regresaban caminando de sus escuelas hacia alguna ranchería, hasta dos horas para llegar a casa, como aquel pequeño de nombre Benito Juárez, oriundo de San Pablo Guelatao, gigante de México y Latinoamérica. También campesinos que caminaban descalzos junto con sus hijos bajo las inclemencias del sol, con cargas a cuestas, colgadas con malacates de sus cabezas hacia sus espaldas, cargas que se apreciaba, no les pesaban más que sus cuitas.
Según mi humilde apreciación, el presupuesto que se destina a las comunidades, se fracciona tanto como el número de municipios que existen (570). Además Oaxaca es territorialmente muy extenso, tiene una extensión de 93, 793 kilómetros cuadrados, ocupa el 5º. Lugar a nivel nacional, lo que hace muy difícil el acceso hacia algunos lugares. A veces se llega en avioneta, a caballo y en el peor de los casos, caminando hasta ocho horas o más (según nos comentaba un maestro de la Región, ya que el servicio de transporte y carga en esos lugares de la sierra es difícil encontrar ó alquilar; en ocasiones se tiene que esperar a camiones “Troceros” de esos que transportan trozos de madera de pino sin aserrar, para viajar arriba de ellos como si se fuera a jinetear un potro bruto.
Es corto el espacio para expresar las experiencias que viví; sin embargo, quiero comentar que quedé impresionado con la pobreza que se palpa entre los habitantes de esa parte de la montaña de Oaxaca, y estoy seguro que se vive en otrs partes de mi estado de Guerrero y otras entidades de nuestro querido México.
Nuestros gobernantes le quedan mucho a deber a esos niños y jóvenes de miradas anhelantes, con más hambre de progreso, ¡que de comer!
Al andar por esos caminos fui escribiendo el siguiente pensamiento, aclarando que sólo es un punto de vista muy personal!
“SEMBLANTE BIZARRO”
Por entre piedras y montañas
Tragado por húmedos fríos
Bordeando el abismo voy con el asfalto
Por esas fauces que subyugan
Y que causan sobresaltos,
¡Oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan grande y tan pobre…
La figura de tu hijo Juárez
No alcanzaron a cobijarte con justicia.
Tu traje de Triqui necesita sr renovado
Tu perfil serrano que se esconde en la tristeza
Me lastiman como el cardo del camino
Tus pies por las piedras desangrados
Ya necesitan calzar huaraches finos!
Tus antiguas cordilleras
Caminan en callada procesión
Con hachones de ocote resinoso
Van llorando por guerreros que han caído
Y al compás de lúgubres motosierras
Son arrastrados en patético camión
¡oh Oaxaca, mi Oaxaca!
Tan noble y tan niña!
Ataviada con fúnebre rebozo,
Tu progreso es escondido dentro de un pozo…
Yo cambiaré tu gris de niebla
Por un color rojo sandía,
Un amarillo de frescos girasoles
Por un vivocolor aguamarina
Donde tu india se bañe de alegría
Y donde tus aires…retocen en la cima!

martes, 10 de octubre de 2017

"ES MI COSTA CHICA"

"ES MI COSTA CHICA"
Autor: Isaías López Abundis.

CANTO MI CHILENA/
CANTO A MIS HERMANOS/
A MI COSTA CHICA/ SUS MONTES Y LLANOS
/ LE CANTO A SAN MARCOS AL BELLO NIDO Y A CRUZ GRANDE/
MARQUELIA, SAN LUIS Y AZOYU SON UN ENCANTO.
CUAJINICUILAPA, CUAUHTEPEC Y AYUTLA/
JUCHITAN, COPALA/ IGUALAPA EMBRUJA/
PUEBLOS QUE COMPARTEN TIEMPO Y RASGOS CULTURALES/
SANGRE INDIA Y MESTIZA, SANGRE CRIOLLA DE ANCESTRALES.
UN SALUDO AMUZGO, OTRO EN MEXICANO/
CORAZONES DE INDIO, MANOS DE ARTESANOS/
VAN TEJIENDO EN HILO ILUSIONES CON LAS MANOS/
MANTOS DE ALEGRIA Y ACUARELAS A DESGRANO.
LE CANTO A CHAUTENGO, A PLAYA VENTURA/
BOCANA Y PEÑITAS, DE GRAN HERMOSURA/
ES MI COSTA CHICA UN BELLO MUNDO DE COLORES/
CORRIDOS, CHILENAS FORMAN PARTE DE FOLCLORES.

lunes, 2 de octubre de 2017

UN ANGEL



UN ANGEL, NOS ABRIO LA PUERTA
ISAIAS LOPEZ ABUNDIS

En triste y árido desierto:

Uno de mis brotes de esperanza, languidece;
Porque a su vida que como aquel sol
Que en la mañana viene,
Una nube cargada de pena le oscurece

Más, un bendito y cierto día:

En el letargo de la noche oscura,
Un hada madrina le envolvió en su velo,
Aquella pena con bondad tritura
Y con un rayo de luz iluminó su cielo.

Bendita ninfa que con su alma buena
Trajo alegría y dio vida a una vida nueva
Que Dios te guarde, le pido, María Elena,
Y te dé cabida en su villa, Villanueva,
Y a tus brotes los colme de alegrías,
Y te bendiga en tus noches y en tus Díaz!


…¡GRACIAS, MAESTRA!

lunes, 31 de octubre de 2016

RECORDANDO A TIA CHENCHA



Ausencia Abundis Franco; La Tía Chencha
In memoriam.
Por Isaías López Abundis.

“A lo sonoro, llega la muerte como un zapato sin pie, como un traje sin hombre. Llega como un anillo sin piedras, llega a gritar sin la boca, sin lengua, sin garganta. Sin embargo, sus pasos suenan y sus vestidos suenan…callados, como un árbol!. (Gabriela Mistral

El día 27 de octubre (2009), amaneció nublado; la lluvia empezó a medio día, como presagio de la noticia que estaba por recibir: suena el celular…es mi hijo Nelson:- ¿ya supiste?, falleció Tía Chencha, en Acapulco, que su cuerpo lo traen como a media noche-. Al instante, su imagen, su recuerdo me llega a la mente.
Cuatro hijas tuvieron mis abuelos Manuel Abundis Priego y Carmen Franco Tapia: Basilisa; Angela (mi madre), Ausencia y Rosalía.
Mi tía Ausencia se casó con Constantino Evaristo Jiménez, nacido en Ometepec, de profesión Telegrafista, quien llegó a Azoyú para quedarse. Procrearon a Carlos, Raúl, Nelly y José Luis, de apellidos Evaristo Abundis. El Doctor Carlos y el Contador Raúl, tuvieron el honor y la responsabilidad de servir a mi pueblo de Azoyú, como presidentes Municipales en sendas administraciones.
MUJER INDUSTRIOSA
A mi tía Ausencia la recuerdo como una mujer fuerte, trabajadora, emprendedora, que ayudaba a la gente pobre de las comunidades del municipio. Junto con sus hermanas y otras señoritas, recibió un curso de corte y confección que impartió la tía Adelina Bautista Priego, lo que le sirvió para poner un taller de costura donde, además de enseñarle a tantas y tantas señoritas, les daba trabajo, ya que en su taller se confeccionaban uniformes escolares y prendas de vestir como; pantalones, camisas, faldas, mandiles, etcétera, y surtía de telas y ropa de vestir a comunidades de Azoyú y de otros municipios.
La tía Chencha tenía, además su tienda de abarrotes donde vendía al mayoreo y menudeo. En resumen, era una mujer dedicada al negocio y al comercio.
De joven fue hermosa, igual que mi madre y mis otras tías. Se sabe en el pueblo que mi padre Isaías López Oliva llegó a Azoyú (en el año de 1944) como maestro musical para poner por primera vez la danza de “La Conquista”, mi tía Ausencia fue la Malinche de dicha danza, lo cual causó gran admiración y expectación entre la gente del pueblo. Las dos: la tía Chencha por su belleza y la danza por su colorido, vestuario y significación.
Bueno es mencionar que tía Chencha era muy afecta a la lectura de obras literarias, revistas de moda y de entretenimiento que mandaba a comprar al puerto de Acapulco. He de confesar que fue en su casa, donde de niño, empecé a leer revistas de historietas y algunos libros; y fue ahí también, que escuché las primeras canciones que magistralmente interpretaba Julio Jaramillo, canciones que aún perduran en mi gusto personal y forman parte de los recuerdos de mi niñez.
ADIOS TIA CHENCHA
Al salir de Marquelia, el día 28 de octubre por la mañana, en la Iglesia estaba una banda musical tocando las mañanitas a SanJudas Tadeo, intercesor de las causas difíciles. Al pasar por Juchitán, igualmente, una banda de “Chile frito” tocaba en honor a San Juditas. Kilómetros adelante, se encuentra el poblado de San Isidro El Puente, donde también se preparaban para festejar al Santo Varón.
Llegando a “El Carrizo”, empezaron a desfilar los árboles de bocote, que por estas fechas, con sus blancas e inodoras flores, anuncian a “Todos Santos” ó “el “Día de muertos”. Un aire fresco y una lluvia finita, me hicieron recordar la presencia del frente frío número 8, anunciado por el Servicio Meteorológico.
Al llegar a Azoyú, me dirigí a la casa de Tía Chencha. La encontré acostadita en su ataúd; en su semblante se reflejaba la paz de quien ha cumplido a cabalidad con su misión de hija, de esposa y de madre. De quien llega satisfecha a la presencia del Señor para entregarle el alma que le fue dada…ó prestada!. Le susurré al oído-“¡hasta luego, Tía Chencha!... tus hermanas, tus hijos, sobrinos, nietos, parientes y amigos, te llevaremos por siempre en nuestras mentes y en nuestros corazones”!
¡pero, ¡no!...tu misión no está acabada, que ni es la nada el punto en que nacemos; ni el punto en que morimos es la nada. Círculo es la existencia y, mal hacemos, al querer medirla le asignamos, la cuna y el sepulcro por extremos! (Manuel Acuña)